27-06-2016
Carlos M. Padrón
El artículo que copio abajo, de autor anónimo, contiene verdades como catedrales.
Son verdades de lógica aplastante que apoyan lo que varias veces he dicho: la democracia tiene un roto, una especie de hueco, que, habida cuenta de que la llamada masa —a veces plebe— aumenta cada día, y de que a quienes la integran se les da más poder también cada día, no se vislumbra una solución a este problema como no sea que, como ya ha ocurrido antes en la Historia, el “péndulo” se vaya del otro lado, lo cual, como todo extremo, resultaría pernicioso.
El genial articulista anónimo hace un símil entre Belén Esteban y un Nobel de Física. Usaré los mismos personajes para ilustrar en qué consiste el roto que hay en las democracias: el voto de la Belén vale lo mismo que el del premio Nobel. Y como cada vez hay más Belenes, las democracias van camino de convertirse, como ya se han convertido en algunos países, en oclocracias.
La esencia del artículo que sigue ya la resumió hace años Ortega y Gasset en su lapidaria frase “La masa no tiene razón ni siquiera cuando la tiene”, frase por la que casi me botan de IBM, según ya conté AQUÍ.
Mis felicitaciones al autor anónimo de este artículo porque ha sabido resumir en una pocas líneas el origen de uno de los grandes males sociales —tal vez el mayor— de nuestro tiempo.
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24-06-2016
Camerón de la isla metió la gamba
Esta nueva moda nefasta de preguntarle al pueblo sobre cosas de las que la gente del común no tiene ni pajolera idea, trae estas consecuencias.
Los ignorantes son más que los cultos, los que leen son menos que los emocionales, los documentados son pocos comparados con esa sobrevalorada entidad llamada calle.
La lerdez se inspira en la TV, y no en las cátedras. Si queremos que triunfe la ignorancia, los populismos y los extremismos, ¡preguntémosle a la gente!
¿Quién tiene más seguidores, Belén Esteban o el último Premio Nobel de Economía?
No señores, no hay que consultarlo todo, no hay que hacer referendos para cualquier cosa. Si se hubiera sometido a votación la Evolución, habría salido que no. Si por votación fuera, los aviones no volarían, las vacunas no existirían, y las mujeres no tendrían derechos. La Tierra sería plana y Einstein un fracasado que escribe incongruencias.
Tengo por seguro que la mayoría casi nunca tiene razón.
Un arquitecto no somete a sufragio sus cálculos de estructuras entre los obreros, un cirujano no pregunta a sus asistentes cómo operar. La sociedad inteligente confía en los que saben de cada disciplina, y sigue sus consejos. El gobierno de los tontos se obtiene preguntándolo todo.
Las opiniones no hay que CONTARLAS, hay que PESARLAS. Tres sabios aciertan donde tres millones de «ciudadanos» se equivocan.
Cagada descomunal de Camerón de la Isla.
Ahora Irlanda del Norte querrá unirse a Irlanda; Escocia se independizará y se unirá a la UE; y todos los separatistas de Europa verán su oportunidad de destruir unidades.
Por cierto, que la palabra Cameron viene de camarón, y en portugués y español significa GAMBA: la que ha metido James.
Cortesía de Juan Antonio Rodríguez
