[*Opino}– Nuestro fútbol y otros deportes que se juegan con pelotas o balones

25-03-2016

Carlos M. Padrón

Al artículo que copio abajo, yo le añadiría que uno de los factores que ha hecho del fútbol el deporte rey —y me refiero al fútbol nuestro, al latino, europeo y, cada vez más, asiático, no esa salvajada que los useños llaman football—es que es el más “natural” de todos, o sea, que para jugarlo hace falta muy poco: un balón y un campo bien demarcado. Póngase una pelota ante un niño, y su intención será patearla.

Por ejemplo, en el béisbol hace falta un bate, una almohadilla, un protector para la cara del que creo que se llama catcher, etc. En el tenis, una raqueta, una red, y un campo bien demarcado. En el baloncesto, dos aparatajes con sus cestas y redes, etc.

Tiene el fútbol, además, otra particularidad que lo hace atrayente y lo distingue de otros deportes populares: su dinámica.

Personalmente me disgustan los deportes en los que se interrumpe el juego para que los jugadores hagan una especie de conciliábulo para acordar estrategias, jugadas especiales y demás. Me resultan muy aburridos.

No menciono el golf porque ése no es para mí un deporte; es una actividad al aire libre pensada para hablar, hacer negocios, relaciones públicas y, posiblemente, como Facebook, para chismorrear.

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24-03-2016

Patricia Ramírez

¿Por qué el fútbol, el deporte de todos, es el deporte rey?

El fútbol es un deporte que disfruta la familia al completo, no solo viéndolo, sino practicándolo. Es el deporte rey en España. ¿Por qué?

El fútbol despierta emocione y genera complicidad; es fácil jugar a él porque sólo necesitas un parque, un balón y unos amigos. Lleva arraigado en nuestra cultura muchísimos años y, a través del equipo y del fútbol transmitimos emociones, una filosofía y un sentir a los nuestros.

Una familia al completo puede vivir el sentimiento de pertenencia que les lleva a emocionarse y vivir un rato de forma intensa. Ver el fútbol une; practicarlo, une todavía más.

El fútbol es para niños, niñas, padres y abuelos. Pero no el fútbol profesional que presiona a los chavales transmitiendo la idea de que son Cristianos y Mesis, sino el fútbol capaz de inculcar valores, de llevarnos a disfrutar de un partido en una excursión de domingo, el fútbol que se practica para divertirse con amigos y que nos enseña a competir, a ser generoso, a ser titular y suplente, el fútbol que enseña a ser disciplinados y puntuales, a recoger el material y a tener compromiso con el proyecto del grupo.

Ese fútbol de niños y niñas que serán administrativos, ingenieros, médicos, fontaneros, panaderos, policías locales, que no serán grandes estrellas, pero que les habrá dejado en ellos la huella del disfrute, de las agujetas, el dolor de perder o la euforia de ganar. Una experiencia que les habrá enseñado la importancia del trabajo en equipo, que tanto escasea en nuestra sociedad.

El futbol nos enseña a:

Ser generosos

Competir

Ser titular y suplente

Ser disciplinados y puntuales

Ser comprometidos

El fútbol también es respeto, hacia el árbitro, hacia el rival, hacia el míster que entrena más por vocación y pasión que por el ingreso económico que le genera, hacia los compañeros que, aun estando lesionados, acompañan al equipo para dar apoyo emocional pase lo que pase. El fútbol, bien entendido, es una escuela para la vida.

Si eres niño, niña o adolescente, puedes aprender a escuchar, a comunicar, a motivar, a esforzarte para conseguir un premio, a ser protagonista o a esperar tu momento en el banquillo, a decidir no trasnochar porque prefieres estar fresco el sábado por la mañana y así dar lo mejor de ti a tu equipo.

El fútbol también te ayudará a tomar decisiones respecto a la vida poco saludable: recuerda que un deportista, sea de primera división o del equipo de su barrio, descansa, se cuida, no fuma, no bebe y se alimenta de forma correcta. Los deportistas tenemos eso: que priorizamos la vida sana por encima de lo que nos perjudica. Un deportista es fuerte, ágil, sanote y con valores. Y tiene claro cuál es el mundo al que decir que sí y de qué otro mundo debe alejarse y poner distancia.

Si eres padre o madre, recuerda: tú también juegas. Si no lo haces físicamente, sí que lo hacen tus valores y tu ejemplo. Tu hijo necesita tu apoyo, juegue bien o juegue mal, pierda o gane. No necesitas un hijo que marque goles, necesitas un hijo que disfrute de tu presencia, que se sienta orgulloso de tenerte en la grada y que, cuando falle o acierte, te mire y tenga tu aprobación y tu seguridad.

Los padres no dan órdenes, ni instrucciones, ni dicen cómo tienen que jugar. Los padres acompañan, suman, respetan, apoyan en el fracaso y en el éxito e incitan el respeto hacia el rival y hacia el árbitro. Un padre y una madre que juegan al fútbol son aquellas figuras de los que un hijo se siente orgulloso.

Al abuelo y a la abuela hay poco que decirles. Su experiencia, la edad y el sentido común les convierten en prudentes, facilitadores, buenos consejeros, animadores y motivadores. Juegan siempre a favor porque apoyan de forma incondicional, no tienen una queja y todo les parece bien. Si acompañan a los nietos a jugar, su sola presencia, calma. Y si fuera por ellos, saltarían a ayudar a recoger el material después del partido.

A todos los que jugáis y participáis en el fútbol, recordad cómo queréis ser recordados, qué imagen queréis que os represente, cómo os gustaría que se hablara de vosotros. Porque ésa será vuestra seña de identidad. Comportarnos de forma ejemplar es una de las elecciones más sabias que podemos tomar.

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[LE}– ‘Discrepar de’, no ‘discrepar con’

17-03-2016

Con el verbo discrepar, la persona o cosa con la que se está en desacuerdo se introduce con la preposición de, no con.

En los medios es frecuente encontrar frases como

  • «Keiko Fujimori discrepa con Julio Guzmán» o
  • «Huidobro señaló en una rueda de prensa que discrepaba con el comunicado».

El Diccionario Panhispánico de Dudas señala que discrepar significa ‘estar en desacuerdo con alguna persona o cosa’, aclara que en el uso culto se construye con un complemento introducido por de y censura el uso de la preposición con.

Así, lo apropiado es decir que se discrepa de alguien o de algo, no con alguien o con algo.

De ese modo en los ejemplos anteriores lo adecuado habría sido escribir:

  • «Keiko Fujimori discrepa de Julio Guzmán» y
  • «Huidobro señaló en una rueda de prensa que discrepaba del comunicado».

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[Hum}– En el urinario

En un urinario público hay dos hombres haciendo pipí uno al lado del otro. Entre ambos tiene lugar el siguiente diálogo:

—Oiga, ¿usted es judío?

—Bueno,… pues… sí

—¿Y de Sudbury, verdad?

—¿Cómo lo sabe?”

—Espere, espere. Sus padres iban al templo de Immanuel, ¿a que sí?

—Sí, ¿¡pero usted cómo puede saber todo esto!?

—Es que Minski, el rabino de ese templo es el único que hace las circuncisiones cortando en ángulo, ¡y usted se está meando en mi zapato!

[LE}– Semana Santa: mayúsculas y minúsculas

24/03/2016

Con motivo de la celebración de la Semana Santa, se recuerda en qué casos hay que emplear las mayúsculas y en cuáles las minúsculas en los términos y expresiones relacionados:

1. Tal como indica la Ortografía, los sustantivos y adjetivos que forman parte del nombre de los períodos litúrgicos o religiosos se escriben con inicial mayúscula: la Cuaresma, la Semana Santa, la Pascua.

2. También se escriben con mayúscula las denominaciones Viernes de Dolores, Domingo de Ramos, Jueves Santo, Viernes Santo…

3. Lo recomendable es escribir los nombres de los pasos, imágenes y cofradías con mayúsculas iniciales y sin cursiva ni comillas: La Borriquita, La Sagrada Cena, El Prendimiento, Cofradía del Cristo de la Columna, Hermandad del Cristo de la Corona…

4. Se escriben con inicial minúscula los términos religiosos como vigilia, eucaristía, misa, confesión, comunión o procesión.

5. También se escribe con inicial minúscula viacrucis o vía crucis (las Academias prefieren la primera grafía; no se considera apropiado vía-crucis).

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[*Otros}– Un rayo de sol demostrará este domingo que los aborígenes canarios sabían de astronomía

18/03/2016

Los primeros rayos del sol de este domingo iluminarán durante unos minutos el conocido, según la tradición popular, como Túmulo del rey de la Necrópolis de Arteara, en Las Palmas (Canarias).

Mientras, el restante millar de sepulturas que conforman el cementerio aborigen permanecerá en semipenumbra.

Así lo ha explicado el doctor en Historia y técnico superior del Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo de Las Palmas, Javier Velasco, en una entrevista concedida a Europa Press en la que agregó que se trata de un fenómeno astronómico particular que sólo ocurre en los equinoccios de primavera.

De esta manera, entre las 08.55 y las 09.05 horas del domingo, 20 de marzo, un haz de luz solar comenzará a salir por una degollada natural del Macizo de Amurga y se dirigirá directamente hacia el Túmulo del rey.

Este sepulcro en concreto ocupa un lugar destacado en el yacimiento arqueológico prehispánico y está ligeramente más elevado que otros dentro de la necrópolis, aunque no es el más grande del complejo.

Según lo que han podido averiguar los historiadores, en el Túmulo del rey se enterró a un chico de entre 15 y 17 años que es muy probable que ocupara un papel importante y prominente desde el punto de vista social. «De ahí a saber si era noble, guanarteme [un rey aborigen grancanario] o cualquier otra cosa, ya es especulación», matizó el doctor en Historia.

Por su parte, Velasco relató que el joven falleció en el siglo VIII d.C., una datación que ha permitido saber a los investigadores que se estuvieron depositando personas fallecidas en la necrópolis durante 400 o 500 años, hasta alcanzar los 1.000 túmulos localizados.

Con todo, la sociedad en que habitó el chico del Túmulo del Rey presentaba serias desigualdades sociales y vivía principalmente de la agricultura, aunque también era importante la ganadería, complementada con la pesca y la recolección de productos marinos.

Durante buena parte del desarrollo histórico de los antiguos aborígenes de Las Palmas, y más en el siglo VIII, permanecieron sin tener contacto con el exterior, al menos de forma regular u organizada.

En este sentido, los europeos comenzaron a frecuentar las aguas canarias a finales del siglo XIV y principios del XV, siendo ya en este último siglo cuando tuvieron lugar los primeros intentos de conquista de Las Palmas con la llegada de las tropas normandas.

El experto relató también que este hecho de que el sol ilumine justo este túmulo durante el equinoccio de primavera ya era observado por los aborígenes de «Tamarán» —nombre con el que los antiguos isleños llamaban a Las Palmas antes de la conquista española— con el objetivo de controlar el paso de las estaciones.

«Para los aborígenes, el control de los ciclos anuales, entre ellos los cambios de estación, tenía una importancia vital porque les permitía también controlar sus actividades económicas. No es extraño que determinados acontecimientos que son observables en lugares singulares estén asociados a marcas equinocciales o solsticiales y, en este caso, además se puede asociar con un componente mágico y religioso», dijo.

Este tipo de observaciones astronómicas repetitivas —como los movimientos de las estrellas, los solsticios o los equinoccios— era una práctica habitual en el paleolítico superior, y la tuvieron del mismo modo los aborígenes para controlar el tiempo.

«El control del tiempo significa tener la capacidad de predecir —añadió— y de organizar las actividades económicas, sociales y políticas. Era algo consustancial a la vida diaria. Hoy sabemos cuándo cae Semana Santa porque tenemos un calendario pero, por ejemplo, la Semana Santa es una fiesta marcada por los ciclos lunares».

Necrópolis prehispánica

El yacimiento arqueológico de Arteara es una necrópolis prehispánica que ocupa dos kilómetros cuadrados y alberga un millar de estructuras tumulares, en su mayor parte, de naturaleza simple —espacios funerarios apenas protegidos por piedras amontonadas—.

Desde hace al menos seis generaciones, se mantiene la tradición oral de que los días del equinoccio de primavera y otoño los primeros rayos del sol en su salida por el Risco de Amurga, iluminan una de las construcciones funerarias más singulares del enclave arqueológico, el conocido como Túmulo del Rey.

Por ello, y con este motivo, el Cabildo de Las Palmas ha organizado una visita guiada para este domingo que ha tenido una gran acogida, completando todas las plazas ofertadas. La excursión durará unas tres horas, partiendo desde muy temprano de la capital grancanaria —sobre las 6.30 horas—, pues la salida del sol por Amurga está prevista en el entorno de las 9 horas de la mañana.

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[Hum}– Mesera polifacética

Llegan tres amigos a un restaurante especialista en servicio expreso, se acerca la mesera y les pregunta:

Mesera: – ¿Qué desean tomar?
Amigo 1: – Una malteada de fresa.

La mesera se saca el seno derecho, lo oprime y le sirve su malteada.

Se vuelve entonces al otra amigo y le pregunta:

Mesera: – ¿Y usted?
Amigo 2:– Una malteada de chocolate.

La mesera se saca el seno izquierdo, lo oprime y le sirve su malteada..
Se vuelve entonces al tercer amigo y le pregunta:

Mesera: –  ¿Y usted??
Amigo 3:  No, gracias. Yo quería una sangría, pero ¡mejor, no!

[LE}– ‘Cualesquiera’ que sean los motivos, no ‘cualquiera’

16/03/2016

El plural del adjetivo y del pronombre cualquiera es cualesquiera, no cualquieras ni cualesquieras, tal como indica el Diccionario Panhispánico de Dudas.

En ocasiones, en especial en la lengua hablada, se emplea erróneamente el singular por el plural:

  • «No se justifica su comportamiento, cualquiera que sean los motivos que le han llevado a ello»,

ejemplo en el que lo apropiado habría sido decir

  • «No se justifica su comportamiento, cualesquiera que sean los motivos que le han llevado a ello».

Por otra parte, probablemente debido a un afán de ultracorrección, a veces se usa el plural para el singular:

  • «Se juzgará a aquellos que hayan cometido cualesquiera delito»,

donde lo adecuado habría sido escribir

  • «Se juzgará a aquellos que hayan cometido cualquier delito».

Este patrón varía, sin embargo, cuando cualquiera se emplea como sustantivo con el significado de ‘persona de escasa relevancia’; en ese caso su plural es cualquieras: «Son unos cualquieras».

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[Hum}– Inventor sorpresa

En la escuela, Pepito presume ante sus amiguitos de saber quién inventó los preservativos.

—¿Quién inventó los preservativos?

—Los Reyes Magos.

—No puede ser…

—Sí, mi papá me dijo que los Reyes llegaron con dádivas, con regalos y con dones.