[*Opino}– Tal vez la impuntualidad crónica sea una enfermedad, pero…

12-01-2016

Carlos M. Padrón

Según el artículo que copio abajo, hay casos en que la impuntualidad se debe a una enfermedad a la que han llamado «llegatardismo», pero con la invasión de smartphones que hay en el mundo actual, ya las víctimas de esa enfermedad no tienen excusa: basta con que activen una alarma cuando hacen un compromiso que les obligue a cumplirlo a determinada hora.

Que por su impuntualidad crónica el señor Jim Dubar —a quien le han diagnosticado «llegatardismo»— haya cosechado todo lo que se cuenta en este artículo, no me extraña, pues así como no me gusta tener cerca a un leproso, aunque sé que no tiene culpa de serlo, no me gusta tampoco tener que lidiar con una persona impuntual.

~~~

12/01/2016

Un hombre consigue que le diagnostiquen «llegatardismo»: la enfermedad de la impuntualidad

Si siempre llegas tarde a los sitios cuando te citas con amigos, o el jefe te echa demasiadas broncas porque no estás a tu hora en la oficina, tal vez ahora tengas un motivo para justificar tu impuntualidad.

Al menos sí lo tiene el escocés Jim Dubar, que literalmente no es capaz de llegar a su hora en ninguna ocasión. Este hecho ha provocado que la vida de este hombre sea un auténtico caos, puesto que a causa de su impuntualidad ha sido despedido de muchos trabajos, ha estropeado posibles relaciones amorosas, y ha perdido alguna que otra amistad.

Casi todos conocemos a alguien que tiene este mismo defecto, pero nunca se nos habría ocurrido que podría tratarse de una patología crónica. Al parecer, a Jim Dubar le han diagnosticado un trastorno que le impide llegar puntual a sus citas. Según los resultados de las pruebas a las que fue sometido, el cerebro de este escocés no es capaz de estimar cuánto tiempo trascurre desde que empieza a realizar una actividad, por lo que no puede calcularlo de forma precisa y, por lo tanto, no puede llegar a la hora acordada, a no ser que se produzca una casualidad.

«Una vez acordé con un amigo en que lo recogería a medio día para irnos de viaje, y llegué cuatro horas tarde. Mi amigo estaba furioso porque perdimos el ferry que teníamos reservado», confiesa al diario Evening Telegraph. «En otra ocasión, otro amigo me invitó a comer y llegué más de tres horas tarde. Me he estado culpando toda mi vida por mi terrible impuntualidad ¿por qué no puedo llegar a tiempo a las citas? Ahora sé que es un trastorno, y esto me ha aliviado mucho», añade este impuntual crónico.

Deja un comentario