En una mudanza, cuatro gallegos tenían que subir un piano al piso 10 de un edificio. Como se estaban cansando mucho, uno le preguntó al capataz:
—Oye, Jesús, ¿es que falta mucho?
—Ostia, ¡que no he llevado la cuenta! Descansemos un poco, y que vaya uno a ver cuántos pisos faltan.
—Que yo no, coño, que estoy muerto de cansancio!—, contestaron dos al unísono.
Pero Manolo, el más fuerte y bruto de los tres, dijo:
—¡Puñetera vida! ¡Esperad, tollos!
Y se fue a los saltos por la escalera. Al rato volvió y dijo:
—Jesús, tengo una noticia buena y otra mala.
—Dinos la buena.
—La buena es que faltan sólo cuatro pisos.
—Pos guárdate la mala hasta que subamos—, respondió Jesús.
Llegados con el piano al piso 10, dijo Jesús:
—A ver, Manolo, ¿cuál es la mala?”
—Que éste no es el edificio.
