[*IBM †}– Juan Llorens Fábregas

Juan Llorens 

  • Fecha: 01-09-2015
  • Lugar: Caracas
  • Causa: Paro respiratorio
  • Edad: 72
  • Posición en IBM: Gerencia de Information Systems
  • Nació en: Caracas
  • Reposa en: Cementerio del Este (Caracas)

Información adicional

Por medio del exIBmista, Antonio Ramírez, me llegó la noticia, estando yo en República Dominicana, del fallecimiento del entrañable amigo Juan Llorens, una de las mejores personas que he conocido. Y por medio de los también exIBMistas Germán Álvarez e Ítalo Piccolo conseguí la información que arriba he puesto. Gracias a los tres.

De Juan Llorens recibí en IBM, cuando comencé como vendedor en la Sucursal Finanzas, parte del territorio que, también como vendedor, tenía él.

Departimos mucho socialmente, pues teníamos hijos de edades casi iguales, y mantuvimos frecuente contacto postal cuando él estuvo estudiando en Baton Rouge (USA). Últimamente, nuestro contacto era casi siempre por e-mail o por teléfono.

¡Que descanses en paz, querido amigo!

La foto de la izquierda es de 1974; la otra, es reciente

In memóriam

Enviado el 23/11/2015 a las 17:49 por el exIBMista Juan Fermín Dorta.

Cumpliendo los 81 me tomé un año sabático, incluso del blog del mentado Padronel, y por ello me entero con más de un mes de atraso de la desaparición de Juan Llorens Fábregas.

Como escribió Juan al dedicarme uno de sus libros, fui su primer jefe.

Sería sobre la segunda década de los 6O. No sé de dónde salió ni quien lo recomendó, pero al flamante Gerente de Educación de Suma Sistemas (NCR) le presentaron al joven Llorens como el nuevo empleado. Hablé con él, le indiqué su escritorio y le asigné su primer trabajo: ordenar la biblioteca. Y aquel joven, modesto, calladito, hormiguita, comenzó su trabajo.
Décadas después, entrando en el Centro Catalán, vi su apellido en la puerta. No me lo comentó nunca, pero es que a su padre, exiliado catalán, lo habían honrado dándole su nombre a la biblioteca. ¡Vueltas de la vida!

Pasaron los años, y estando yo en IBM. Fichan a Juan y comienza su larga andadura en el gigante azul; ya habían pasado como 15 años.
¿Cómo era Juan? No preguntes. Tenía una mirada parecida a la de Messi: no mojaba pero empapaba. Lo difícil lo hacía fácil.

El tiempo que no le dediqué antes, tampoco se lo dediqué ahora cuando comenzó a destacarse con sus estudios en sistemas de información y otras “pelusas”.

Y al paso de los años intenté, en forma aleatoria, buscar la forma de verlo, quizás cada año, en compañía del WebMaster favorito, el mentado CMP.

En nuestros encuentros arreglábamos el mundo y nos reíamos; sus chistes eran muy buenos. Por cierto, la última vez que lo vi lo abracé fuerte y le di un ligero beso en la mejilla, al estilo futbolista argentino. Luego me volví a Charlie Brown —el propio Padronel— para darle el suyo, y él, muy ríspero, as usual, que no se dejó y saltó a la mesa de al lado.

La modestia de Juan se mostraba hasta en lo poco explicativo que era para contarnos sus logros, que había que sacárselos a punta de preguntas. El encontraba el logro en hacer las cosas. Daba el resultado sin sazonarlo ni ponerle un poco de valores agregados.

Era el hombre más íntegro en sus creencias y convicciones. Escuchaba y opinaba muy escuetamente. “Oye, chamo, eres del Madrid ¿verdad?”, le dije una vez con doble intención. Ni se inmutó; me miró por encima de los lentes y me desarmó.

En su momento ya se había casado con Deltry Musso Lovera, y tuvieron a Manuel y Miguel, pero ¡qué destino, Dios! a décadas de distancia, casi en un año perdió a su hijo y a su hermano Manuel.

Como sería mi respeto por su dolor —habían asesinado a mi hijo mayor, sí sabría yo el dolor de un padre!— que murió Juan y nunca le traté el tema.

La personalidad de Juan, su bonhomía, su sobriedad darían no para hacer este breve y sentido recuerdo, sino para escribir un poemario.

Y tengo que terminar con un recuerdo a su caballerosidad con las damas y su buen hablar en general.

Nunca le oí ni siquiera un comentario, una palabra de admiración cuando el grupo hablaba de alguna muchacha de buen merecer. Ni se volteaba cuando hasta el mismo aire vibraba por el paso de una moza. Mientras los moscardones de IBM-Capriles suspiraban y comentaban, él, simplemente, en un gesto muy característico, sacaba la caja de cigarros, le daba un golpe de índice, se llevaba un pitillo a la boca y lo encendía.

Ni para contar sus chistes, todos buenos, nunca le oí usar palabras de doble sentido. Ni los no j…orobes, ni los carrizos tan españoles. Claro: ¡era catalán!

Juan: en mis 42 años en la UCV + 12 en la Católica, más los centenares de actividades educativas en Apple, IBM, Grupo Cisneros —y sigue mi curriculum— nunca encontré una persona tan valiosa, tan exigente y tan pura como tú. Hace un par de meses comencé a tener sueños con desaparecidos familiares, y encargué misas para mis padres, abuelos, hijo, alguna tía abuela, etc. en la parroquia Don Bosco.

Juan, en la tanda de misas del próximo diciembre encargaré la tuya. Y, que quede claro, lo haré para que no digas: “Este carajito se olvidó de mi”, porque, Juan, un espíritu como el tuyo se ve una vez en la vida y, cuando se van, uno queda con la pena de no haber hablado sobre todo lo que pudimos haber hecho y no haberte dicho cuanto te quisimos.

[*Otros}– De Baja California a La Palma… a comprar semillas de tagasaste

10/08/2014

Esther R. Medina

El emigrante palmero Luis Martín, que lanzó hace un año la oferta de compra de simientes de esta planta forrajera, se encuentra en la Isla para efectuar la transacción comercial.

Ha pagado más de 3.000 euros por tres kilos. “Quiero comer en México queso como el de mi infancia”, asegura.

El emigrante palmero Luis Martín, que reside desde hace 22 años en Baja California Sur (México), se encuentra estos días en la Isla para adquirir los tres kilos de semillas de

tagasaste

que había solicitado, y por los que ha pagado más de 3.000 euros.

Quiere construir “un rancho, como una minúscula isla de La Palma, en el centro de Baja California Sur, y comer queso palmero con las cabritas alimentadas con tagasaste, como en la infancia”, ha explicado.

Luis, cuya familia procede de Mazo y Breña Alta (La Palma), ha venido acompañado de uno de sus cuatro hijos, David Martín Rubalcava, de 26 años, licenciando en Ciencias Políticas en París, y en la actualidad asesor del senador más joven de México, Ricardo Barroso.

David asegura que “estoy aprendiendo todo lo que puedo sobre el tagasaste, una planta que me ha descubierto mi padre y que tiene unas propiedades increíbles”. Le gustaría ponerse al frente de la explotación familiar que, de momento, es “un capricho” de Luis, según él mismo reconoce.

Recibió “decenas y decenas de propuestas”

Pocas horas después de que hiciera pública su oferta de compra de semillas de tagasaste, a 1.000 euros el kilo, comenzó a recibir “decenas y decenas de propuestas, pero muchas no me merecían confianza”, dice. Al final logró tres vendedores fiables que le recolectaron la simiente en Breña Alta, Tijarafe y Garafía.

“Las próximas que compre las pagaré más baratas, pero éstas eran las primeras y no me importaba dar 1.000 euros por kilo”, ha señalado.

La siembra de tagasaste en el rancho de Luis Martín —situado a 100 kilómetros de Los Cabos, uno de los destinos turísticos más importantes de México—, se ha retrasado por cuestiones burocráticas derivadas del proceso de importación de la semilla.

“Tuve que presentar un estudio de impacto ambiental porque vivo en una zona de flora autóctona protegida, donde nunca ha entrado legalmente semilla de tagasaste”, subraya. Sólo podrá importar un máximo de tres kilos. Cada mil gramos contienen, aproximadamente, unas 45.000 simientes.

Pero Luis no podrá tener en su finca, que lleva el nombre de Los Dragos —en recuerdo a los Dragos Gemelos de Breña Alta—, cabras de raza palmera, dado que en Baja California Sur las temperaturas en verano rondan los 38 grados, un calor que no soportarían estos animales.

La solución ha sido fácil: cabras majoreras, acostumbradas a los hábitats de zonas áridas. “Ya tengo los vientres para inseminar”, ha afirmado.

Este proyecto cuenta con el asesoramiento de técnicos del Gobierno de Canarias, entre los que se encuentran el palmero Juan Capote, investigador del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA) y una autoridad mundial en ganado caprino.

Luis comenta, en tono de humor y sin ánimo de ofender, que “ahora necesito exportar un ‘mago’ de La Palma que entienda de tagasastes, para poner en producción la finca”.

El tagasaste, en su opinión, “es una aportación de La Palma al mundo”. “En los próximos meses haremos un viaje a Australia para evaluar” lo que han hecho en este país con esta planta forrajera, con la que “también fabrican pienso y hay un mayor alcance en su uso”, dice.

Luis y David han visitado el municipio de Garafía este miércoles y “sorprendentemente, observamos que una parte de la dieta de nuestras cabras viene importada de la Península; si mi abuelo se enterara de esto estaría dando saltos en la tumba”, afirma.

La finca Los Dragos nació como un capricho de Luis, pero ahora ya se plantea que su hijo David se ponga al frente y la convierta en una explotación rentable. “Él tiene la ventaja de que cuenta con la propiedad y con posibilidades de promocionar la producción agrícola al más alto nivel”, destaca.

Y a David no le desagrada la idea, al contrario. Este joven de 26 años formado en París, asesor en el Senado de México, se encuentra realizando un viaje por el mundo y se citó con su padre en Canarias para interesarse por el tagasaste.

“He visitado ya ocho países de Asia y ahora viajo a Marruecos, pero quiero aprender todo lo que pueda sobre esta planta increíble, que me la ha descubierto mi padre y que tiene grandes beneficios”. “A mí me atrae la cultura del Archipiélago en general, y la palmera en particular, que es muy rica y muy poco conocida en el mundo; en México no hay ni un restaurante de comida típica canaria; quiero empezar a producir allí y despertar el interés por productos como el queso palmero”, avanza.

Y David se ha enamorado en La Palma del perro pastor garafiano, y se ha propuesto llevarse al país azteca una pareja. “Los quiero para pastorear los rebaños de cabras; cuando vuelva de Marruecos los recogeré y allí tendrán crías, así que espero que un día haya más perros pastor garafiano en México que en La Palma”, comenta en tono de humor.

Fuente

Cortesía de Roberto González Rodríguez