02-01-13
Natividad Recio
Hoy fue un día espeso.
Mi madre lleva 33 días hospitalizada. “El médico” pasa, cuando puede, entre las 9 y las 15, y si preguntas a la enfermera no sabe nada, dice que no está informada de las horas.
Hoy he estado en espera desde las 10 a las 14:45. A esa hora se apareció por fin «el señor», y fue una suerte, pues era un tío legal. Cuando le pedí que se explicara, se sentó y se dignó contarnos, a mi madre y a mí misma, de qué se trataba la cosa. Mañana la trasladarán a Fuenfría (1), un hospital de larga estancia para curarle un herida que tiene en la pierna.
Hoy era un día raro en el hospital, fin de huelga de médicos. He conocido en estos 33 días a varios médicos que se iban pasando la paciente a base de informe de computador y enfermera, por lo que hoy, que han llegado todos a la vez y con ganas, las enfermeras estaban desbordadas, y un poco pasadas —quemadas, diría yo— y los familiares también; todo era más lento.
Paciencia. En una de estas idas y venidas, me he acercado al garito de los médicos y allí me encontré con uno de estos los dioses derrotado: 38 años, médico, e imagino que con su real MIR (Médico Internista Residente), una especialidad. ¿Cuántos años ha dedicado a prepararse —me pregunto—, para llegar hasta aquí?
«O haces lo que te digan o te vas a la calle, que hay muchos esperando; esto está mal. Dos hijos, y me moriré sin poder pagar la hipoteca. Su generación fue afortunada —me dijo, y yo me sentí mal—. ¿Qué nos pasó? Nos pasó que mi generación le hizo creer a nuestros hijos que éramos ricos, cuando en realidad crecimos sin agua corriente, con los segadores durmiendo en las cuadras durante el poco tiempo de la siega, y comiendo a diario cocido y sopas de ajo; de esto no hace tanto. Todo el dinero que nos llegó de Europa lo derrochamos en mármol, y ahora Macael (2) está en bancarrota».
Y en esto cayó en mis manos El Mundo de hoy donde leí acongojada que «El suicidio laboral desborda Francia – París. La línea de Metro que nace en La Défense, está acristalada».
Y me digo que hay que volver a leer El hombre en busca de sentido que nos ayudará quizás a retomar las ganas de vivir con ilusión y armonía.
Ante todo esto, he colgado en mi balcón una sábana blanca (3). Lo vi el otro día en Madrid en algunos balcones del Centro.
Os deseo un venturoso 2013, ya pasado y cerrado el 2012 sin fin de los tiempos; un 2012 que nos hizo darnos la vuelta para ver el entorno de forma diferente: todo patas arriba.
Ahora vamos a encarar el 2013 con la fortaleza de que disponemos para segar todo lo superfluo e innecesario en nuestras vidas. El 2013 nos liberará de cosas vanas y, con la energía de nuestros huesos, saldremos hacia adelante sin que nada ni nadie pueda oponerse, y con el secreto de la vida en nuestro bolsillo.
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(1) Este hospital está muy lejos de Madrid; necesitamos dos horas y media para llegar, y otras tantas para volver. Eso significa que no podremos ir a ver a mi madre todos los días, como sí podíamos en el hospital en el que estaba ahora.
(2) Pueblo de Andalucía que vivía de la industria del mármol.
(3) Ahora en España existen distintos colores para las distintas mareas que protestan. El blanco es para la Sanidad.
