08-10-12
Carlos M. Padrón
Para empezar, la generalización de que lo dicho no gusta a las mujeres no las deja bien paradas, pues da la impresión de que ellas fueran todas iguales, como robots cortados por la misma tijera.
Por otra parte, al «no me gusta» debe imponerse lo práctico y funcional, pues estas dos últimas condiciones son demostrables, pero el «no me gusta» no lo es, ya que las más de las veces se trata de un simple capricho.
Por eso suele decirse que acerca de gustos no hay nada escrito, pero sí lo hay acerca de lo práctico, útil, y funcional. Es el capricho contra la razón.
Vamos por partes.
1.- Usar chanclas con calcetines. ¿Qué tiene de malo? He conocido mujeres que lo hacen. Si tanto él como ella tienen una piel de las que se ampollan o laceran por nada, está más que justificado el uso de calcetines.
2.- Las uñas de los pies descuidadas, y 4. Cejas depiladas. ¿Es que quieren que uno vaya a hacerse pedicura. No, eso y lo de depilarse las cejas tal vez lo hagan los llamados metrosexuales, palabreja que se me antoja un eufemismo para no decir gay.
3.- Calzoncillos agujereados, o con la goma dada de sí. Es un asunto de tipo económico o de que falta quien sepa zurcirlos o ponerles una goma nueva. Al igual que en el punto 1, he conocido mujeres que llevan pantaletas (bragas) agujereadas. Es más, en un acto público, creo que en 2005, varios que estábamos en grupo vimos que una dama que fue Miss Venezuela llevaba pantaletas agujereadas.
5. Acomodarse «las partes» en público, y meterse el dedo en la nariz. A estos dos puntos digo lo que ya dije en De mocos y cubiertos. Puedo entender que, en público, no se hagan estas cosas, pero que sea la pareja de uno quien quiera que no se hagan es ya algo que raya en lo ridículo. ¿Debo esconderme de mi pareja si me molesta «el paquete»?
¿No han reparado estas mujeres en que cuando muchas de sus congéneres sobrepasan la menopausia, y parece que ya no tuvieran nada que aparentar, estando sentadas suelen abrirse de piernas y rascarse «sus partes» sin recato alguno, en presencia de su pareja y hasta de algún otro miembro de la familia?
Esto se me antoja bastante más feo que el que un hombre se acomode «el paquete», pues el hombre hace eso desde niño, pero la mujer no; ella lo hace cuando, como dije, ya siente que no debe aparentar que es una «señora fina», y no sólo se rasca sus partes sino que suelta palabrotas y cuenta chistes subidos de tono que apenas unos años antes consideraba totalmente inadecuados en boca de una «señora fina».
6. Camisetas de tirantes y escote en V. ¡Qué estupidez! Me gustaría saber qué tiene eso de malo, pero tal vez algo tenga, tanto para mujeres como para «varones» con deficiencia hormonal, por cuanto uno de éstos que notó que yo usaba camisetas de ese tipo, con un mohín de elevado amaneramiento le dijo a mi entonces mujer: «Cecilia, ¡yo nunca me casaría con un hombre que usara camiseta!».
7. Pantalones caídos. En esto sí estoy de acuerdo, pues llevar pantalones así no tiene nada de práctico ni de funcional. Además, quien los lleva parece ir disfrazado de mamarracho.
8. Memoria de pez. Esto no va conmigo, pues he sido siempre yo el que recuerda las fechas, y más de una vez he recibido críticas por recordar las que no son del agrado de ellas.
Siempre me he preguntado por qué esas fechas son tan importantes para ellas y para ellos no. Adivina, adivinanza…
9. Los pelos en el lavabo, la tapa levantada. Para dejar en el lavabo los pelos producto de una afeitada es necesario haber pasados varios días sin afeitarse. Además, al lavarse la cara, una vez terminada la afeitada, los pelos, muchos o pocos, se van por el sumidero.
Lo de la tapa del váter/poceta/inodoro es otro cantar, pues se trata de un asunto de funcionalidad y practicidad frente a una objeción netamente «estética». Para un hombre poder usar la poceta para orinar, deben estar levantados tanto el aro como la tapa, mientras que si ambos están bajos, la poceta no tiene utilidad para nadie.
10. Para lo de los eructos sería bueno que las mujeres que los critican no se emparejen con un oriental, pues hay algunos que eructan libremente tanto por arriba como por abajo.
Y lo del aliento a tabaco sí que me ha hecho reír porque el artículo en cuestión viene de España, país en que las mujeres fuman más que los hombres, y soy de los que creen que besar a una fumadora es como lamer un cenicero.
En fin, si a ellas no les gusta todo lo arriba listado, mejor es que hagan lo necesario para enmendarlo, porque, repito, lo para defender lo práctico y funcional hay siempre argumentos; para defender un gusto, no hay ninguno.
Además, en esto vale aplicar la pregunta «¿Por qué vale más su disgusto que mi gusto?». Si es porque ellas son mujeres, ¿no habíamos quedado en que éramos iguales?
Como esto siga así, llegará el día en que poner en práctica alguna de estas cosas que a ellas no les gustan podrá ser considerado, como en este caso, violencia machista.
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06/10/2012
Diez cosas que las mujeres detestan de los hombres
Cariñosos, atentos, dulces, amables,… ¿realmente existe el príncipe azul?
No, no nos dejemos engañar por las películas de Disney o románticas. El hombre perfecto no existe, y aquí te dejamos una lista de hábitos o costumbres que detestamos. ¿Qué te parece?
1. Usar chanclas con calcetines
Vale que sois pocos y muchos de vosotros extranjeros, pero os lo decimos igualmente y también a los que caísteis alguna vez, aunque sea a la hora de sacar la basura: ¿qué moda es ésa de llevar unas chanclas de playa con calcetines? ¡Es el mayor antídoto contra la seducción!
2. Las uñas de los pies descuidadas
Sabemos que estáis muy ocupados y agobiados con vuestros asuntos, pero, al igual que nosotras, tenéis uñas en los pies y, de vez en cuando, no está de más que os las cuidéis un poco (de la manicura ni hablamos, lo damos por descontadísimo).
3. Calzoncillos agujereados, o con la goma dada de sí
Dejaros de tanta cerveza y ahorrad para renovar vuestra ropa interior,… o para comprar matarratas, ya que está visto que algunos de vosotros las tenéis como mascota y os roen vuestra ropa más íntima. No somos muy exigentes con el estampado ni con la forma (para gustos, los colores), sólo nos conformamos con no salir corriendo al veros.
4. Cejas depiladas, o entrecejo frondoso
Todos los extremos son malos, y aquí tenemos un buen ejemplo de ello.
¿Chicos con cejas depiladas? Nunca jamás. Si tienes unas cejas bien pobladas recórtalas un poco, pero nunca te las depiles ni te dejes una línea minúscula; queda muy feo y no se lleva nada. Realmente, una mirada masculina es más atractiva cuando precisamente conserva eso, su masculinidad. Pero tampoco te pases: el entrecejo nos gusta limpio.
5. Acomodarse «las partes» en público
Esos gestos que a muchos os salen de forma casi involuntaria cuando vais andando por la calle no nos gustan nada. Ya puedes ser el chico más guapo, pero al hacer ese movimiento se te va todo el glamour del mundo. Bastante tenemos con ver a los futbolistas hacerlo en el campo de juego. ¡Si os molesta, os aguantáis o lo hacéis en privado! Gracias.
6. Camisetas de tirantes y escote en V
Aquí va una lección de moda, porque os tenemos cariño: fuera de vuestro armario las camisetas de tirantes para marcar musculito. Otra de las cosas que nos resulta estéticamente horrible es el escote en V (que deja vuestros marcados pectorales, nos hemos dado cuenta) en un hombre. No necesitamos ver vuestro pecho depilado, con la insinuación nos basta. Y no somos las únicas que lo pensamos: hay un grupo en Facebook que clama «No al escote masculino».
Ya sabéis, taparos un poco chicos, que vais a coger frío.
7. Pantalones caídos
Una cosa es llevar el pantalón un poco bajo y dejar ver la goma de la ropa interior, algo que puede resultar a veces hasta sexy, y otra bien distinta es llevar los pantalones casi a la altura de la rodilla.
Primera pregunta: ¿vais cómodos andando con ellos? Segunda: si pretendéis enseñar el calzoncillo, ¿por qué no os ponéis unos bonitos? Tercera y última: ¿por qué os ponéis cinturón si vais a llevar el pantalón a esa altura?
8. Memoria de pez
Ni fecha de cumpleaños, ni aniversario ni nada. Eso sí, pregúntales por la programación deportiva que seguro que se la saben de pe a pa.
No nos compensan los mimos a último minuto ni las excusas. ¡Ponte una alarma en el celular! Que tampoco es tan difícil (y además tienes al amigo Facebook, que te recuerda nuestro cumpleaños).
9. Los pelos en el lavabo, la tapa levantada
Muchas veces cuando los hombres acaban de afeitarse da la impresión de que ha pasado un tsunami por el cuarto de baño: agua por todos lados y resto de pelos desperdigados por el lavabo. Fregona y recogedor en mano., ¡os toca limpiarlo!
Lo mismo nos sucede con la tapa del váter. No soportamos tener que ir detrás arreglando vuestros despistes. Y a la próxima tened más cuidado. El enamoramiento no dura eternamente.
10. Los eructos, la falta de higiene en la boca, el dedo en la nariz
Nos espanta la cantidad de ruidos que podéis llegar a emitir, de todo tipo, sí, señor. Es un empezar y no parar, un continuo concierto que nos saca de quicio y que —atención— no nos resulta gracioso. Hay que añadir que el aliento a cerveza y tabaco no nos resulta sexy, a menos que estemos juntos de fiesta. Y la fascinación de algunos por escarbar en sus orificios nasales. No pasa nada si lleváis encima un paquete de pañuelos, chicos.
Fuente: ABC
