Este respetable hijo de las Afortunadas, a quien, por las relevantes prendas de carácter y simpatías que le adornan, dedicamos con suma satisfacción esta página, nació en la muy noble ciudad de San Cristóbal de La Laguna (Tenerife), hijo del rico propietario D. Juan de Castro y Soria* y de Doña Maria Madán y Lenar.
Llegó a La Habana el año de 1847 nuestro estimado comprovinciano, ingresando en el comercio, y poniéndose al frente de los negocios de la respetable casa de su señor tío, D. Julián Alfonso, rico comerciante y hacendado de la ciudad de La Habana.
Hombre ilustrado, de acrisolada honradez, cuya esmerada educación, actividad y constancia en el trabajo, le han granjeado las más grandes y respetables simpatías en los altos círculos sociales de esta culta capital.
Nuestro distinguido compatriota pertenece a la antigua y noble casa solariega de Castro, en la isla de Tenerife, y a la de los maroyagistas de Casa Madán en la misma provincia de Canarias.
Es socio fundador de la Asociación Canaria de Beneficencia y Protección Agrícola, de La Habana, y tesorero reelecto, durante muchos años, de la referida corporación, contribuyendo mensualmente con la cuota más crecida para sostenimiento de la misma.
En todos los actos benéficos, altamente patrióticos, político-civiles, en que la institución Canaria ha tomado parte, el Sr. de Castro Madán ha estado siempre a la mayor altura posible, dejando bien puesto su buen nombre, según consta en actas y en las memorias redactadas al efecto.
Cuando la ruidosa cuestión de las malhadadas contratas de emigrantes colonos, 1877-79, nuestro generoso y humanitario biografiado se suscribió espontáneamente con la respetable suma de cuatro mil pesos para ayuda del rescate de sus paisanos, que hablan sido sobornados por los agentes del conde de Casa Ibáñez con falaces ofrecimientos.
La bondad de este hijo de las Afortunadas es tan grande que jamás ha llegado a su despacho ningún comprovinciano desvalido al que él no haya atendido generosamente.
Canarios como nuestro respetable amigo el señor de Castro y Madán, bien merecen que la historia los consigne con el honroso título de «Benemérito de la Patria».
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(*) Francisco Antonio de Soria, biógrafo italiano, que nació en Massa D. Novi hacia el año 1730. Dejó escrita una obra de biografía y bibliografía, y unas memorias históricas críticas acerca de los historiadores napolitanos, y cartas a un amigo.
Juan Bautista de Soria, arquitecto italiano que nació el año de 1581 y murió en 1651. Este inteligente obrero construyó en Roma la fachada de la iglesia de la Victoria, la de la iglesia de San Carlos Catenaria, los pórticos y la fachada de San Gregorio y la iglesia de Santa Catalina de Serras, trabajos todos de gran mérito.
