19-02-12
Carlos M. Padrón
Una de las pocas con las cosas que, aunque atribuidas a los franceses, estoy de medio de acuerdo, es que, en relación a las diferencias entre hombres y mujeres, ellos dicen: «¡Viva la diferencia!«.
Lo de «medio» es porque no estoy muy convencido de que esas diferencias merezcan una celebración así de absoluta, pues en la lista que sigue hay muchas que, se las mire como se las mire, no ameritan celebración alguna.
Si bien hay que reconocer que no todas las mujeres muestran en su comportamiento los 50 casos de la lista, también hay que reconocer que la gran mayoría de ellas sí muestran la gran mayoría de tales comportamientos.
He aquí la lista:
- Gritar furiosa y llorar desconsoladamente durante la misma discusión.
- Conquistar a un mujeriego,… porque ella asegura que lo transformará en un hombre de familia.
- Dejar a un reluciente hombre de familia,… para conquistar a un mujeriego.
- En una cita, insistir en pagar la mitad de la cena,… y no volver a salir con él si acepta la oferta.
- En invierno, salir con minifalda, y con una blusa escotada y sin mangas, y terminar envuelta en un suéter enorme y prestado que dice «Viaje de egresados 1998».
- Repetir incansablemente que sólo necesita amor, comprensión y estabilidad, y sentir repulsión por un hombre bueno y simple que le manifiesta a las claras su devoción.
- Comprar modernas prendas holgadas y llenas de cachivaches que sólo otra mujer puede apreciar.
- Ponerse a dieta terminal para ir a un casamiento, y comer como una piraña fuera de control durante toda la fiesta.
- Seguir pretendiendo que un hombres pueda ver lo enojada o triste que está,… sin haberle contado nada.
- Guardar rencor y bronca durante meses,… y estallar porque se derramó la sal.
- Analizar con sus amigas su vida amorosa desglosando cada frase y cada actitud de su pareja, pero cortar una relación si la tarotista le asegura que el hombre que tiene no es el indicado.
- Enamorarse de un hombre casado porque él es incapaz de traicionar a su mujer.
- Despotricar cuando un hombre pesado e insistente la corteja, y perder la cordura cuando, por fin, deja de hacerlo.
- Catalogar a una amiga sexualmente hiperactiva como “una perdida”,… y a una más selectiva como «perdedora» o «lesbiana encubierta».
- Comprar en noviembre una remera de verano sabiendo que en enero va a estar a mitad de precio.
- Dejar a un hombre porque ya no le gusta,… y que vuelva a gustarte cuando él encuentra a otra.
- Ponerse ropa nueva para una cita sabiendo que un viejo vestido negro le queda mucho mejor.
- Hacerse la permanente si su pelo es lacio, plancharlo si está enrulado, o teñirlo de rubio si es oscuro.
- Insistir y esperar cuando la relación está acabada desde hace tiempo.
- Morir de amor por un hombre que cría solo a sus hijos, y sentir pena por una mujer que hace lo mismo.
- Decir que las modelos “son demasiado flacas”,… mientras ella se tambaleas por el cuarto día de ayuno.
- Declarar durante todo el año que celebrar el aniversario es una estupidez,… y enojarse con su pareja cuando la fecha llega y él se olvida.
- Seducir a un hombre sabiendo con seguridad que jamás va a dejar que le toque un pelo.
- Negarse a dejar los dulces para bajar el colesterol,… pero hacer la dieta del arroz para poder usar un vestido.
- Creer en el horóscopo sólo en las semanas que anuncia cosas buenas.
- Ir a una fiesta en stilettos,… y tirarlos debajo de la mesa luego de quince minutos para poder bailar.
- Hablar de dieta con una torta en la mano,… y hablar de tortas cuando está a dieta.
- Quejarse de que la depilación es un hábito primitivo,… y gritar de asco cuando su marido le dice que deje de hacerlo.
- Tomar sol al mediodía untada en aceite de cocina,… y comprar crema antiarrugas y gel para contorno de ojos.
- Declamar, una y otra vez, lo fuerte e independiente que es,… y simular debilidad e indefensión cuando necesita de un hombre.
- Decir que no quiere nada para Navidad,… y secretamente esperar el regalo sorpresa.
- Remover de inmensas orejas alérgicas esos aros divinos,… y, pasados dos o tres días, volver a ponérselos.
- Decir que “lo importante es lo de adentro” cuando tiene un novio feo, y alegar que “la piel lo es todo” cuando consigue uno lindo.
- Creer de nuevo al mismo hombre cuando había jurado no volver a hacerlo.
- Perseguir a su pareja para que colabore en la cocina,… pero echarlo por inepto en cuanto empieza a ayudar.
- Espiar y acechar a las compañeras de oficina más vagas e ineptas, sólo para amargarse y sufrir.
- Probarse ropa durante toda una tarde,… y salir con el primer conjunto que eligió.
- Sacarse, con cera caliente o con una máquina eléctrica, los pelos de piernas, axilas y zona genital,… y llorar cuando se rompe una uña.
- Abandonar a su novio porque es celoso,… y sentirse fea y desamparada cuando no la celan.
- Ser capaz de dirigir una empresa de doscientos empleados, un país de treinta millones de habitantes, o una familia de doce miembros,… pero llamar a su mamá cuando le duele una muela.
- Dejar para salir la ropa más nueva y linda,… cuando en realidad pasa cuarenta y ocho horas semanales en la oficina, y sólo tres o cuatro en una salida.
- Pellizcar bebés ajenos, pensar hasta el cansancio los nombres de sus futuros hijos, emocionarse con los embarazos de sus amigas,… y llorar desconsoladamente el primer día de atraso.
- Ir a una fiesta o reunión a sabiendas de que allí estará el hombre que le rompió el corazón.
- Preguntar si está gorda para que le digan que está flaca.
- Mirar comedias románticas y melodramas al día siguiente de cortar con el amor de su vida.
- Censurar a las amas de casa porque no tienen una carrera,… y censurar a las que tienen una carrera porque la empleada doméstica cuida de sus hijos.
- Sentir discriminación si eligen a un hombre para su puesto,… pero tener un derrame cerebral de ira si eligen a otra mujer.
- Llorar con los documentales de los animalitos de “Animal Planet”,… e hiperventilarse de excitación frente a una cartera de cuero.
- Considerar que a los sesenta años un hombre es joven, pero una mujer es una abuela.
- Bajar de peso, hacerse las uñas, broncearse y vestirse mejor cuando termina una relación, y engordar 20 kilos y ponerse el jogging cuando empieza una.
