[*Otros}– Los Canarios en América / José Antonio Pérez Carrión: Eduardo Enríquez Díaz, Académico Mercantil

El joven y estudioso Eduardo Duque es una de las figuras literarias que forman las mejores esperanzas de las glorias Canarias en América.

Nació el año de 1878 en la ciudad de Santa Cruz de La Palma, patria de insignes varones como los Díaz Pimienta, los Armas, los Carrillo, los Batista, González Abreu, Cabezola, Pérez Castañeda, Capote, Calderón, Ferraz, Carmona, Santos Lorenzo, Arocenas, Vandamas, Verdugos, Leales, Tabares,… y tantos otros hombres distinguidos y laboriosos, que sería prolijo enumerar.

En sus deseos de ser útil a sí mismo y a sus comprovincianos, abandonó el suelo natal en el mes de abril de 1888 en compañía de sus padres, D. Ciriaco Duque Rivas, inteligente tipógrafo, y Da María Díaz Martín, afamada modista de La Palma.

A esa edad en la que aún no es dable a muchos la reflexión, dio principio a los estudios relacionados con el comercio; lo que pudiéramos llamar, gráficamente, la lucha por la vida.

Dedicose nuestro joven compatriota a seguir sus inclinaciones a la enseñanza primaria y a la comercial, desempeñando con satisfacción, entre otros puestos, el del colegio del Sr. Arces, donde por espacio de cinco años desarrolló su inteligencia en el desempeño de la cátedra de aritmética mercantil y teneduría de libros; al mismo tiempo desempeñaba las cátedras de las referidas asignaturas en los colegios de los Res. doctores Mimo y Hernández, encontrándose al frente de las escuelas de trabajadores, dirigiendo al mismo tiempo el colegio de primera y segunda enseñanza, y la academia mercantil, denominada «Duque».

El joven Eduardo, a pesar de las múltiples tareas de su profesión, no abandonó su inclinación al periodismo, colaborando en varias publicaciones literarias de La Habana. Así se ensancha y enaltece el glorioso nombre de la patria de los Iriarte, Divino Cairasco, Ruiz de Padrón, y Méndez Cabezola, en estas latitudes del Nuevo Mundo.

La vida de nuestro compatriota el joven Duque es altamente laboriosa y, como hemos significado ya, hace honor al suelo que lo vio nacer, siendo así que en todos sus actos se descubre el amor al estudio y a la enseñanza popular.

Ya teníamos escritos estos apuntes histórico-biográficos cuando el Heraldo Canario nos da la siguiente y dolorosa noticia. Dice así:

«El joven D. Eduardo Duque Díaz, que hace poco se embarcó para Canarias con objeto de recuperar su quebrantada salud, ha muerto en el pueblo de Tijarafe, isla de La Palma. Al joven, que en la flor de su vida ha desaparecido, le esperaba un glorioso porvenir.

A pesar de no contar sino con 19 años de edad, ya era director de la academia mercantil establecida en la calle de S. Rafael, N° 61 de esta ciudad.

Nada más debemos decir en su elogio, pues con este hecho se patentiza el indiscutible mérito del fallecido.

Al frente de un establecimiento de enseñanza cuando sólo contaba 19 años, es un hecho en sí elocuente y que habla muy alto a favor del joven Duque».

Nuestro paisano Duque Díaz además de la academia mercantil de la que era fundador y propietario, dirigía los colegios de primera y segunda enseñanza de Libres Pensadores, y asistía con suma frecuencia a los círculos obreros, donde dejaba oír su elocuente palabra en el seno de esos laboriosos y sufridos hijos del trabajo.

[Hum}– Drinking and driving

I would like to share an experience with you all, about drinking and driving.

As you well know, some of us have been known to have had brushes with the authorities on our way home from the odd social session over the years.

A couple of nights ago, I was out for a few drinks with some friends and had a few too many glasses of wine.

Knowing full well I may have been slightly over the limit, I did something I’ve never done before – I took a bus home.

I arrived home safely and without incident, which was a real surprise, as I have never driven a bus before and am not sure where I got this one.