[*MiIT}– Aprender de los problemas. Cap. 2: El ruido del disco

Carlos M. Padrón

Para entender lo que sigue es necesario haber leído antes,

Como en materia de foros sólo había yo recurrido a Computer Hope, que es en inglés, decidí pedir ayuda al foro Windows XP en español, y ahí planteé lo mismo que en inglés había ya planteado en Computer Hope, y obtenido la respuesta de que los tres problemas por mi reportados no eran tales, eran cosas normales, pues quien me contestó dijo que

  1. Es normal que el disco haga ruido siempre —ergo, que no pare de trabajar, digo yo— y que la luz reporte esa situación.
  2. Es normal que la luz se encienda de vez en cuando porque, aunque la PC no esté haciendo nada, el Windows pasa ronda periódica para comprobar que todo esté OK
  3. En el teclado de su PC no funciona ninguna de las teclas de función (y valga la redundancia)
  4. El Windows Explorer de su PC también falla

Definitivamente, éste es un tipo conformista y un tanto quisquilloso, pues como yo dije que «el ruido del disco es el típico de cuando uno hace, con un antivirus, un escaneo completo de la PC», me preguntó qué entendía yo por «típico».

Si no entiende lo de «típico», es porque o nunca ha escaneado por virus toda su PC, o está medio sordo, o el cajón de la PC lo tiene metido en algún lugar que le impide escuchar los ruidos que de él salen.

Un miembro del foro Windows XP, que usa el nickname Souto, me contestó algo que tenía mucha lógica: que el comportamiento de la luz LED de discos no se compadecía con el ruido que yo describía, pues si ese ruido fuera porque el disco estaba trabajando, la tal luz, debería permanecer bien encendida y no parpadeando levemente y sólo de vez en cuando.

Por tanto, si parpadeaba levemente y sólo de vez en cuando, el disco NO estaba trabajando (algo que encaja con el punto 2 de lo dicho por el de Computer Hope) y entonces el ruido que emitía se debía a que posiblemente el disco estaba mal anclado.

Ante esto, el viernes 15/07/2011 (y lo que sigue corresponde a ese día) me animé a destapar una vez más la CLON y descubrí que el disco WD SATA 160, que es el del Windows y el que provoca el ruido, estaba caído hacia la derecha, o sea, hacia el lado que queda a mi derecha cuando miro de frente el cajón de la PC, que es el lado al que está pegada la motherboard.

Descubrí entonces que si por debajo de su borde derecho empujaba yo ese disco hacia arriba, subía como medio centímetro, pero, claro, bajaba de nuevo cuando lo soltaba.

Uno de los amigos que me ayudan en esto me sugirió que, si bien el disco estaba fijado con tornillos por su lado izquierdo, sacara la tapa del lado derecho de la CLON y le pusiera tornillos al disco también por ese lado. Pero como abrir, aunque sea parcialmente, la tapa donde está pegada la motherboard me da miedo, tapé de nuevo la CLON.

Otro de esos amigos me dijo después que de ese lado, de donde está pegada la motherboard, debería haber unas lengüetas o pestañas que son para apoyar sobre ellas los dispositivos, como los discos, que uno monte en la PC.

Y sí, recordé que cuando fui a montar el disco WD SATA 160 vi las tales pestañas, pero por más vueltas que le di no logré que el disco entrara por encima de ninguna de ellas y, como sí entró fácilmente por debajo, deduje que la cosa era así, que las pestañas tal vez estaban destinadas a otros dispositivos, y así lo fijé: su lado derecho por debajo de una de las pestañas, y el izquierdo atornillado al chasis.

Y, como lo malo que soy con el hardware me impulsa a alejarme cuanto antes de él, no se me ocurrió comprobar si yo había hecho bien el montaje.

Entonces entendí por qué de su lado derecho el disco estaba caído como medio centímetro —o sea, que por ese lado estaba como colgando—, y la falta de firmeza derivada de eso causaba una vibración que, posiblemente, era el origen del ruido.

Con otra dosis de valor volví a destapar la CLON, le saqué al disco los tornillos —los de su lado izquierdo, pues, como ya dije, del lado derecho no tenía ninguno y estaba colgando—, lo retiré de la bahía en que estaba, y comencé mi lucha por meterlo de nuevo, pero esta vez por encima de una de las pestañas del lado derecho.

No había modo; cables redondos, de power o de datos, o cables planos como los de IDE, o tornillos de la bahía, o, o, o…, me lo impedían.

Abiertamente arrecho —o cabreado, como se dice al otro lado del charco—, opté por un «pase lo que pase», y comencé a desconectar y apartar cuanto objeto me impedía meter el disco donde yo quería meterlo.

Y al fin conseguí montar su lado derecho sobre una pestaña. Le puse su sujeción en el lado izquierdo y quedó fijo como una roca.

Luego invoqué a no sé qué espíritus para que yo pudiera reconectar correctamente todo lo que, bajo los efectos de la arrechera, había desconectado y movido. Y cuando creí haber terminado, encendí la PC, y contuve la respiración hasta ver que arrancó bien. Agucé entonces el oído y esperé un rato sin tocar nada, ¡Y EL RUIDO NO APARECIÓ!

Ante tal hecho tendré que aceptar que el ruido, o la intensidad con que sonaba, se debía a que el disco estaba mal anclado, pero, ¿a qué se debía entonces el mismo ruido causado por el disco viejo, el SEAGATE IDE 60 con 18.000 horas de trabajo en su currículo, disco que jamás toqué porque desde que tengo esa máquina, y habida cuenta de mi aversión a lidiar con hardware, sólo la he abierto dos veces —una para cambiar la power unit y otra para cambiar el ventilador del cajón—, y durante los años que ese disco llevaba montado en la CLON nunca emitió ningún ruido extraño,… hasta que, sin motivo aparente, comenzó a emitirlo hace unos meses? Seguro estoy de que quienes armaron la CLON lo anclaron como Dios manda. ¿Será, entonces, que se aflojó?

Sólo se me ocurre que el ruido que, desde hace como un par de meses, comenzó a emitir ese disco SEAGATE IDE 60 era por viejo, o porque, como ya dije, se aflojó, y el del nuevo WD SATA 160 era por el mal anclaje o porque, como un amigo me dijo, porque los discos SATA son ruidosos.

Y éste es el motivo de mi gran arrechera, porque ya estoy podrido de que los problemas no me vengan de uno en uno, como al común de los mortales, sino varios al mismo tiempo —generalmente dos, pero esta vez han sido tres—, y cada uno con un origen diferente.

¡Cuánta razón tenían los técnicos de IBM que se escondían cuando sabían que alguna de las máquinas a mi cargo tenía un problema! Ya la experiencia les había demostrado hasta la saciedad que ése no sería un problema común y corriente sino uno que, porque no tenía pies ni cabeza, no estaba en los manuales y nadie había escuchado nunca acerca de él.

Como ya he dicho antes en este blog, son mis ciberbrujas que disfrutan ensañándose conmigo. El consuelo que me queda es que de la otra dimensión no me tienen olvidado; es algo así como lo que dicen los políticos: «Prefiero que hablen mal de mí a que de mí no digan nada».

Ahora espero que Souto —a quien quiero dar desde aquí mis más efusivas gracias—, o algún otro miembro del foro Windows XP, me ayude, también exitosamente, con la falla de la tecla F8 y con la del Windows Explorer.