El mayor elogio que podemos hacer de este distinguido hijo de las Canarias es reproduciendo el articulo biográfico publicado en Las Afortunadas, y que hacemos nuestro:
Es el señor Padilla de una corrección exquisita y de cultísimo trato social.
Hasta en sus más mínimos detalles se revela al intachable caballero, y el carácter recto e inquebrantable que posee el amigo sincero de los canarios.
De grandes conocimientos científicos y literarios, su conversación es siempre amena e interesante.
Meciose su cuna en Santa Cruz de Tenerife, y a la edad de 13 años vino a esta isla de Cuba dedicándose con gran ahínco al trabajo y al estudio, logrando por sus propios esfuerzos terminar su carrera literaria.
Desde entonces consagró su vida a la enseñanza, y al periodismo cuando sus ocupaciones se lo permitían.
Es amante, como el que más, de la justicia y el progreso.
En 1871 marchó a Canarias donde fundó y dirigió, en Santa Cruz de Tenerife, una de las mejores publicaciones, la Revista de Canarias; un colegio para señoritas y otro para varones, y contribuyó mucho a la creación del Instituto de segunda enseñanza.
Era miembro de casi todas las corporaciones y sociedades que entonces existían en aquella ciudad, y presidia algunas en que figuraban personas tan prestigiosas como Villalba, Dugour, Costa, Calzadilla, Salas, Medina, Curbelo, etc.
Presidio, además, —y siempre lo recuerda nuestro distinguido compatriota con orgullo— el primer «Jurado» reunido en Canarias. Fue también vice-censor y bibliotecario de la Sociedad Económica de Santa Cruz de Tenerife.
Es el señor Parrilla de los que dejan huellas indelebles por donde pasa; sin desearlo, sin darse cuenta de ello, tal vez se hace sentir su poderosa iniciativa, y su nombre se recuerda siempre con respeto y cariño.
De vuelta a Cuba, estableció en San Juan de los Remedios —donde fue fiscal municipal— el primer colegio de segunda enseñanza, que tituló «El Mesías».
Ya en La Habana ha venido figurando desde 1886 como vocal de la Junta de Instrucción Pública, delegado para la Inspección de Escuelas, y presidente de casi todos los tribunales de oposición a las escuelas de esta provincia, que desde entonces han tenido efecto.
Es miembro de la Sociedad Geográfica de Francia y España, de la de Escritores y Artistas de Madrid, de la Antropológica de La Habana, etc., etc.
No le escasean at señor Parrilla honrosas condecoraciones.
Es autor de innumerables obras de texto para la primera y segunda enseñanza.
Y un detalle más para terminar en la culta sociedad habanera tiene nuestro respetable comprovinciano su envidiable asiento, y es muy solicitada la amistad del que rigió más de una vez los destinos del extinguido «Centro Canario» y del que en las últimas elecciones ha sido reelecto presidente de la Asociación Canaria de Beneficencia y Protección Agrícola de La Habana.
