Domingo Garrido, profesor de instrucción elemental y superior, nació en la ciudad de Santa Cruz de Tenerife.
Vino a Cuba siendo muy joven, estableciéndose en La Habana y dedicándose con suma vocación a la enseñanza.
Fue un excelente pedagogo, de un carácter especial y sentimientos humanitarios, y su enseñanza estuvo siempre impregnada de sentimientos de virtud y de la más acrisolada honradez.
Perseverante en su apostolado, bastante espinoso, sin que en tan dilatado tiempo manchase su conducta ningún acto censurable; mereció por tanto nuestro compatriota el aprecio de sus conciudadanos.
Este benemérito maestro canario ejerció el Magisterio en La Habana por cerca de 50 años.
Garrido tuvo dos hijos: D. Domingo, escribano público, y D. Tranquilino, escribano de actuaciones; ambos altamente honrados y laboriosos.
Su patria adoptiva lo recuerda como uno de sus hijos predilectos.
Auxiliaba en sus trabajos al profesor santacrucero, otro hijo de las Afortunadas, llamado Sr. Jerónimo de Isla, que llegó también a La Habana muy joven, y que era natural de la ciudad de Las Palmas.
