25-09-10
Abicaram Barrameda, Pablo; Alsó Pérez, José; Alsó Pérez, Luis; Cabrera Pérez, Antonio; Curbelo Fuentes, Antonio; Delnero Viera, Guillermo; Dorta Hernández, Juan Fermín;…".
Y así seguía la letanía que, por siete años —dos de primaria y los cinco primeros de bachillerato—, iniciaba mis días en el Colegio Corazón de María, en Las Palmas de Gran Canaria.
Pero un día de julio de 1950 le dan a mi padre el traslado, como jefe de telefonía automática, a Santa Cruz de Tenerife. Mi madre —siempre las madres de Freud en el fondo del escenario— decide no permitirme ni siquiera que me despida de mis amigos.
Adiós paseítos domingueros en la calle Triana, juegos de frontón en el patio del colegio, idas a la playa de Las Alcaravaneras,… Adiós a tantas cosas a las que hice mi vida diaria, como Rita, mi noviecita a los 13. Adiós Las Palmas que me vio nacer. Ya no era ir a mi también amada Tenerife todos los veranos, primero en los "correíllos" y después, cuando llegaron los Junkers, en avión. Ahora iba a mi destierro, a hacer nuevos amigos en el Colegio San Ildefonso.
Mi rebeldía contra el "¡No hagas esto!", "Ni aquello", "No veas a la gente a la cara". De visita, ni un vaso de agua, ¡qué decir de los rosquetes que nos ofrecían en las visitas!
¿Deporte? Caminar las románticas calles, las ramblas y el muelle para, acodado en el muro, ver enfrente, en el horizonte, cómo al atardecer encendía sus luces Las Palmas, en mi imaginación el más hermoso portaaviones nunca visto.
Mi rebeldía pudo haberme llevado a mil rutas nada buenas, pero me dio por la gimnasia de Charles Atlas y el dibujo en el Instituto de Bellas Artes, en la recoleta plaza de Ireneo González. Por cierto, dibujaba de yesos porque era muy pequeño para dibujar directo, al desnudo, de unas jamonas que veía salir en la noche.
¡Y qué noches las de Santa Cruz! Oliendo a jazmines de Gran Duque y madreselvas en el camino de vuelta a casa.
Una cervecita en el Jandilla, donde me tenían prohibida la entrada porque algunas mujeres "malas" iban por allí de noche.
Los paseos en la Plaza de Candelaria, donde conocí a Conchi Fernández de Misa. ¡Cuántas plazas, arriba y abajo, abajo y arriba, recorrimos ella mas una media docena de amigas y yo pegado en una punta!
—Papá, inscríbeme en la Orquesta de Cámara.
Y, sin preguntarme, ahí estuvo la inscripción.
Y mi madre;
—Mira, ¿eso es para ir al concierto dominical? ¿Con quién vas a ir? ¡Mucho ojo!
Y cuando se enteró de lo de Conchi, a investigar quién era.
—Mira —me dijo un día—, la vi y no tiene nada del otro mundo.
—Pues mira —contesté—, que es campeona de natación y es muy bonita.
No sé cómo, pero terminé el bachillerato, al que, por cierto, no le dedicaba sino lo que oía en las clases. ¡Es que mi agenda era tan "compleja"! Leer Blasco Ibáñez y Pérez Galdós de la biblioteca de papá, y verlo inmerso en su colección de sellos.
Un día de 1952, almorzando, dice mi padre algo de una empresa inglesa, concesionaria de los teléfonos en Venezuela, que solicitaba técnicos españoles, y empieza mi cantaleta: "Papá, vete y me mandas a buscar", "Papá,….".
Y en febrero de 1953 desembarco en La Guaira. ¡Qué luz, qué colores, qué trópico que me calaba hasta los huesos!
A trabajar en Nestlé, a cambiarse a NCR, y todo haciendo equivalencias de noche para terminar Económicas en la UCV.
El matrimonio, ¡maldita sea! ¡Qué noche de bodas y qué luna de miel tan amargas! Pero, bueno, cuando te enamoras como un becerro, a calársela.
IBM. Cursos, premios, viajes. México, Argentina, Brasil, EEUU, Francia, Inglaterra, Suecia. ¡Er mundo por bandera! IBM de mis sueños, gracias por todo. Me diste más de lo que yo te di: la mejor época profesional de mi vida!
De noche, profesor de Informática en dos universidades. Honores, cinco padrinazgos.
Y la bella y hermosa Melania que aparece en mi vida dándole un renacer glorioso.
Y el asesinato de Juan Fermín. Caer de rodillas al saber la noticia, y quedar mudo por días. No lloré por dos meses, pero cuando empecé, no paré en otros dos meses.
Pero un día me dormí y, al despertar ¡ME HABÍAN CAMBIADO EL PAÍS!. Un país en el que todos éramos felices pero no lo sabíamos.
Y aquí me tienes, añorando lo que una vida fue mi dulce destierro, sufriendo por el puñetero Real Madrid, y del brazo de mi amada Melania.
Juan Fermín Dorta

Muy bueno, Juan Fermín, resumido y conciso, pero elocuente.
Creo que tu historia sea parecida a la de muchos hijos de emigrantes que llegamos, más jóvenes o más viejos, pero creo que a todos el país se nos cautivó y se nos caló en los huesos, posiblemente más que a nuestros padres.
El día que tomé la decisión de irme de Venezuela, uno de los motivos era mi inquietud de poder seguir progresando en IBM como técnico pues, desafortunadamente, en Venezuela, una vez llegado al Grupo de Soporte, tenías sólo dos caminos: (1) quedarte donde estabas, o (2) pasar a gerente.
Como el (1) ya no me motivaba y el (2) aún menos, a finales de 1982 tomé la decisión de buscar por mi cuenta una salida ya que «alguien» de IBM de Venezuela nunca quiso ayudarme, y recalé en la fábrica de IBM en Valencia (España).
Como allí lo que había pasado a muchos emigrantes que me precedieron —que un día decidieron regresar a su tierra definitivamente, y al cabo de un tiempo los vi volver a empezar de nuevo desde cero—, el día que tomé esa decisión, y aunque todos apostaban a que volvería pronto de regreso a Venezuela, me prometí que no caería en esa trampa y, aunque decepcionado de «Godilandia», como la llama Carlos, aguanté estoicamente.
Mi familia viajó varias veces a Venezuela a ver a sus familiares, pero yo nunca les acompañé. Fue sólo en 1998, cuando ya sabía yo que no había vuelta atrás, cuando decidí ir a Venezuela a dar una vuelta, y vi a muchísimos amigos, familiares y excompañeros de IBM, celebrar ese nuevo cambio que se prometía.
En diciembre-enero de ese mismo año volvimos, toda la familia, a celebrar las Navidades con los suegros y con el resto de familiares.
Desde entonces he vuelto unas dos veces más, y comparto plenamente tu opinión: ¡ME HABÍAN CAMBIADO EL PAÍS!
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Juan Fermín, estos recuerdos y sentimientos que narras hablan muy bien de tu persona.
Lo que me gustaria, además, es ver UNA FOTO TUYA ACTUAL. Coño, ¡en ésta apareces más joven que cuando trabajábamos en IBM hace por lo menos 35 años!
Por eso no mando fotos recientes mías. Jejeje
Un gran abrazo.
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¡Qué bonita historia! Me conmueve por lo de Venezuela.
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Aparte de una comita por ahí, quisiera corregir el listín del colegio. Son éstos 4 errados:
Alsó Pérez, José (+); Alsó Pérez, Luis; Cabrera Pérez, Antonio; Curbelo Fuentes, Antonio…
Webbmaster, lectores, amigos: leyendo otra vez esta ráfaga de viento seco, calcinante, de mi Canarias querida, me he emocionado nuevamente…
Masina: no te conozco, pero como si fueras un amigo de antes. Recordá, pibe, que los chicos de antes, usábamos gomina.
Si cuando Carlos sepa de tu pase por Venezuela, me contacta, será una placer para mí.
Saludos
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Juan Fermín, nos conocimos cruzándonos y saludándonos muchísimas veces por los pasillos de Capriles, pues así nos habían enseñado nuestros padres: la educación antes que nada. Yo era muy característico porque nunca llevaba la chaqueta puesta, siempre sobre los hombros, como una capa.
Reportaba a Uwe Petersen. Inicialmente trabajé con la 1130, CYPECA, UCAB, CNC, EdeC, El Nacional, El Universal, y Fosforera Venezolana eran agunos de mis clientes. Trabajé con Jon Gómez con el System /7 y luego empecé a cubrir más Finanzas con la /370-125 (F.N.C.B, Bco. Exterior, y otros) hasta que nos dividimos y no me dejaron pasar a DP sino que me retuvieron secuestrado en GSD, donde estuve hasta que DP y GSD de juntaron de nuevo y fue cuando me fui e IBM.
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Un detalle que me olvidaba. yo de «gomina» nada, porque al tener poco pelo sólo hubiese servido para darle más brillo a mi calva.
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Juan Fermín, un fuerte abrazo.
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Oscar, el inefable. Oscar de León, de aquellos inolvidables Entry Level Training. ¡Qué oportunidad me diste luego en CANTV! y, compañero, ¡qué cursazos nos mandamos!
Cuando lo de las Torres Gemelas, estábamos dando un curso en Artigas.
¿Dónde estás, hijo mío?
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Como dice nuestro bloggmaster, ¡¡¡ERROR!!! La coma entre INEFABLE y Oscar sobra.
Dear Bloggmaster: Gracias por la publicación de mi «Curriculum de una vida».
Le agradeceré la pequeña corrección sobre el pase de lista matinal que, como una letanía, oímos 2 años de primaria más los primeros 5 años del bachillerato.
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Para Sergio Stecca.
Gracias por tus palabras. Basado en ellas, estoy preparando unas breves notas. Un numerólogo, como nuestro respetado Carlos Padrón, me dijo en estos días que la vida está dividida en ciclos de 7 años.
Uniendo las ansiosas peticiones de fotos recientes de mis lectores (???) y eso de los septenios (o heptasenios), estoy «macerando» una idea, que si nuestro webbmaster acepta, dará mucho juego.
Sergio, un fuerte abrazo de JotaEfe
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Por la coma que sobraba no te preocupes que nunca vio la luz.
En mi opinión, lo mejor que has ecrito hasta ahora es ese tu «Curriculum de vida».
En cuanto a las correcciones que en él pides, en un prinicpio opté por dejarlo como estaba y que privara lo que pusiste en tu comentario, pero como voçé insiste he hecho mi mejor esfuerzo e inlcuí en el «pase de lista» los nombres que faltaban, pues algunos de los 4 que mandas en la corrección pedida ya estaban en el texto original.
Si todavía hay errores, envíame la lista completa tal y como quieres que aparezca, o sea, envíame completo el primer párrafo del artículo, el que está en negrilla.
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No se equivoca el numerólogo. Eso rige para los que están bajo la ley hebraica, que celebran vacaciones o jubileos cada entrada del año que no se cuenta, o sea el «sin» cuenta, y eso después de contar siete semanas de años que vienen a ser cuarenta y nueve.
Las mujeres que están bajo esa ley —y eso debe de estar grabado en el hipotálamo en una EPROM— tienen un ciclo de 28 días, que vienen a ser 4*7.
La IBM, como hembra, era muy judía, y los primeros años cumplía muy bien sus reglas. Y si alguno de ustedes sabe cuando comenzó la historia de IBM de Venezuela, bien se le pueden seguir los pasos y se encontrará la explicación de muchas cosas.
Por cierto, una era son 28 generaciones de 70 años o 4*7+7+10, y a nuestra era, la de Piscis, se le llama el Tiempo de los Gentiles, y eso comenzó antes del año 51, en el Areópago de Atenas, probablemente hace 1.960 años, o sea, hace setenta ciclos de 28 años, ó 28 generaciones de setenta años.
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Carlos, recibe un cordial saludo. Me enteré de tu blog por un ex-compañero IBMista que encontré en el Provincial por casualidad y me habló de esto.
Saludos.
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Hola. Tengo en mi poder un reloj de bolsillo muy antiguo, y en su esfera pone Corazón de María,y el nombre Pablo H. Abicaram, León y Castillo, Las Palmas, Me gustaría saber quién fue o es este señor. Gracias.
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José Antonio, el amigo Juan F. Dorta, el autor del artículo en el que has puesto tu comentario y petición, me dice que Pablo Abicaram fue compañero suyo de estudios, a finales de los años 40 del pasado siglo, en el colegio Corazón de María, en Las Palmas (Canarias), pero no ha sabido más de él. Si aún vive, debe tener unos 80 años.
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Muchas gracias. Mi curiosidad es por el reloj, y porque está dedicado a él. ¿Acaso fue alguien famoso en esa época o algo así?
Gracias
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Mi única fuente de información a ese respecto es el amigo Juan F. Dorta quien, como dije, desde 1950, cuando dejó Las Palmas para irse a vivir a Tenerife, no supo más del tal Pablo Abicaram.
Poco después emigró a Venezuela, donde aún vive, y con más razón le perdió el rastro. No sabe qué hizo de su vida o si aún vive o no. Supongo que si se hubiera distinguido por algo aparecería en el buscador de Google, pero ya busqué, y nada.
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Muchas gracias; es usted muy amable. Saludos
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Aló, aló, ¿es José Antonio? Bueno, si es así procedo a contarte lo de PABLO ABICARAM BARRAMEDA.
Lugar de los hechos: Las Palmas de Gran Canaria, capital de Gran Canaria. COLEGIO CORAZÓN DE MARIA
Acción: todos los días, después de rezar, comenzaba el pase de lista que comenzaba con nombres en orden alfabético: ABICARÁN BARRAMEDA, PABLO, etc. y durante 9 años esa fue la misma letanía.
Como era normal, se formaban grupitos de acuerdo a sus aficiones: fútbol, frontón, natación, gimnasia, etc. No recuerdo que Abicaram estuviera en ninguno de ellos. Era un chico callado, pelo cortito con una moñita delante, clásico de la época. El padre era de origen sirio, o de por esas latitudes, que tenía una joyería-relojería en la Calle del Castillo, esquina con Calle Rabadán (no ramadán), que era la calle de la iglesia del Corazón de María.
El año 1950 trasladaron a mi padre a Tenerife, con lo que me cortaron el cordón umbilical de mi amada Las Palmas. Abicaram Barrameda debió graduarse en el 52, el mismo año que yo, e «hijo de relojero… reloj que te pego».
Si quieres seguir la historia —Discovery Channel said— pide las páginas blancas de la Telefónica de España e indaga. Yo tengo hermosos y gloriosos 😯 añitos :-), por lo que él debe estar arrugadito.
Con lo apegados al terruño, él debe vivir en la Calle León y Castillo o Calle Rabadán. Como serán de apegados que el único que vino a Venezuela soy yo. Es que ni se cambiaban de isla, pues.
Ha sido un placer, y para cualquier dato adicional, favor escríbeme.
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A: Milagros Porras, y a los centenares de personas estupendas con las que trabajé en IBM»
A: Las fieras del E.L.T. y
A: La cosa que me amargó unas semanas de mi vida.
«Que veinte años no es nada, que febril la mirada…» Dedicado a Milagros Porras y desdedicado a un tío chismoso que me hizo perder una cuenta en IBM y unos cuantos bolívares. Por cierto, lo vi en Puerto Azul, y Dorian Grey es un bombón. Dicen que con los años sale todo lo bueno, malo o regular que hayas hecho, pero ¡qué feo, carajo!
Qué satisfacciones me dio el proyecto Entry Level Training (ELT). Cómo le metimos coraje, y qué gente llegaba a él.
Si 20 años no es nada, te puedo decir que 80 son una bola de años. Gracias a una amiga, muchisísimo más joven que yo, que puso mi foto, puedo recordar lo bonitico que era yo.
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El 06.06.14, cumpliendo 80 años, decidí tomarme un año sabático que he extendido hasta hoy. Durante ese tiempo mis únicos contactos con el correo fueron cuando cada X meses el consecuente Carlos Padrón me llamaba de repente y su saludo era el mismo: «Hola, carajito, creí que te habías muerto».
Esta semana ha sido sorpresiva. Primero, encontré a un amigo de siempre, Iñaki Jaúregui, después de 20 o más años sin saber de él. Y hoy, ahora, en este momento, me entero de la desaparición de Juan Llorens Fábregas, también compañero de toda la vida, profesional y personal. No hace falta verte todos los días para llevarte en mi corazón.
Bueno, amigos, colegas, éste es el momento de exaltar los buenos ratos.
Cómo será la emoción que, releyendo el clearing house de martirologios y afines que alimenta Charlie Brown, encontré de nuevo al carajito que cuando caí en la «lengua» del Impuesto sobre la Renta publicó mi falta por la prensa, lo recortó y puso en la cartelera de corcho de IBM, para escarnio del suscrito. Solo sonreí y me dije: «Coñito, ¡qué te habría hecho yo!»
Año y medio que no me reportaba en el blog. Como que demasiado, ¿verdad?
Sigo haciendo kun-fú y taichi. Sólo reporto una depresión profunda —desde lo de Juan Fermín Jr, controlada—, un chequeo semestral en la Asociación de Profesores de la UCV, y muchos recuerdos, siempre de los buenos.
A La Gascuña se retiró Aramis, pero quedan Dortos y D´Artagnant Padrón. ¡Al tajo, carajo!
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¡Por fin resollaste, carajito! Y esta vez sí creí que habías estirado la para, pues antes de la muerte del querido amigo Juan Llorens (q.e.p.d.), apenas supe de ésta, y mucho después, me cansé de llamarte a tu celular y a tu fijo, pero nadie contestó. Hasta pregunté a tus acostumbradas malas compañías, pero tampoco supieron darme respuesta, aunque no ocultaron su esperanza de que te hubiera ocurrido lo que temí. 🙂
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