[*IBM}– Anécdotas y personajes: Fetichismo y El Manny / Juan Fermín Dorta

15-09-10

Juan Fermín Dorta

Acto 1.- Fetichismo

Estábamos disfrutando de HPC en Acapulco, y alguien nos dijo que arriba, en la otra vertiente del cerro que da cobijo a la ciudad, había acción.

Aguerridos al fin, allí nos encaminamos. Entramos en el antro menos tétrico y, después de pedir un trago, comenzó la acción.

Varios números picantes hasta que aparece la estrella: una mujer joven, de unos 1.75, hecha a mano, perfecta, que comienza un espectacular deshabillé. Y llega el momento en que queda en breve, brevísimo, hilo dental, botas negras a media pantorrilla, etc.

En primera fila estábamos varios de IBM: Fritz y Franz —también conocidos como los Hermanos Pinzones, que con el tiempo demostraron que de «nuevones» no tenían nada—, el suscrito, etc., y el inefable y nunca bien ponderado Manuel Gutiérrez, @ El Manny.

(El Manny)

La tipa dice:

¡Esos venezolanos! ¿Será que alguno me va a quitar las botas?

Nos vemos las caras unos a otros y, a falta de valientes, me levanto y voy hacia ella que me susurra:

Soy maracucha.

Me arrodillo ante aquel hembrón y comienzo, con la lentitud de un antiguo rito, a aflojarle el cordón de las botas.

Los Pinzones —y no eran los únicos— resoplaban cono ñus en celo.

Pero sigo en mi delicada labor: desabrocho, quito y pongo, recuerdo,… la bota izquierda. Nos damos un besito y chau.

Cuando llego a la silla, los lobos esteparios que me asaltan: «¿Qué sentiste ? ¿Cómo estaba?».

Ahora recuerdo que Pepe Luis (qepd) exclamó: «JotaEfe es fetichista», y esa afirmación corrió por nuestra delegación.

 

Acto 2.- Confirmación

En el vuelo Acapulco-Miami comenté que al llegar a Miami iría a Florshein a comprarme unos botines en negro y marrón. Y la fama siguió.

 

Acto 3.- Ratificación

Y compré los botines. Muy discretos: tacón escasamente de 2 cm, muy cómodos, y que me evitarían torceduras de tobillo, y comencé a usarlos,

Uno de esos mediodías ajedrecísticos en las oficinas de Capriles de IBM e Venezuela comento que mi mujer me ayudaba a ponerme los botines porque, si era por mí, yo empezaba a subir y bajar el cierre y a acariciarlos, y llegaría tarde al trabajo.

 

Acto 4. Grand finale

Pasan los años y debo dar un curso en Costa Rica. El lunes me aparezco en el sitio, y ¿quién estaba en el curso?: El MANNY.

Me da tremendo abrazo, e inclinándose sobre sus pies me dice:

JotaEfe, supe que eras el instructor y en tu honor me emboté.

Efectivamente, tenía poderosas botas tejanas, a lo Vicente Fox Quesada: cuero de caimán y punta de bruñido bronce.

Comienza el curso y El Manny que movía las bototas y me picaba los ojillos. Siguen los movimientos, y en el coffe-break me dice:

Coño, ¡me están matando estas botas!

Para hacerles el cuento corto, al terminar el curso tuve que pasarle mi brazo por su cintura, y él el suyo por mi hombro, y a trompicones lo dejé en su carro, pues no podía caminar. Los pies me echan fuego», me decía.

Y ésta fue la última vez que vi a El Manny.

Espero darle un abrazo pronto y QUE RECUERDE QUE COMO ÉL FUE PARTE DE LA FAMITA DE  FETICHISTAS, SI NO ES CON BOTAS NO LO ABRAZO.

Un recuerdo al Manny.