Otro experto que —para mi satisfacción, por cuanto en esta sección de mi blog he «predicado» lo mismo—distingue entre amor, pasión y drogamor, y pone los puntos sobre las íes.
Es importante que haya dicho abiertamente que el problema de la confusión entre estos tres conceptos es cultural. Y para mí es tan grave que insisto en que la sociedad está en la obligación de intentar, mediante la educación desde primaria hasta niveles superiores, poner claridad en este tema.
Y algún día se llegará a eso, a pesar de que el obstáculo mayor sea el negocio que en las novelas, la TV y el cine habla del amor a primera vista, del amor sin esfuerzo, del amor eterno y otras barbaridades que hacen creer a los jóvenes, y a muchos que ya no lo son, que el enamoramiento, al que llamo drogamor, es la vía adecuada para alcanzar la felicidad en pareja; que el amor verdadero, el que nace de un flechazo de Cupido, será eterno; que la princesa y el príncipe irán a vivir al castillo, serán felices y comerán, y que lograr eso no costará esfuerzo alguno, pues a los seguidores de esta estúpida y peligrosa creencia les suena a sacrilegio el concepto de que el amor requiere trabajo diario.
Alguien sabio dijo que «El amor de los jóvenes no está en el corazón sino en los ojos». Yo añadiría que, desgraciadamente, tampoco pasa por la razón.
Cuando el Dr. Quintino dice que «muchas pasiones nunca llegarán a consolidarse en amor» no diferencia entre pasión (casi siempre marcada por un intenso deseo sexual, a veces soterrado) y drogamor (que está más cerca del amor platónico, y el deseo sexual es menos intenso porque está más escondido).
Pero sí destaca que muchas personas «quieren disfrutar del amor de manera inmediata, sin esfuerzo, como si lo pudieran encontrar de manera casual por la calle, sin percatarse, porque nunca se lo enseñaron, de que el amor es un sentimiento que requiere trabajarlo a diario«.
Si el matrimonio posibilitó en el pasado el surgimiento del amor, eso ocurrió casi siempre porque en la pareja había afinidad cultural, porque el medio social en que vivían no ofrecía mayores opciones de elección, y porque la convivencia fue estimulando la comunicación, el afecto y la confianza.
Así se han creado en otras culturas —en Japón, por ejemplo— muy buenos matrimonios que se iniciaron por elección de los padres de los cónyuges y no por éstos.
Conocí de cerca a un par de parejas que fueron formadas así, y hablando sobre el tema, que siempre me interesó, el marido de una de esas parejas me dijo que «En Occidente, el matrimonio es una olla de agua hirviendo puesta sobre una hornilla apagada, y a la larga se enfría. En Japón es una olla de agua fría puesta sobre una hornilla encendida, y a la larga se calienta».
La olla matrimonial en que conocí a quien esto me dijo estaba visiblemente caliente.
Me da la razón el Dr. Quintino cuando dice que «El amor platónico —o enamoramiento, o drogamor— es un peligro fatal, y tenemos que apartarnos de él tan pronto como nos demos cuenta de que lo padecemos. La mayoría de relaciones que han empezado siendo amores platónicos han terminado mal».
Como dije en Cómo zafarse del drogamor, y en otros artículos de la sección Drogamor hay que saber detectar cuando nos hemos drogamorado, y hay que tener el coraje y la fuerza de voluntad para zafarnos de esa droga, cueste lo que cueste, porque es una meta que puede alcanzarse y que tenemos la obligación de alcanzar, no sólo por nuestra propia salud y bienestar sino por el de la persona objeto de nuestro drogamor.
Por esto no es de extrañar que, como dice el Dr. Quintino, «La mayoría de relaciones que han empezado siendo amores platónicos han terminado mal«. Eso ratifica la validez del sabio consejo de No te cases enamorado que ya he mencionado en otros artículos pero que, repito, a los jóvenes, y a muchos otros que ya no lo son, les sueña a blasfemia.
En lo que discrepo es en eso de que para llegar al amor «Es necesario que primero surja una fuerza emocional que llamamos pasión«, pues la pasión suele estar marcada por una casi salvaje atracción sexual que nunca es duradera porque, una vez satisfecha, deja al descubierto en la persona objeto de ella la carencia de los valores que una vez —cuando estábamos bajo los efectos de la pasión— pensamos que sí tenía, o que ni siquiera analizamos si los tenía o no, pues estábamos drogamorados. De ahí, esta definición: «Pasión es cuando, a pesar de la palabra ‘peligro’, el deseo llega y se hace cargo».
Sólo que, a veces, la ceguera no deja ver la palabra ‘peligro’.
Tampoco estoy de acuerdo en que «Ser fiel es un indicador elemental de que uno ama a su pareja«, pues como opino que si soy infiel a mi pareja no le creo a ella un problema —por cuanto poco o nada pudo hacer ella al respecto— sino que me lo creo a mí y a mis hijos, bien puedo mantenerme fiel por respeto a mí mismo y no por amor a mi pareja.
Dos sabias reflexiones a las que poco caso se les ha hecho,
Una que se refiere al drogramor:
El amor; sí, claro, ¡el amor!: un año de ardor y llamas, y treinta de cenizas. Giuseppe Tomasi di Lampedusa.
Una que se refiere al amor:
Amar y sufrir es, a la larga, la única forma de vivir con plenitud y dignidad. Gregorio Marañón
Carlos M. Padrón
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Acerca del amor. Entrevista al psicólogo Joaquim Quintino
16/04/2010
Raquel Quelart
Unos lo encuentran sin saberlo, otros lo buscan toda la vida sin hallarlo, mientras que el resto aprenden a construirlo.
El amor es un sentimiento sobre el cual se ha escrito un gran volumen de literatura. El autor describe en su libro las diez reglas para alcanzar la felicidad en el amor.
(Joaquim Quintino Aires nació en Nisa (Portugal) en 1967 ).
El psicólogo Joaquim Quintino se atreve a descifrarlo, partiendo de los casos reales de sus pacientes, en el libro «El amor es una carta cerrada», donde aborda cuestiones tan familiares como ideas preconcebidas que pueden convertirse en veneno para la relación, expectativas irrealizables que alimentan la intolerancia en la pareja, el silencio y la falta de comunicación que destruye la convivencia. Quintino asegura tener las diez reglas para alcanzar la felicidad en el amor.
—¿Qué es el amor?
—Es un sobre cerrado porque siempre seguimos abriéndolo par para ver si la respuesta está dentro. En realidad, el amor es una construcción donde dos adultos van a compartir sus vidas y sus cuerpos, y donde ambos se desean eróticamente.
—¿Existe una receta para conseguirlo?
—Varias recetas. La más importante es conocer cómo es realmente el amor, y no dejarnos llevar por tópicos adquiridos culturalmente. En este sentido, es fundamental la comunicación en la pareja, integrar pensamiento y acción —expresar al otro lo que sentimos—, entender que el amor incluye también el sexo, y que es necesario integrarlo en la pareja, así como aprender a visualizarse en un futuro. También se tiene que aceptar que algunas condiciones cambiarán a lo largo de los años, y que muchas pasiones nunca llegarán a consolidarse en amor, por lo que es necesario no tener miedo a empezar de nuevo.
—Pero hay gente que lo busca y nunca lo encuentra…
—El fallo está en la cultura, que nos muestra un camino erróneo para alcanzarlo. Las personas que buscan el amor y no lo encuentran es porque nadie les ha dicho qué ruta hay que seguir. Por ejemplo, cuando nos hablan de la historia de la princesa y el príncipe que se van al castillo y son felices y comen perdices. El amor no puede ser solamente una intuición, sino una construcción muy compleja.
—¿Estamos programados para amar?
—Sí, pero no para hacer el camino que nos lleva al amor; ése hay que aprenderlo. Es cultural, nos dicen desde pequeños que no es necesario aprender a amar, pero eso es una mentira que nos impide alcanzar el amor.
—¿Por qué el amor es fundamental para nuestro bienestar?
—Porque es la continuación de un afecto básico para el ser humano. Lo que siente un hijo pequeño por su madre es un sentimiento necesario para sobrevivir, al igual que el afecto que se tienen un grupo de jóvenes es preciso para descubrir mundo, ya que es mucho más fácil hacerlo de manera grupal. Luego vendría el amor, un sentimiento que permite un desarrollo personal único, puesto que la consciencia que tenemos de nosotros mismos dependerá de cómo miremos al prójimo, del conocimiento que tengamos de él, y de cómo le sintamos.
—El amor se aprende y requiere esfuerzo.
—¡Como todas las cosas grandes y bellas que hay en el mundo! Muchas personas quieren disfrutar de él de manera inmediata, sin esfuerzo, como si lo pudieran encontrar de manera casual por la calle, pero el amor es un sentimiento que requiere trabajarlo a diario.
—¿Amar implica sufrimiento?
—Sí, es prácticamente imposible que alguien que nunca ha sufrido por amor sea capaz de ser sensible a otra persona. Sólo se puede desarrollar la capacidad de empatía después de haber sentido sufrimiento, algo que no es bueno pero que nos habilita para comprender a los demás.
—¿La pasión es la antesala del amor?
—Sí, para que haya amor es necesario que primero surja una fuerza emocional que llamamos pasión, un mecanismo que facilita que dos personas se presten la atención suficiente como para conocerse el uno al otro. Por eso, a menudo se dice que la pasión es la recámara del amor. (NotaCMP.- ¡OJO!: No dice enamoramiento).
—Pero a veces la chispa no consigue encender la llama.
—Sí, es cierto. Y entonces es importante que las personas sepan que, si eso ocurre, tienen que dejar la relación y volver a empezar de nuevo porque, si no, van a sufrir mucho.
—¿El matrimonio tiene algo que ver con el amor?
—El matrimonio posibilitó en el pasado el surgimiento del amor, pero son dos conceptos diferentes. El primero se refiere a la organización legal entre dos personas, el segundo es un vínculo emocional. Son cercanos, pero no es cierto que uno implique al otro. Hay muchas personas que sufren hoy en día en su matrimonio porque no sienten amor.
—¿Se puede ser infiel a tu pareja y amarla al mismo tiempo?
—Es absolutamente imposible. Ser fiel es un indicador elemental de que uno ama a su pareja, y si no lo eres, quiere decir que, sientes cariño o amistad por la otra persona, pero no amor. Cuando alguien quiere verdaderamente a su pareja, aquella persona es la fuente principal de deseo, y entonces la infidelidad es algo imposible. Pero como muchos no saben hacer el camino hacia el amor, a pesar de estar casados, es natural que sean infieles.
—¿Las experiencias extramatrimoniales son diferentes en los hombres que en las mujeres?
—Aparentemente, porque cada vez más los psicoterapeutas estamos descubriendo que las relaciones extramatrimoniales son muy parecidas entre hombres y mujeres, aunque en el género masculino prima el sexo, y en el femenino los sentimientos.
—¿El amor platónico también nos provoca bienestar?
—Es un peligro fatal, es como un laberinto, porque cuando alguien tiene un amor platónico, en verdad se siente como un prisionero, y si nunca llega a confrontarlo con la realidad continuará sintiéndose confuso. Puede servir para tapar un vacío sentimental en un momento determinado, pero tenemos que apartarnos de él tan pronto como nos demos cuenta de que lo padecemos. La mayoría de relaciones que han empezado siendo amores platónicos han terminado mal porque la realidad es diferente a lo que nuestra mente puede llegar a imaginar.
—¿Y el amor eterno?
—Tampoco es bueno pensar en esos términos porque cuando creemos estar delante de un amor para toda la vida, nos desmotivamos y dejamos de trabajar para él. El amor es vivo, es como un organismo, como una planta o un animal, que siempre necesita respirar y nutrirse. La única forma de saber si ha existido o no un amor de verdad es cuando uno de los dos fallece.
—¿Y cómo puedo saber si lo que siento es verdaderamente amor?
—Si para ti la otra persona es tu ídolo, la deseas, compartes opiniones, y la manera de ver el mundo, es muy probable que estés delante del amor. No es cierto el dicho «Los polos opuestos se atraen», porque los que se aman ven el mundo con la misma mirada.
—¿Qué le diría a una persona que no ha amado nunca?
—Que va en sentido contrario, que no está trabajando lo suficiente para conseguirlo, no se puede esperar a que nos abran la puerta. Si uno aprende a hacer el camino, el amor es imposible de no encontrar porque es lo más democrático que existe en el mundo.
