[*Otros}– Los Canarios en América / José Antonio Pérez Carrión: Pedro Bravo de Laguna

El general de brigada de quien nos vamos a ocupar nació en la isla de Las Palmas, hijo de una familia ilustre y bien acomodada de la ciudad de Las Palmas.

Por Real Orden de 18 de septiembre de 1850 fue nombrado sub-teniente de las Milicias de Canarias, ingresando en el ejército, mediante examen, por Real Orden de 30 de septiembre de 1853.

En 1854 tomó parte en los sucesos desarrollados en Barcelona con motivo de la huelga de los obreros, y más tarde en los que tuvieron lugar en Madrid los días 17, 18 y 19 de junio de dicho año, valiéndole su comportamiento el grado de teniente.

Figuró en 1855 en el cuerpo expedicionario que marcho a sofocar la sublevación carlista del Alto Aragón, y en 1856, en la columna 9 operó en el sitio y bloqueo de Zaragoza.

El 27 de enero de 1857 ascendió a teniente por antigüedad. El 25 de octubre de 1861 se le concedió el empleo de capitán con destino al Batallón San Marcial, expedicionario a Santo Domingo. Sus principales hechos de armas los encontramos en esta campaña.

Al frente de dos compañía marchó en febrero de 1863 a Puerto Plata, consiguiendo abortar la conspiración fraguada por los jefes y oficiales de las Reservas contra la anexión de la Isla a España. Como legítima recompensa a sus méritos y servicios, el gobernador del distrito le confió el mando absoluto de la fuerza de la guarnición y, poco tiempo después, el grado de comandante.

Sublevada de nuevo la Isla en julio del citado año se le ordenó marchase con sus fuerzas a guarnecer las Flechas de Colón, el Castillo de los Cacaos y la ciudad de Samaná.

En 16 v 28 de octubre y 18 de noviembre derrotó y puso en precipitada fuga a los revolucionarios en los campos de Samaná, y el 2 del último mes referido les batió de nuevo en las faldas de los Montes de los Cacaos apoderándose de armamentos, caballos y provisiones, y destruyendo el campamento de los adversarios.

A las órdenes del comandante Calleja resistió los ataques que tuvieron lugar los días 10, 16, 24 y 31 de diciembre, contribuyendo al desastre del enemigo en el último ataque por medio de un movimiento envolvente practicado con su columna, cayendo en su poder multitud de prisioneros con sus familias, víveres v pertrechos. Por esta acción obtuvo la Cruz Roja del mérito Militar de primera clase.

En febrero de 1864, a solicitud propia, se le trasladó a Seibo y Hato, donde se hallaba concentrado el núcleo de los revolucionarios.

Los batió en San Antonio de Guerra en las noches del 16 y 26 de marzo en que intentaron sorprender y apoderarse del pueblo, y en la llanuras de San José el 30 de abril, a pesar de la gran diferencia de fuerzas, haciéndoles muchos muertos, heridos y prisioneros. Por este hecho se le otorgó, sobre el campo de batalla y por orden general dada al ejército, el empleo de comandante.

Tomó parte además en otros importantes encuentros hasta que una grave enfermedad contraída en la campaña, le obligó marchar a Puerto Rico.

Por gracia especial obtuvo el grado de teniente coronel en septiembre de 1868, y el de coronel en junio de 1871. Y por antigüedad el empleo de teniente coronel en agosto de 1874, y el de coronel en enero de 1881.

En 1892 ascendió a general de brigada pasando a la reserva por el delicado estado de su salud.

Desde muy joven ingresó Bravo de Laguna en la política, compartiendo con ésta sus deberes militares. Su gestión fue fructífera para el distrito oriental del Archipiélago mientras lo representó en Cortes y aún después de que sus achaques le llevaron al retraimiento.

Reconociendo en Fernando de León v Castillo una esperanza para la patria, hizo abstracción completa del brillante porvenir que veía dibujado en lontananza, y gustoso prestó su concurso para avudarle en el triunfo de su política liberal.

Como senador por la provincia consiguió en 1877 que se incluyeran en el plan general de carreteras las siguientes: de Las Palmas a San Bartolomé de Tirajana; de Arucas a Azuage; de Tuineje a Puerto de Cabras, y de este pueblo a La Oliva.

En 1878 recabó del gobierno ciento sesenta mil pesetas para las obras del séptimo trozo de la carretera de Agaete y primero de la de Arrecife a Haria; y la aprobación del noveno de la primera en dichas vías.

En 1879 gestionó con feliz resultado el remate del cuarto trozo de la de Agüimes, importando unas 200.000 pesetas y se aprobó el estudio del sexto de la de Guía.

En 1882 sostuvo en el Congreso la necesidad de variar el trazado del cable telegráfico de Cádiz, mediante cuya reforma disfrutarían las Islas Canarias de igual beneficio, según su criterio, y economizaba el Estado 91.000 pesos.

En el indicado año pronunció otro discurso en el Congreso pidiendo protección para las islas de Lanzarote y Fuerteventura, que atravesaban una terrible crisis económica, logrando que el gobierno concediese 10.000 pesetas como auxilio.

Colaboró con el señor León y Castillo en la aprobación de los trozos séptimo y octavo de la carretera de Guía; en la compra por el Estado del tabaco de estas Islas; en la cesión por éste de 60.000 pesetas para las obras del Puerto de Las Palmas, y en la concesión del Lazareto de Gando.

Contribuyó eficazmente a la construcción del Lazareto del Puerto de la Luz, edificio del gobierno militar de la plaza, teatro «Tirso de Molina» y otras obras de pública utilidad, cediendo unas veces el terreno, otras, piedras y cal, y frecuentemente entregando importantes cantidades en metálico. Últimamente dio atribuciones a las Hermanas de la Caridad para recoger en la Isleta el material necesario para el asilo en el Puerto de la Luz.

En las postrimerías de su vida consumó el sacrificio de ir a Madrid como diputado por Guía, recogiendo en este periodo de tiempo nuevos triunfos y relevantes pruebas de su patriotismo y de su ardiente celo.

Las recientes concesiones recibidas por el distrito de Las Palmas son el último legado hecho a su patria por el hijo esclarecido.

El general Bravo de Laguna fue,

• Director de la «Económica de Amigos del País» de Las Palmas,

• Presidente del «Gabinete Literario»,

• Socio de mérito de ambos centros

• Presidente de la Sociedad de Náufragos.

• Senador del Reino en 1876, y reelegido en 1879.

• Diputado a Cortes por Las Palmas en 1870, 1881 y 1896.

Estaba en posesi6n de las siguientes cruces:

• Mérito militar Roja de segunda clase y primera clase.

• Comendador de las de Carlos III e Isabel la Católica.

• Cruz y Placa de San Hermenegildo.

• Cruz de la Legación de Honor.

Mucho más pudiéramos decir, pero se haría demasiado larga la nomenclatura histórica de los canarios que se han distinguido en las armas y que, a la vez que han sido descubridores y conquistadores, han sido también pobladores y hombres de gobierno.

Pero, no concluiremos nuestro relato en esta parte de la historia de Los Canarios en América, sin hacer mención de los generales Borges, en Ia República del Uruguay; Pulido y Quevedo, en Venezuela; Pedro Zea, Berriz, Denis, Madan y otros muchos que se han distinguido en Cuba, Santo Domingo y México, en las últimas desavenencias que contra estos países hermanos se sustuvieron por consecuencia de una política fatal, extraviada y altamente desastrosa.

A propósito hemos dejado para este momento el hablar de nuestro distinguidísimo paisano el teniente general D. Luis de Cubas y Fernández, que ocupara en Madrid el alto cargo de consejero en el Tribunal Supremo de Guerra y Marina; y su hermano D. Sebastián, el presidente de la Excma. Audiencia de La Habana.

Cerramos con broche de oro esta serie de biografía, y abrimos la siguiente con la de uno de los hijos mas notables que en la Edad Media han producido las Afortunadas.

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