25 de Febrero de 2008
En la zona denominada La Galga, actual municipio de Puntallana (La Palma), donde destacan sus imponentes riscos, vivió en otros tiempos un valiente y osado pastor. que se prendó de una hermosa joven que ignoraba todas sus pretensiones hacía ella. No obstante, el mancebo no cejaba en su empeño de cortejarla; y la bella dama mantenía hacia él una total indiferencia.
La hermosa joven, agobiada por la constancia del pastor en conseguir su corazón, quiso probar su amor pidiéndole un imposible para así liberarse, de una vez por todas, de sus cortejos.
Y le pidió que, para ser su esposa, él debía acercarse al precipicio y, apoyando sus manos en su lanza (vara con la que los pastores canarios sortean las dificultades orográficas), sobre el abismo girara su cuerpo en torno a ella tres veces, sin caer.
El valor y la destreza del amante quedaron patentes en los dos primeros giros, pero en el tercero, cuando se encomendó a su dama, falto ya de fuerzas, no llegó a tocar piso firme y se despeñó en las profundidades del barranco.
El amor le cegó y murió por conseguirlo; su cuerpo nunca se encontró. Ella perdió la cordura y lloró todos los días que le restaron de vida.
Desde entonces, para recordar el hecho, la gente del lugar llama al risco El Salto del Enamorado.
(Foto: Chepina junto a la estatua erigida en lo alto del risco en referencia).
Fuente: Temas Canarios
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Cortesía de Fabián Trujillo
