En el artículo Las loas a Nuestra Señora de Las Nieves se menciona la presentación, en Santa Cruz de La Palma y en 1890, de un Carro Alegórico.
Y en un artículo de EcoDiario se dice que el carro alegórico y triunfal es un anacronismo barroco que en Canarias sólo se conserva en el marco de las fiestas de la Bajada de la Virgen de Las Nieves, y que posee una función anunciadora que delata la deuda que mantiene con las dramatizaciones sobre carros tirados por bestias que identificaron los espectáculos teatrales de la histórica fiesta sacramental del Corpus.
En El Paso, y diría que en toda la isla de La Palma, se conoce por ‘carro alegórico’ —o ‘carro’, a secas— una especie de pequeño auto sacramental, con declamación poética y canto, que se representa durante alguna festividad religiosa y que, para poder hacerlo visible a la mayor cantidad de público, su escenario se arma sobre la plataforma de carga de un camión que para cada representación se mueve y se aparca en el lugar en el que esa representación sea visible para muchos. De aquí podría venir lo de ‘carro’,… supongo.
Los Carros que en El Paso se han escenificado han sido siete (7) y todos con guión y letra de don Antonio Pino Pérez, el poeta pasense de quien publiqué los poemas de su libro “Dándoles vueltas al viento”. Esos Carros son:
- Luz en la Sombra (1946)
- Antesala de la Muerte (1947)
- Reinado Eterno (1949)
- La Nave de la Esperanza (1951)
- Alrededor de la Cruz (1955)
- Canto Sobrenatural (1960)
- Auto de Reyes (1968)
Las siguientes dos fotos corresponden a la representación del Carro “La Nave de la Esperanza” hecha en 1985.


Al igual que en las óperas, en los Carros destaca un fragmento que cobra más popularidad que el resto y que se constituye como en su tarjeta de presentación. En “Reinado Eterno”, el fragmento distintivo es la muy emotiva y bien lograda Plegaria del Campesino, en base a la cual el Dr. Juan Antonio Pino Capote, hijo del autor de los Carros arriba mencionados, ha hecho, en memoria de su padre, un pequeño montaje (para verlo/bajarlo, clicar AQUÍ) en una de cuyas fotos aparece él, aún niño, con sus padres y hermanas. Además de este otro, en base al poema “Espera”.
Lo que sigue —guión completo de “Reinado Eterno”, con reparto, personajes y letra— da una buena idea de los temas en torno a los que giran estos Carros.
“Reinado Eterno” tiene como base el añadido «… de El Sagrado Corazón» que en honor al Sagrado Corazón de Jesús se le quiso poner en los años 40 al nombre de El Paso, un pueblo mayormente de agricultores y campesinos.
***
REINADO ETERNO
Ofrenda piadosa de El Paso al Sagrado Corazón de Jesús
Autor: Antonio Pino Pérez
El Paso, Mayo de 1949
PERSONAJES
* Ángel: Srta. Ana María Díaz
* Santa Margarita: Srta. Carmencita Henríquez
* Alma de El Paso: Sra. Mela Cordovez Hernández
* Labradora: Srta. María Carmela García
* Padre Hoyos: Don Tomás Capote
* Pregonero: Don Guzmán de Toledo
* Labrador: Don Miguel Ángel Taño
* Anciano: Don Santiago García Castro
* Ángeles (Coro): Srtas. María Angustia Capote, Rosa María Guélmez, María de los Ángeles Pino, Teresita Martín, y Marina Simón.
Acto único
Pregonero
Entre cielos y tierra suspendido
para mostrarle al mundo un derrotero,
soy el infatigable pregonero
que brota del silencio y del olvido.
Un grito que se pierde y que se afana,
una voz avizora siempre alerta,
un clamor sobrehumano que despierta,
y una esperanza tendida al mañana.
Un soldado de Cristo, penitente,
que milita en Su reino espiritual,
y huyendo del embrujo material
se corona en la luz del sol naciente.
Pregonero me llaman, y un pregón
llena mi vida al porvenir lanzada,
porque siento en el alma la llamada
de un eterno y Sagrado Corazón.
Y voy a Dios como las almas buenas
subiendo por escalas de oración,
por altas sendas de liberación
a regiones de paz de fulgor llenas.
Si el Padre Hoyos disipó las nieblas
del gran misterio del Amor de Amores,
él nos trae, entre vivos resplandores,
promesas que hacen luz en las tinieblas.
Padre Hoyos
En la gloria del Dios verdadero
mi perenne piedad se extasía,
y en mí canta una santa alegría
la inefable visión del sendero.
Y ahora soy un prodigio lejano
liberado de toda pasión,
y un perfume de superación
que penetra el recóndito arcano.
Por la Tierra pasé renunciando
al embrujo de las tentaciones,
y luché en mis carnales prisiones
porque Cristo me estaba enseñando.
Y a medida que iba dejando
mi apetencia a las cosas terrenas,
se me iban rompiendo cadenas
y en los Cielos me estaban llamando.
Y ascendí en mi profunda querella
hasta Dios, que sació mi desvelo,
poseído de fiebres de anhelo
por la histórica luz de Su huella.
Y escuché las Promesas divinas
que compendian mi revelación,
los caminos de la salvación
y las rosas de amor sin espinas
.
Y con voz de inefable dulzura
entreabriendo las puertas del Cielo,
Corazón de esperanza y consuelo
me enseñó la suprema ventura.
«Daré a mis devotos gracias abundantes
para el cumplimiento de un deber sagrado,
en todo momento y en cualquier estado
para que me honren por perseverantes.
Y a los corazones siempre empedernidos
moverá la gracia de mis sacerdotes,
volverán sus almas renaciendo en brotes
a la vida nueva de los bien nacidos.
Y derramaré copiosas bendiciones
sobre las empresas en mi Nombre buenas,
Y seré un consuelo de todas sus penas
y asilo seguro de los corazones.
A los que propaguen esta devoción
los tendré presentes en sus amarguras,
y sus almas blancas y sus voces puras
estarán escritas en mi Corazón.
A los que comulguen con un santo anhelo
los Primeros Viernes en meses seguidos,
por la gracia eterna serán encendidos
al fin de sus vidas con luz de consuelo.
Cambiaré las sombras de la indiferencia
hasta convertir las almas fervorosas.
Y las almas buenas, las almas piadosas,
serán almas santas por la penitencia».
Y a los hombres piadosos enseñé
el mensaje de amor revelado
que dictó un Corazón angustiado
en el cual para siempre confié.
Y ahora soy un espíritu santo
liberado de toda pasión,
en la gloria de la Redención,
lejos ya del dolor y del llanto.
Pregonero
Tus palabras al Cielo encaminan.
Tienen honda emoción de oraciones,
en el centro del alma germinan
y florecen en renunciaciones.
Padre Hoyos
Mis palabras, cual voces al viento,
sólo copian abismos de hondura.
Que os lo diga esta virgen tan pura
que nació del humano tormento.
Nuestra santa Virgen Margarita
de Alacoque por Dios elegida
nos mostró ya una senda tendida
por la ruta hacia Dios infinita.
Las promesas que son voz de aliento
luminarias de gracia realista,
fluyen de esta nueva evangelista
con el fuerte vigor de un portento.
Santa Margarita
No fui más que otra esclava del Señor
que dejé hacer en mí su voluntad,
renunciando a mi pobre libertad
me entregué sin reservas a su Amor.
Y fui para los hombres providente:
Les hablé del Amor que nos llamaba,
del Corazón de luz que nos buscaba,
y de su angustia eterna y persistente
por un mundo que muere en el pecado.
Y les dije que siempre perdonando
el Corazón de Cristo nos espera,
que en sus heridas esconder quisiera
a los que en el pecado están llorando.
Revelé los remedios soberanos
para alcanzar su santa realeza,
más allá del dolor y la tristeza
les descubrí recónditos arcanos.
Si por gracia divina fui elegida,
bendecida de nuevo en las mujeres,
fue porque, renunciando a los placeres,
viví en la Tierra para la otra vida.
No fui más que otra esclava del Señor,
obediente a sus leyes y a Su amor.
Pregonero
Voz celestial que a despertarnos vienes,
llamarada de amor santificada,
tanta atracción en tu pureza tienes
que ya corremos tras de tu llamada.
¿Eres el Ángel que el Señor envía
a la noche del mundo en convulsiones
a disipar nublados y turbiones
y a derribar la falsa idolatría?
Santa Margarita
¡Pobre de mí! Sumisa penitente
que escribí a los dictados del Señor.
Yo no fui más que un débil resplandor
que alumbró las plegarias del creyente.
Sólo fui el bien posible y hacedero,
algo frecuente en la vida cristiana.
El Ángel de Dios que anuncia el mañana
ya llega hasta aquí, gentil Pregonero.
Coro de Ángeles
Como luces de ensueño alumbramos
en las sendas de Dios infinitas,
y en celestes jardines cantamos
las eternas plegarias benditas.
Anunciamos auroras triunfales
más allá del amor de la Cruz,
y en el reino de los inmortales
anegamos las almas de luz.
Somos flores del Reino Divino
perfumadas en la Eternidad
que llenamos de paz el camino
que conduce a la santa verdad.
En la gloria de Dios infinita
poseemos la gracia del vuelo,
y en un beso de amor intangible
nos aroma la brisa del Cielo
Sólo un sol de verdad que ilumina
nos incendia de luces soñadas,
y en el Reino que nunca termina
traspasamos bellezas aladas.
Somos voces de amor inmarchitas
armonías de la inmensidad,
y en sonrisa de luces benditas,
resplandores de la santidad.
(Aparece el Ángel)
Pregonero
Mensajero celeste que llegas
de regiones de luz insondables
a mostrar a los hombres culpables
el mensaje de fe que renuevas.
Bienvenido seáis, ¡bienvenido!
Los sedientos del bien te esperaban,
y los tristes por ti suspiraban
en la negra prisión del olvido.
Ya los yermos están reparados
y la tierra ya fue removida.
Falta el soplo inmortal de la vida
que fecunde los campos sembrados.
Faltas tú, mensajero divino,
esta noche impaciente de esperas
a trazar con palabras certeras
del glorioso mañana, el camino.
Este pueblo que reza y medita
y en el Reino de Dios persevera,
a tus plantas se rinde y espera
la consigna que bien resucita.
Ángel
Un Ángel arrojó del Paraíso
con espada de fuego redentora,
la primera pareja pecadora
que burlar a su Dios sin pudor quiso.
Un Ángel a la Virgen anunció
que sin mancha a Jesús concebiría,
y un Ángel lo arrulló cuando nacía,
y un Ángel custodió la sepultura
de muerte, del Señor resucitado,
y un Ángel está aquí, por Dios mandado,
a esclarecer la humana desventura.
Llegó de la inmortal Eternidad
hasta el profundo sueño de la vida,
mensajero de paz en la suicida
lucha terrible de la Humanidad.
Y soplo con alientos de infinito
sobre la hoguera de exterminio y muerte,
por ver si extingo con mi aliento fuerte
los voraces incendios del delito.
Pero no escucha el ciego impenitente
esta voz que es un ancla salvadora,
y prosigue en su vida pecadora
a su destino eterno, indiferente.
Luchan el bien y el mal en confusión,
la cizaña y el trigo confundidos,
y llegan hasta el Cielo los gemidos
de los que mueren sin pedir perdón.
En el mar insondable de amargura,
de tormenta y naufragios y agonía,
en la nave del mundo perecía
embarcada en el mal, la desventura.
El Arca de Noé, y en Galilea,
Jesús que riñe al mar alborotado
nos salva de la muerte y del pecado
la palabra de Dios, ¡bendita sea!
No importan veinte siglos que pasaron
de la crucifixión del Rey de los Judíos
para que sigan existiendo, impíos,
los mismos que en la Cruz lo levantaron.
No importan las Promesas reveladas
para luz y consuelo y salvación
que anuncian una nueva redención
en las noches del alma, desoladas.
El lujo y la riqueza, los placeres,
seducen y torturan y fascinan,
y en la brutal vorágine caminan
tras la insaciable sed de sus quereres.
Si vuelvo de la azul inmensidad
con un mensaje de liberación,
me manda ese angustiado Corazón
que sangra en su infinita caridad
por la muerte luctuosa en el pecado
de un mundo que se aleja de Su cruz,
de la Verdad, del bien y de la Luz,
que fluyen de su pecho lacerado
por la fiebre de todos los dolores
que para daros verdadera vida
abrió en su pecho la profunda herida
para llenarnos con su Amor de Amores.
Vengo a dar testimonio del Señor
que mora eternamente en la alturas,
y a traer en raudales de venturas
la gran misericordia de su Amor.
Pregonero
Es la gracia divina la que alienta
en tu voz de celestes transparencias,
Despiertas y conmueves las conciencias.
La Humanidad de luz está sedienta.
Ángel
La libertad del hombre es su tortura.
En la noche se adentra y se encamina
por la ruta infernal que no termina
sino allá en el confín de la locura.
Y lucha y se debate entre la escoria
poseído de fiebres pasionales
azuzando las furias de los males
despreciando los goces de la gloria.
Pregonero
Somos flacos, Señor, y el infeliz
se pierde entre engañosas ilusiones.
Tú que traes celestes bendiciones
a este pueblo que inclina su cerviz
ante su Rey eterno y soberano,
escucha por favor sus inquietudes
y llévalo hasta el Reino de Virtudes
cogido del milagro de tu mano.
Ángel
Dios se recrea en ti, pueblo creyente,
que sobre la Isla verde se reclina
adonde España alcanza y no termina,
pues sube en tu plegaria penitente.
Dios te bendice, tronco levantado
para el Rey del Amor de los Amores,
que lo recibes deshojando flores
y lo despides con fervor callado.
Permaneces en él y perseveras
en agrandar tus cálidos fervores
porque le rindes cánticos y honores
y siempre en Él confiadamente esperas.
Porque a Él le entregas con pasión del alma
tu profunda plegaria sencilla,
y tu fe sacrosanta se humilla
sobre esta flor marinera de La Palma.
En el nombre del bien por el que lucho,
habla, pues, tu secreto revela,
que tu fe verdadera consuela.
Impaciente de oírte, te escucho.
Labrador
Soy un pobre campesino.
No tengo palabras bellas
para contar mis querellas
a Tu Corazón Divino.
Pero hacia Ti me encamino
con una oración ferviente,
cual un viejo penitente
que aunque de torpes maneras
sabe bien que Tú lo esperas,
esperanza del creyente.
Tú me diste paz, consuelo,
un hogar sin inquietudes.
y perfumadas virtudes
que embalsamaron mi anhelo.
Cuando contemplé ese cielo
siempre admiré Tu grandeza
y bendije mi pobreza
obedeciendo Tus leyes.
Fui más grande que los reyes
sintiendo Tu realeza.
Luchando con alegría
tuve fe, Señor clemente,
cuando arrojé la simiente
que por Tu Amor brotaría.
Y en un milagro nacía,
y en otro en frutos cuajaba,
y agradecido rezaba
a Tu bondad infinita
por la cosecha bendita
que mis esfuerzos premiaba.
Cuando herido de traiciones
sentí sangrar mis heridas,
cuando en las horas temidas
me acosaron las pasiones,
recordé las oraciones
que mi madre me inculcó,
y de nuevo a Ti volvió
mi espiritual sencillez
con esa grave honradez
que esta tierra me enseñó.
Sobre la tierra curvado
—profunda interrogación—
yo escribí tu religión
con los surcos de mi arado.
Y sepulté mi pecado,
mal-cizaña en mi nacida,
junto a simiente escogida
que con mi sudor regaba
y con dolor enterraba
porque eran mi propia vida.
Señor, yo quisiera darte
—ya que a mi pueblo le das
tu nombre, que vale más
que cuanto pueda ofrendarte—
algo que pueda agradarte,
como una inmensa oración
donde te implore perdón
fundido en eterno abrazo
todo este pueblo de “El Paso
del Sagrado Corazón”.
Mas soy tan pobre, Señor,
que de nada al fin soy dueño
porque hasta Tuyo es el sueño
que mitiga mi dolor.
Tuyo el prodigio de amor
que en mis noches amanece,
y el milagro que florece
luz de Tus ojos abiertos
en los almendros despiertos
donde Tu luz esclarece.
Nada tengo que ofrecerte,
como no sea obediencia,
oraciones, penitencia;
y ante el temor de ofenderte,
servirte y obedecerte
para Tu gracia esperar,
y mientras viva, rezar,
pedirte a voces perdón,
y entregarte el corazón:
lo más que te puedo dar.
Ángel
Es la ofrenda sencilla y piadosa
de un soldado cristiano y valiente
que sembró con amor la simiente
en la tierra por Dios generosa.
Pregonero
Esperando con ciega confianza
avanzamos al reino futuro
y nos lleva hasta puerto seguro,
con alegre emoción: la Esperanza.
La ceguera mundana no ve,
más allá del dolor y la tumba,
esa noche que alumbra y deslumbra
con su luz cegadora: la Fe.
No comprendo la triste orfandad
que ese beso de amor que percibe
que el Amor del Amor lo recibe
y se llama ese amor: Caridad.
Labradora
Yo he sido la compañera
del hombre de estos lugares,
la que ahuyentó sus pesares
con sonrisa placentera.
Y la que en perenne espera
hondamente conmovida
fue deshojando su vida
en llamaradas de amor,
cual pétalos de una flor
para perfumar nacida.
Mientras el campo sonaba,
crecí entre almendros floridos
en los huertos escondidos
donde mi madre rezaba.
Y mi padre cultivaba
la tierra de mis abuelos
ganando con sus desvelos
nuestro pan de cada día
con la cristiana alegría
que nos colmó de consuelos.
Resignados y sufridos,
siempre humildes y pacientes,
mis padres, por ser creyentes,
como en un crisol fundidos
fusionaron los latidos
de amor de sus corazones,
en las dulces emociones
de un hogar sin inquietudes
que calentó con virtudes
un fuego de tradiciones.
Fui madre, hija y esposa.
Siempre me impuse deberes,
y no tuve otros placeres
en mi vida silenciosa
que la risa bulliciosa
del hijo de mis amores,
y los profundos fervores
con que me abracé a Tu Cruz,
resplandeciente de luz
por alumbrar mis dolores.
En el hogar escondida,
como en prisión voluntaria,
recé una casta plegaria
en amores encendida.
Te di en los hijos, la vida,
cuanta belleza tenía;
y en el trabajo, alegría.
Y cuanto pude, Señor,
yo te lo di con amor,
pues todo te lo debía.
Siempre en tu gracia infinita
descansaba mi esperanza,
y con fe ciega y confianza
sentí en el alma contrita
que tu verdad resucita
de la muerte del pecado.
Y siempre en mi humilde estado
en el templo de mi casa
me entregué, sombra que pasa,
a tu Corazón Sagrado.
Y aquí estoy, ojo de asombro,
luces de fe que te vieron,
entrañas que te sintieron
clavando allá en lo más hondo
donde celosa me escondo
para sentirte más mío.
Sin la sombra de un desvío
me entrego a Ti toda entera.
Yo sé que tu amor me espera
y sólo en tu amor confío.
Ángel
Y siempre la mujer graciosa y buena,
aroma de la vida y alegría,
trayendo con su dulce poesía
el bálsamo que rompe la condena.
Mujeres que a Jesús acompañaron
en su predicación por Palestina,
y con honda ternura femenina
sobre su tumba con pesar lloraron.
En ti reviven, campesina honrada,
porque eres madre amante y dulce esposa,
como ellas, agua viva y rumorosa
de la fuente de amores liberada.
Anciano
La tierra que me diste en heredad
sabe bien mi secreta desventura.
Con ella se fundó mi soledad,
y piadosa cubrirá mi sepultura.
Yo no fui más que un pobre campesino
perdido siempre en el campo
silencioso,
que ahora llama a tus puertas, Rey Divino,
con la impaciencia de encontrar reposo.
Pregonero
Tú que sabes los secretos
que estos campos meditaron,
di esta noche a las estrellas
qué secretos se callaron.
Estas tierras cultivadas
por tu mano vigorosa
se vistieron perfumadas
de esperanza milagrosa.
Anciano bueno
espejo triste
de las verdades
que tú aprendiste.
Los campos mudos
y los barbechos
te revelaron
hondos secretos.
Como las mieses
que se agostaron,
también tus fuerzas
se marchitaron.
Al fin llegaste
con tu experiencia
hasta esta noche
de penitencia.
Los rigores del invierno
en los campos te encontraron,
y los soles del verano
en tu espalda gravitaron.
Te cantaban avecillas
un saludo matinal,
y tú ibas siempre alegre
a tu trabajo habitual.
Sobre la tierra
tú te curvabas,
y en sus amores
siempre confiabas.
Esos misterios
de los sembrados
siempre te hablaron
esperanzados.
Y tú trabajas,
y en Dios confías.
Son las cosechas
tus alegrías.
Anciano bueno,
espejo triste,
dime el secreto
que tú aprendiste.
A la luz del sol poniente,
cuando Ángelus medita,
es la oración de la tarde
la que en el aire palpita.
Mientras bullen las simientes
en la paz de los sembrados
donde esperan los creyentes
frutos con sudor ganados.
Y la dulzura
de la creación
llenó de goces
tu corazón.
Tú la escuchabas
alegremente.
Nació en tu alma
como simiente.
Y renacías
a la esperanza,
gloria bendita
que en Dios se alcanza
Anciano bueno…
Anciano
Muertas ya en mí las pasiones
que de Tu ser me apartaron,
falsas glorias que forjaron
engañosas ilusiones,
vengo a pedirte perdones;
derrumbada fortaleza
que vuelve a tu Realeza
para mostrarte su herida
como una nota perdida
de tu infinita grandeza.
No fui más que campesino
hijo de esta tierra amada
que esconde en su entraña honrada
mi secreto y mi destino.
Fue mi cuna y mi camino,
mi alegría y mi tormento,
Fue mi lucha y mi sustento,
sabe mis sueños de gloria,
celosa esconde mi historia
de trabajo y sentimiento.
Todo mi calor le di.
Con pasión la cultivé
desde el día en que nací.
Sobre su embrujo crecí
de sol a sol trabajando,
y en ella se fue quedando
mi niñez, mi juventud,
y mi rota plenitud
quedó en sus campos sangrando.
Y al ocaso de mi vida,
en esta hora inquietante
llego hasta ti vacilante,
con el alma estremecida
en la postrer despedida
de mis rústicos amores,
al solar de mis mayores
que arrullará la quietud
de mi triste senectud
purificada en dolores.
Sin saber en mi agonía
y en mi angustiosa tortura
si me espera la ventura
al nacer en nuevo día,
o el castigo que temía
fulminará mi flaqueza,
la culpa de mi rudeza
que de Tu ser me apartó
y mi corazón llenó
con desvaída tibieza.
Ahora que vuelve el pasado,
cual si estuviera presente,
a revivir en mi mente
hasta el recuerdo olvidado.
Ahora que llora el pecado
en mi conciencia despierta,
como en la noche desierta
llora un niño desvalido,
llego entre sombras perdido
hasta el umbral de Tu puerta.
Torno de un mundo de engaños
y de pasión orgullosa
a descargar en la fosa
el peso de tantos años.
Traigo sólo desengaños,
y como única ciencia
el grito de mi experiencia
que a Tu Reino me encamina
buscando el sol que ilumina
en Tu infinita clemencia.
Y estoy aquí nuevamente
para bendecir Tu Nombre.
Con los arrestos de un hombre
que ya tan sólo es simiente
me han de sepultar creyente
en esta tierra bendita
porque mi fe necesita
transmutar en redenciones
mi alma en carnales prisiones
que a Tu Verdad resucita.
Ángel
Tu fuiste la materia encadenada
al quehacer profundo de la tierra,
sin saber que tu cuerpo un alma encierra
que allá en la Eternidad será juzgada.
Tiembla en tu voz la sombra de un lamento,
ya en los albores de la vida nueva,
y al terminarse tu terrena prueba
voces te salvan de arrepentimiento.
Santa Margarita
¡Pobre anciano que llora desvalido
al expirar su vida pecadora!
Bendito sea todo aquél que llora
al Reino del Amor ya bien nacido
Hallarán en su dulce Corazón
como un mar insondable de aflicciones
la fuente de infinitas salvaciones
que nos limpia con aguas de perdón.
Pueblo creyente, sube y persevera
por la escala de luz del Rey de Amores,
incendia en Sus doctrinas tus fervores
tu Padre y tu Señor, tu Dios te espera.
Padre Hoyos
La evangelista del Amor te llama
al Reinado que en la Tierra vivió.
Son ciertas las promesas que enseñó
de un Corazón de amor que se derrama
de tanto amor, y por amarnos tanto
ya sólo es amor en llamaradas
que buscan por la Tierra desbordadas
las almas que se pierden en el llanto
Coro de Ángeles
Alma de El Paso
Soy el espíritu alegre y creyente
que flota en estos cauces persuasivos
acallando con gesto compasivo
la duda y el temor del inocente.
Soy la alegría de ensueño en las fuentes
que reza de aprendidas oraciones.
Diluyendo en agua mis canciones
refresco la tortura de las frentes.
Soy el misterio que a las almas lleva
la creación en silencios meditada,
y la risa de luces perfumada
como la brisa de la Cumbre Nueva
que pasa disipando las negruras
de malos pensamientos y pesares,
y ahoga en los abismos de los mares
la sal amarga de las desventuras.
Perdida entre montañas, errabunda,
pasada por las almas ahuyentando
todo el crimen que se estaba incubando
en la negra conciencia moribunda.
Y oí en los olmos un susurro grave,
y en los almendros luces florecidas,
y en mis noches inciertas y temidas
tu voz imperiosa y suave
que musitó promesas de esperanza,
palabras verdaderas de consuelo
a los que sufren sin mirar al Cielo,
y al que entre espinas al infierno avanza.
Soy el alma de un pueblo eternizada
sobre el sepulcro de una raza muerta
en la piedra dormida que despierta
a los siglos futuros levantada.
Soy las montañas al cielo aguzadas
que reciamente las nubes escalan,
y para siempre inmutables señalan
hacia Tu Reino infinito lanzadas.
Soy Tus cumbres de vértigo y fuego
donde se esconden las almas ardientes,
sobre el embrujo de lavas calientes
que esta hora solemne te entrego.
Soy el Alma de El Paso, que palpita
en fuegos del Sagrado Corazón,
y asciende entre perfumes de oración
a la Gloria de Dios que es infinita.
Me rindo al Corazón resucitado
que nos busca y nos llama y nos espera,
que por amarnos otra vez sufriera
el dolor de morir crucificado.
Me entrego, toda plena de armonías,
sobre este trono de amor de La Palma
donde se agranda bajo el cielo el alma
cantando Tus eternas sinfonías.
Pregonero
Es la ofrenda de un pueblo creyente
que se inmola en la cruz de esta tierra,
que atesora y bendice y encierra
del reinado de Dios la simiente.
El tesoro en el alma guardado
que palpita en palabras dolientes,
y se aroma en fe
rvores crecientes
en la paz del divino reinado.
Padre Hoyos
Es ya día que en las almas florece
perfumando una inmensa oración.
Es un pueblo que implora perdón
y en la faz de la Tierra amanece.
Santa Margarita
El Reinado de Amor y ventura
ya renace en la tierra bendita,
por el bien y hacia el bien resucita
de la noche irredenta y oscura.
Pondré en paz del hogar, la familia
que sirviera su santo reinado
y a la causa donde sea honrado
se verá que mi nombre concilia.
Ángel
Ya alumbran en el cielo las estrellas
el naciente esplendor de un nuevo día,
y nos trae un perfume de alegría
rosas blancas de amor, frescas y bellas.
Alma de un pueblo libre por creyente
que alienta conmovido altos amores,
Dios que bendice tus hondos fervores
porque idolatras al Cristo viviente,
Te espera en su Reino que nunca termina
allá en lo infinito que el alma presiente,
de auroras soñadas ceñida la frente
que un sol de verdades por siempre ilumina.
Alma de El Paso
En un vuelo triste de arrepentimiento
con mi voz doliente de renunciaciones,
pasaré rezando santas oraciones
en las nubes locas y en el raudo viento.
Te buscaré siempre, Rey de Amor de Amores,
hasta en el aliento que la tierra expande,
y en el alma rota que lloró en Tacande
la leyenda-enigma de nuestros mayores.
Iré en derechura con temblor del alma
hasta tus altares a implorar perdón
a la gloria eterna de Tu Corazón
que las tempestades y las furias calma.
Seré, siempre alegre, Tu amor ensalzando,
como una esperanza llena de consuelo
que pasa mostrando las rutas del Cielo
a los que en prisiones te rezan llorando.
FIN