[*Opino}– La fiesta de la reproducción – Paradojas culturales

En 1978 tuve la suerte de presenciar personalmente en Tokyo uno de estos festivales, cuyo nombre no era “de la reproducción” sino “de la fertilidad”..

La cantidad de figuras de penes que pasaron en desfile fue impresionante, y también la cantidad de puestos de venta de reproducciones de pene, de distintos tamaños y en distintos materiales y colores, que había a lo largo del recorrido del desfile y que estuvieron montados durante todo ese día y gran parte de la noche para que la gente pudiera comprar esas figuras.

Nada se me dijo, sin embargo, de que este festival tuviera que ver con prostitutas sino, en particular, con personas que deseaban tener prole y no podían; de ahí el nombre “de la fertilidad”. Y las personas que vi comprando las estatuillas de penes eran, en su inmensa mayoría, mujeres que, según mis guías me dijeron, pondrían esas estatuillas en un altarcito erigido al efecto en sus casas como ofrenda al Dios de la Fertilidad para que les concediera el regalo de un hijo.

Me llamó mucho la atención que en un país donde la exposición de genitales estaba prohibida, se llevara a cabo públicamente algo así, pues como ya conté antes en este blog, las revistas Playboy las censuraban, una a una, estampando una mancha negra —cuadrada, circular, oblonga o de la forma necesaria— dondequiera que aparecía, aunque fuera parcialmente, un genital o vello púbico. En el cine no permitían las escenas de sexo más o menos explícito, y si no podían cortarlas porque alterarían tanto la película que dejarían ininteligible su argumento, las rociaban con spray, y el espectador las veía como a través de un vidrio empañado.

Sin embargo, en los shows prime-time nocturnos de la TV, aparecían bailarinas con el torso desnudo, y en las telenovelas del mediodía —plaga que también había llegado ya a ese país— podían verse escenas eróticas entre lesbianas.

Carlos M. Padrón

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08.04.08

Japón celebra durante la época primaveral la festividad en honor a la reproducción, llamada Kanamara Matsuri (también llamado Festival del Pene de Acero), según la religión sintonista.

Para ello, miles de personas pasean por las calles grandes penes tallados en madera y en otro tipo de materiales. Esta tradición era muy popular entre las prostitutas chinas que creían que les podría ofrecer protección contra la sífilis, suerte en los negocios y un buen matrimonio.

Este ritual pagano proviene de los años 1603-1868, en el periodo Edo de la historia.

PD

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