[*Opino}– ¡A salvar el punto y coma!

Esto de salvar el punto y coma —tema del artículo que copio abajo— no sólo debería ser tarea de Francia sino también de los demás países de hablas romances, y también de los de habla inglesa.

Cada vez más, lo escrito en EEUU está plagado de guiones, algunos sencillos (-) y otros dobles (–) que, además de ir a veces pegados a las palabras que se supone deben separar, causan confusión al lector, y, en buena lógica, podrían sustituirse por punto y coma, por sólo coma, o por dos puntos.

Ejemplo: “Because I thought this would be a good opportunity to show the other side of backups – TIME”. En el lugar del doble guión deberían ir dos puntos, pues lo que la frase dice es: “Porque pensé que ésta sería una buena oportunidad para mostrar la otra cara de los respaldos: TIEMPO”. Pero si alguien quiere embarcarse en una misión imposible, que trate de explicarle esto a los más de los useños.

Otro más: “… your iPod will remember and let you adjust the playback speed–just like audiobooks purchased from the iTunes Store”. En el lugar del doble guión debería ir una simple coma, pues lo que la frase dice es: “… tu iPod recordará y te permitirá ajustar la velocidad de reproducción, como en los ‘audiobooks’ que se compran en la tienda iTunes”.

Y cada vez más, lo escrito supuestamente en español está plagado de puntos suspensivos en clara prueba de que quien escribe no tiene idea de cómo usar otro signo de puntuación.

Una frase como ésta: “Además, en las calles no había nada que hacer; estaban desiertas”, requiere punto y como ahí donde está porque el ‘estaban desiertas’ no es realmente una continuación sino una explicación de lo anterior, pero cada vez más le ponen un punto y seguido, si es que no una coma o, en el peor de los casos, puntos suspensivos.

Hace algún tiempo, Amando de Miguel escribió que el punto y coma está en vías de desaparición, lo cual es una pena. Pero más pena es que esté en riesgo de desaparecer por simple desconocimiento de su uso, y en su lugar se recurre al antes mencionado guión o a los puntos suspensivos que, por lo visto, son el paño de lágrimas de quienes no saben de signos de puntuación. ni quieren aprender.

Carlos M. Padrón

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3 de abril de 2008

Javier Farje

Para muchos franceses, escribir oraciones largas requiere de una pluma fuente y papel fino.

Francia se ha enfrentado durante su historia a episodios tumultuosos, invasiones y ocupación, reformas y contrarreformas. Francia incorporó a la jerga histórica palabras como “terror” y “resistencia».

Pero hoy, gozando de uno de los períodos de de paz más largos de la historia europea, la tierra de Moliere y Verne se ha visto abrasada por un patriotismo de fuego que va más allá de una contienda cualquiera. Y, como ha ocurrido en otras ocasiones, el enemigo habla inglés.

Se trata de una campaña frontal y unificadora para salvar un elemento sin el cual Francia difícilmente podría sobrevivir como ente cultural. El punto y coma. O el point-virgule.

Signo de identidad

Al parecer, este signo de puntuación, que en el idioma de Shakespeare es una especie de transición de compromiso entre los dos puntos y el punto final, en el francés tiene una identidad propia.

Sin el punto y coma, “En busca del tiempo perdido», de Marcel Proust, por ejemplo, un hincha acérrimo de la voluptuosidad idiomática, sería difícil de leer.

La literatura francesa, sea de ficción o burocrática, usa al punto y coma como una pausa de respiro en oraciones largas, en pensamientos extensos, que son una costumbre en ese idioma.

Pero ese signo de puntuación tan útil y ubicuo, se ha convertido en el francés en una especie idiomática en peligro de extinción.

La brevedad de la redacción anglosajona parece haber invadido los textos más inocuos en Francia, y eso ha molestado a muchos patriotas de la escritura.

“Para escribir oraciones largas, se necesita una pluma fuente exquisita y una buena hoja de papel” dice Claude Duneton al diario Times de Londres, en francés, por supuesto. Las oraciones breves vienen de un estilo anglosajón más directo, esto refleja la edad moderna y la necesidad de la rapidez” concluye.

Campaña

Pero hay quienes se oponen a la prisa en el idioma y culpan al inglés de semejante violación del territorio francés.

“El punto y coma está desapareciendo como los osos. A la gente no le gusta, los escritores le tienen miedo, los diarios ya no lo usan; es un poco triste», dice Sylvie Prioul, coautora de un libro sobre el arte de la puntuación.

Prioul y otros escritores se han embarcado en una campaña para salvar el uso del punto y coma. Y es que, para ellos, las oraciones complejas, la suma de pensamientos que se suceden en un mismo párrafo, tienen en el punto y coma un aliado del entendimiento y la claridad.

La campaña ha recibido un respaldo importante, proveniente del experto Alain Rey, autor del diccionario Robert, uno de los más importantes del francés.

“La puntuación no es ni de izquierda ni de derecha; trasciende la división política. Para mí, es el símbolo de una república que razona de forma correcta», sostiene Rey en rue89.com, una página de internet manejada por periodistas.

El “enemigo inglés», con su brevedad y su forma tan expeditiva de hablar y escribir, ¡no pasará!, parecen decir los activistas del point-virgule.

Incluso se podría formar una coalición de fuerzas, una entente cordiale con el castellano, por ejemplo, que lucha por salvar a la ‘ñ’ del ostracismo en los teclados internacionales.

La cosa la han tomado en serio, y parece que se trata de una guerra larga y truculenta, con una trinchera idiomática que sus defensores quieren convertir en inexpugnable, una escaramuza prolongada sin punto final a la vista.

BBC