SEÑOR
Aquí me tienes a tus pies rendido
sin merecer siquiera ni adorarte.
De todo mi pasado arrepentido,
sólo encuentro el consuelo de buscarte.Tú sabes cuántas veces me he perdido
por huirte, Señor, y traicionarte,
y tú sabes también que en el olvido
intentó mi extravío sepultarte.Sabes mi poquedad, mi nadería,
mi claudicante fe, mi desvarío,
mi caminar sin norte de alegría,porque todo los sabes santamente;
y también sabes que me mata el frío
si tú no alumbras mi dolor creciente.
1959
