[*Opino}– España es el país con mayor sentimiento antiuseño de toda la UE

 Carlos M. Padrón

Sería interesante averiguar el por qué de este sentimiento.

¿Tendrá algo que ver el hecho de que España no intervino en la Segunda Guerra Mundial, o que fue dueña de buena parte de los territorios que hoy son de EEUU, o que una vez fue imperialista, como dicen algunos que son hoy los EEUU,… aunque su “imperialismo” poca similitud tiene con el que una vez ejercieron España o Inglaterra?

Esa aversión de los españoles a todo lo que sea de EEUU la he percibido personalmente, al igual que en buena parte de su trasfondo he percibido envidia, e ira por no saber hablar inglés.

Y no deja de resultarme curioso, por llamarlo de algún modo, que, a pesar de todo, la prensa española hable muchas veces, como es el caso de este titular, de “americano” para referirse a lo que en realidad es “estadounidense”, como luego se lo califica en el cuerpo del artículo. ¿Por qué no expresar esa aversión negándose a referirse a EEUU como Norteamérica, y a los ciudadanos de ese país como norteamericanos, basándose en el hecho cierto de que en América del Norte hay otras naciones, y en que americanos son todos los del continente que lleva ese nombre?

No siento aversión hacia los EEUU ni hacia los estadounidenses, pero me niego a usar la palabra América o Norteamérica para referirme a Estados Unidos, y la palabra norteamericano para referirme a lo que es estadounidense. Por eso hago los cambios pertinentes cuando en los artículos que en este blog publico aparece ese para mí incorrecto uso de América, Norteamérica o norteamericano/a.

Alguien propuso llamar “usanos” a los norteamericanos, y creo que sería una buena idea ya que el término no crea dudas.

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07.09.07

España es el país con un sentimiento antinorteamericano más acentuado de toda la UE, según se desprende del informe Transatlantic Trends 2007.

Aunque sólo el 36% de los europeos considera «deseable» el liderazgo de EEUU en asuntos internacionales, el porcentaje se reduce en el caso español al 18%, mientras que el 79% de los encuestados españoles expresan que es «poco o nada deseable» el protagonismo de Washington en la escena mundial, muy por encima de la medida europea (58%).

Este sentimiento antiestadounidense es sólo superado por Turquía, donde gobiernan los islamistas y cuyo Ejecutivo patrocina con España la Alianza de Civilizaciones en el seno de Naciones Unidas.

Únicamente, en Holanda, Reino Unido y Rumania es superior el porcentaje de ciudadanos que apoyan el liderazgo de EE UU al de los que lo consideran perjudicial. El mayor descenso se da en Alemania donde la cifra de apoyo a Washington ha caído del 68% al 38% y eso a pesar de los esfuerzos de Angela Merkel por encauzar las relaciones transatlánticas.

or lo que respecta al grado de simpatía hacia EE UU, de nuevo los españoles muestran un sentimiento gélido, 39 grados. Los italianos se muestran bastante más cálidos en el termómetro de simpatía (56 grados) así como británicos (55) y franceses (51). El estudio anual, presentado ayer en Madrid por la Fundación BBVA en colaboración con varias fundaciones internacionales, analiza la opinión de los ciudadanos de 12 países europeos (incluida Turquía) y de los estadounidenses en materia internacional y valora el estado de las relaciones transatlánticas.

LR

[*El Paso}– La leyenda de “El Alma de Tacande” / José Pérez Vidal (1/4): Introducción y contexto geográfico

Desde que tengo uso de razón escuché hablar en El Paso acerca del “Alma de Tacande”, pero nunca supe más detalles de esa leyenda, hasta ahora que mi amigo y paisano, Juan Antonio Pino Capote —hijo del autor de los poemas que he publicado bajo el título común de “Dándoles vueltas al viento”—, cumpliendo un ofrecimiento que me hizo se ha tomado el trabajo de transcribir a formato digital el texto de la tal leyenda y hacérmelo llegar por e-mail junto con las fotos, en una de las cuales aparece su padre.

Gracias, Juan Antonio.

Mi primer recuerdo del “Alma de Tacande” está asociado al dicho “Una y no más, como el Alma de Tacande”, que desde muy pequeño he escuchado en boca de la gente de mi pueblo y que, al igual que los miembros de mi familia, sigo usando aún como dicho propio para ocasiones que uno no quiere que se repitan. Sin embargo, en la relación de la leyenda no encuentro basamento alguno para ese dicho.

Por cierto, en la lengua de los guanches, los aborígenes de las Islas Canarias, ‘tacande’ significa ‘tierra quemada’, pues por el lugar al que en El Paso se llama Tacande pasó hace siglos un brazo de lava volcánica que, por supuesto, calcinó y cubrió una gran extensión de tierra y la dejó por muchos años inservible (quemada por la lava) para la agricultura.

Carlos M. Padrón

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LA LEYENDA DEL “ALMA DE TACANDE»”
Por José Pérez Vidal

Publicado en la “Revista de Dialectología y Tradiciones Populares”.
Tomo X, 1954, cuaderno 4º.

M A D R I D
C/Bermejo Impresor, 122
1964

Trascripción a formato digital por JUAN ANTONIO PINO CAPOTE. Agosto de 2007.

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Introducción y contexto geográfico

Los seres fantasmales y tenebrosos —brujas, duendes, aparecidos— abundan principalmente en los lugares quebrados, montuosos y sombríos. Las sombras de este mundo favorecen a las del otro. Por eso en España, la húmeda zona norteña, la más cargada de nieblas y valles umbríos, resulta también la más ensombrecida por estas supersticiones de trasmundo.

En las partes llanas, abiertas y soleadas, los perfiles y límites de las cosas se muestran más precisos, aparecen más claras las fronteras entre ésta y la otra vida. La luz hace difíciles los manejos de los huéspedes de las tinieblas. Por algo la hora mágica de las impresionantes apariciones ha sido siempre la medianoche y nunca el mediodía.

El archipiélago canario disfruta de un clima luminoso, pero el suelo, en la mayoría de las islas, se ofrece muy accidentado. Valles estrechos y profundos, barrancos que tajan los montes hasta el pie, violentas fracturas y dislocaciones volcánicas, grandes cráteres y abundantes cuevas, ponen fuertes contrastes de sombras en un terreno que se alza imponente, sobre reducida base, desde el nivel del mar hasta alturas en que las cumbres tienen que atravesar mares de nubes. La vegetación, exuberante en algunas partes, y, desde luego, mucho más rica antes que ahora, ha contribuido no poco a este acusado claroscuro del paisaje.

Antiguamente, ni la vivienda alegraba y ponía una nota animadora en los campos. Las casas, grises, de piedra seca, chatas, diseminadas y medio ocultas en los desniveles del terreno, no se atrevían a desentonar de la severidad circundante. Cercadas por la soledad, representaban un doble aislamiento: el de un islote dentro de la isla.

En este medio recio y fuerte, más bien hosco que amable, en que si la luz ciega, también las sombras y la soledad sobrecogen, no es raro que las sencillas gentes hayan sido soñadoras y temerosas. Sus temores y sueños, en apretada urdimbre, han servido de raíz y soporte a numerosas fábulas y supersticiones de muertes y de miedos.

En una de las islas más abruptas de Canarias, la de La Palma, y en el término de El Paso, en que está enclavado el nudo y centro de los montes de la misma, localiza la tradición la «historia verdadera del “Alma de Tacande”», que, recogida en un romance, publicamos aquí.

El Paso, uno de los municipios más bellos y prósperos de la isla, extiende su término por montes que, en gran parte, pertenecen a la Caldera de Taburiente, el gigantesco cuenco volcánico de dos leguas de diámetro y de espantosa profundidad. Sobre este suelo, movido y accidentado, se ha venido desarrollando la vida de un pueblo que no tiene menos hondura que sus simas. Viejas tradiciones religiosas, artesanas, poéticas, supersticiosas —el Pino de la Virgen, los tejidos de seda, los bellos cantos, el Llano de las Brujas— muestran en El Paso las hondas raíces de su vida.