David W. Fernández
Francisco de Castilla Corbalán y Espino de Brito
(1624-16¿?)
Uno de los personajes de alta significación política en lo que es actualmente el territorio nacional de Venezuela, lo fue en el siglo XVII el canario don Francisco de Castilla Corbalán y Espino de Brito, Gobernador y Capitán General de Cumaná y Nueva Barcelona, de 1653 a 1654, pero cuyo nombre aparece omitido generalmente en las nóminas que de dichos gobernadores elaboran los historiadores, por lo que creemos útil consignar algunos apuntes acerca del mismo.
Don Francisco nació en Santa Cruz de La Palma (Canarias), en cuya parroquia matriz de El Salvador fue bautizado el 10 de noviembre de 1624. Era hijo de don Francisco de Castilla Corbalán, Sargento Mayor por el Rey y Regidor Perpetuo de la isla de La Palma, Familiar del Santo Oficio de la Inquisición y Alcaide de las fortalezas de dicha isla; y de doña Juana Espino de Brito y Herrera, su legitima esposa; nieto por línea paterna del Maestre de Campo Don Domingo Corbalán y Cervellón, Regidor Perpetuo de la isla de La Palma, y de doña Inés de Castilla Riverol, su legítima mujer; y nieto por línea materna de don Baltasar Espino Moreno y Brito Herrera, y de su señora esposa, doña Juana de Herrera Encinoso, descendientes éstos de conquistadores de la isla de La Palma por los Reyes Católicos, y de hijodalgos y nobles caballeros, de distinguida calidad y solar notorio, de España y Portugal.
Doña Inés de Castilla y Riverol, la abuela paterna de don Francisco, era hija del licenciado don Bernardino de Riverol y Lugo, Alférez Mayor de la isla de La Palma por el Rey, y de doña María de Castilla, quien, a su vez, lo era de don Femando de Castilla y Mendoza, natural de Alcalá de Henares, primero de la egregia familia de Castilla establecido en Canarias, Regidor Perpetuo y Alférez Mayor de la isla de La Palma, el cual, en 1514, en Alcalá de Henares y ante Luis Suárez, escribano del Rey, probó ser nieto tercero legítimo, y directo de varón en varón, de don Diego de Castilla (hijo del Rey de Castilla y de León, don Pedro I el Justiciero), que por disposición de su tío, el Rey don Enrique II, estuvo prisionero cincuenta y cinco años en la fortaleza de Curiel, y obtuvo Real Carta Ejecutoria de su regia calidad, mandándose, tanto en Alcalá de Henares como en Santa Cruz de La Palma, que se le guardasen las exenciones y privilegios que a tan alto origen correspondían y eran de guardar.
Don Francisco, personaje de sangre real perteneciente a la familia regia de Castilla, era hermano entero de don Pedro de Castilla Corbalán y Espino de Brito, Tesorero General y Juez Real de la isla de Margarita, en el actual Estado Nueva Esparta (Venezuela).
En su juventud debió pasar nuestro don Francisco a la isla de Santo Domingo, en la hoy Republica Dominicana, ya que en el Sagrario de la Catedral, en la capital de dicha isla, se casó, en 1647, con doña Ana Coelho Jardim, y fueron padres de don Francisco de Castilla Coelho, nacido en dicha capital y bautizado, en 1649, en el mismo Sagrario en que se casaron sus progenitores.
Fue Capitán de los Reales Ejércitos, y nombrado interinamente, en 1653 y por la Real Audiencia de Santo Domingo, Gobernador y Capitán General de Cumaná y Nueva Barcelona, desempeño dicho cargo hasta el 24 de septiembre de 1654, cuando tomo posesión del mismo don Pedro de Brizuela, Caballero de la Orden de Santiago.
De su gobierno tenemos pocas noticias, pero dejó constancia epistolar de su opinión favorable a la actuación de los capuchinos que habían estado establecidos en Barcelona, actual capital del Estado Anzoátegui, así como de su deseo de que éstos volvieran a instalarse en la misma ciudad, de lo cual nos da conocimiento el Padre Francisco de Tauste (1626-1685) en su obra “Misión de los Religiosos Capuchinos de la Provincia de Aragón en la Provincia de Cumaná”.
En resumen, don Francisco de Castilla Corbalán y Espino de Brito fue un palmero, emparentado con la familia real de Castilla, que ocupó el cargo de Gobenador y Capitán General de Cumaná y Nueva Barcelona de 1653 a 1654, pero de cuya actuación poseemos muy poca información.
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NotaCMP.- Don Guillermo Lira R. ha tenido la cortesía de darme el acceso a información sobre un descendiente chileno de Domingo Corbalán Castilla, de nombre Manuel de Salas y Corbalán.
A parte de esta información se accede al clicar en el nombre de Salas Corbalán, resaltado en el párrafo precedente, y otra parte la copio a continuación por cuanto el correspondiente link/enlace no funciona en automático
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Manuel de Salas Corbalán (1754-1841)
Patriota, ilustrado y progresista.
Durante toda su vida, Manuel de Salas Corbalán se destacó por su constante trabajo en favor del bien público. Esta vocación la volcó en su permanente preocupación por los más necesitados y en su activa participación en el proceso de independencia de Chile.
Nació en Santiago en 1754, al interior de una acomodada familia chilena. En 1759, su padre, don José Perfecto de Salas, fue nombrado asesor del Virrey del Perú, y la familia debió trasladarse a Lima. Allí, Manuel de Salas ingresó a la Real Universidad de San Marcos, donde obtuvo el grado de Bachiller en Cánones Sagrados, en 1773. Al año siguiente, la real Audiencia de Lima le otorgó el título de abogado.
De regreso en Chile, su vocación y su preparación lo llevaron a ocupar diferentes cargos públicos, como alcalde del Cabildo de Santiago (1775); superintendente de la población indígena de La Calera (1775); regidor del Cabildo de Santiago (1782); superintendente de obras públicas y Director General de Minería. Su aporte fue fundamental en el progreso del comercio, la industria de la época y en el desarrollo de las obras públicas, como fueron la reconstrucción del tajamar del río Mapocho, en 1783, y la creación de un paseo público llamado la Alameda Vieja.
Manuel de Salas consideró la educación como el único camino que llevaba al desarrollo del individuo y al progreso de la sociedad, que y debía orientarse hacia la formación de ciudadanos con profundos valores nacionales, y responder a las necesidades propias de cada país. Sus objetivos fundamentales eran el fomento del progreso, la prosperidad económica y el desarrollo de la industria. Este convencimiento lo llevó a fundar, en 1797, la Real Academia de San Luis.
Sus ideas ilustradas y progresistas no siempre fueron bien recibidas por las autoridades coloniales, lo cual lo llevó a sumarse, con la convicción de sus escritos, a la lucha por la independencia. Cuando el ejército realista recuperó el poder, Manuel de Salas fue deportado a la Isla Juan Fernández, junto a otros patriotas. En 1818, durante la Patria Nueva, Salas desempeñó diversos cargos públicos y, como congresista, impulsó la simbólica ley sobre la libertad de vientres, que terminó con la esclavitud en Chile.
Manuel de Salas fue uno de los precursores del debate nacional en torno a la cuestión social, que se manifestaría con fuerza hacia fines del siglo XIX. Su espíritu filantrópico y su visión de futuro le permitieron tener una clara conciencia de los problemas sociales de un país que iniciaba su vida independiente.
Su obra y pensamiento, que tuvo entusiastas seguidores en hombres como Juan Egaña y Andrés Bello, contribuyeron a sentar las bases culturales de la sociedad chilena de los siglos XIX y XX.
Fuente: Memoria Chilena.

Soy descendiente de Juan de Dios de Molina y Pita de Figueroa, de La Habana, y, por él, de Francisco.
Muchísimas gracias por este informe maravilloso.
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Gracias a usted por su comentario.
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Dispensen mi error, por favor.
No soy descendiente de Francisco sino de su hermana, Inés de Castilla Corbalán y Espino de Brito, que se casó con el tinerfeño Diego de Molina Quesada y Azoca.
De Inés y Diego desciende, tres generaciones después, Juan de Dios Molina y Pita de Figueroa, quien era pariente de casi todas las familias ilustres de La Habana de entonces.
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