04.05.2007
Amando de Miguel
Uno de los pasatiempos favoritos de los libertarios es protestar apasionadamente por mi incorporación a la hueste de escritores que eliminan la tilde de solo (adverbio). Mª Carmen Gisbert redarguye que, por la misma razón, habría que eliminar la B, la V (a elegir) o la H.
No es lo mismo. La eliminación de la tilde en «solo» obedece a mantener la norma general de que las palabras graves terminadas en vocal no se acentúan. Prescindir de las haches, sustituir la V por la B o la K por la C en el sonido correspondiente son reformas tan utópicas como confusas y baldías.
Entiendo que se pueda confundir «solo» cuando es adverbio o cuando es adjetivo, pero la lengua está llena de ese tipo de confusiones y nadie se echa para atrás. Pretender un idioma sin algún tipo de vacilaciones es tarea vana. Así que no me bacilen más, queridos libertarios.
Incluyo en el apóstrofe a José Mª Navia-Osorio, quien, después de un largo requilorio gramatical, concluye: «Bueno, lo dicho: solo, adjetivo, no lleva tilde y sólo, adverbio, sí lo lleva. A cabezón no se me gana fácilmente». Don José María, tiene usted perdida la batalla, aunque solo sea una escaramuza en esta guerra incruenta en la que me siento bastante solo.
Otro libertario contumaz, Carlos M. Padrón, remacha que seguirá poniendo un acento en el adverbio sólo. El argumento es moral: «Lo considero un deber para el lector y un acto de respeto hacia mí mismo». Por ese camino llegaremos a la inmolación ortográfica.
Miguel A. Centenero Gallego hace un alegato más convincente. “Mi opción de aplicar la norma general de acentuación a la voz solo debería extenderse a la eliminación de otros acentos inútiles, como en mi, se o tu”.
No lo había pensado, pero es posible que a la larga también haya que eliminar esas tildes un tanto protésicas. Lo verán mis biznietos, si es que para entonces existe la ortografía.
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Carlos M. Padrón
Gran verdad eso de que “si es que para entonces existe la ortografía”. Por ese camino de facilismo que se pretende tomar, seguro que desaparecerá.
Y la opinión que acerca del acento en el adverbio ‘sólo’ le hice llegar a don Amando tiene consideraciones y argumentos de más peso que el único que él reprodujo en el comentario precedente. Aquí va, completo, el email que le envié:
From: Carlos M. Padrón [mailto:madgri@padronel.net]
Sent: Tuesday, April 10, 2007 11:24 PM
To: Amando de Miguel
Subject: Mario González vuelve a la carga con lo de solo….Creo que quienquiera que escriba para que otro lea tiene el deber de evitarle al lector dudas o confusiones, o sea, de expresarse en la forma menos equívoca posible.
Está claro que si le pongo acento al adverbio ‘sólo’ no crearé duda, pero si no lo acentúo sí. Por tanto, podrán decir lo que quieran —hasta por enésima vez—, pero yo, por respeto a quien lea lo que escribo, seguiré acentuándolo, como acentuaré también ‘éste’, ‘ése’, ‘aquél’ y sus femeninos y plurales siempre que sean pronombres. Y lo hago, repito, porque lo considero un deber para el lector y acto de respeto hacia mí mismo.
La única ventaja que tiene el “prescindir de la tilde en todas las ocasiones donde aparezca la voz ‘solo’» —como ha escrito usted—, en los pronombres arriba mencionados y en otros casos en que la tilde contribuye a eliminar la duda, es la de la comodidad que brinda la vía del menor esfuerzo, que, además de crear dudas, se traducirá en un incremento de la ignorancia gramatical y del deterioro de nuestro idioma escrito.
Supongo que el Sr. Manuel González estará de acuerdo conmigo en esto.
LD
