[*Opino}– El chantaje de los verdugos y la debilidad de los justos

Carlos M. Padrón

Éste de ceder a las huelgas de hambre es otro de los puntos débiles de la democracia, tal y como ahora se ejerce.

¿No quedamos en que hay que respetar la libertad individual? Pues bien, en nombre de ese respeto, si alguien decide morir de hambre, que se muera; es su problema y su decisión. ¿Por qué el Estado ha de gastar recursos en evitar que esa persona ejerza su derecho?

La respuesta que cabe en el caso abajo descrito es chantaje y miedo, el mismo miedo que llevó a una mayoría de españoles a votar al muñeco leporino en las últimas elecciones presidenciales. Y el miedo es tanto que, como muy bien dice el artículo, hace olvidar las consecuencias de sentar tan peligroso y repugnante precedente.

Tal parece que el afán que actualmente muestran algunas democracias por crear cada vez más chusma las lleva no sólo a rechazar la pena de muerte sino a recurrir a las más repugnantes maniobras “legales” con tal de conseguir que asesinos y violadores convictos y confesos puedan seguir viviendo y salir pronto a la calle para volver a sus andadas.

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24.01.07

(PD).- Es la victoria de los verdugos sobre las víctimas. Un triunfo sonrojante, fruto del empecinamiento de los malvados y de la debilidad de los justos.

Todo indica que el etarra De Juana Chaos conseguirá este jueves una inaudita medida de gracia en respuesta a la huelga de hambre con que chantajea a Zapatero desde hace tres meses.

La Sección Primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, motu propio, pidió el pasado viernes un informe al Hospital Doce de Octubre de Madrid, donde se encuentra ingresado el terrorista que brindaba con champán tras cada atentado mortal de ETA, el que dijo que las lágrimas de los hijos del matrimonio Jiménez-Becerril eran su alegría y cuyas manos están teñidas con la sangre de 25 inocentes.

Querían conocer los piadosos jueces el estado de salud del asesino, que lleva una temporadita en huelga de hambre y a pesar de las lonchas de jamón de York y de los yogures, parece bastante debilitado.

Resulta evidente que, con su solicitud, estos jueces buscaban una coartada para excarcelar al monstruo. ¿Por qué motivo?

Sólo caben tres respuestas:

1) Por una razón humanitaria como dice El País olvidando que el criminal De Juana está a dieta voluntariamente y no come porque sabe que cada gramo que pierde asusta hasta la médula al presidente Zapatero.

2) Por seguir la norma no escrita del fiscal general de adecuar la interpretación de las leyes a «la nueva situación» que deriva del proceso de paz.

3) Por el temor de los magistrados a ser señalados como responsables de la muerte del etarra, lo que no es baladí ahora que está claro que los facinerosos siguen dispuestos a poner bombas, tienen cientos de pistolas y han conseguido reorganizarse gracias a la molicie gubernativa durante el «proceso».

Ninguna de esas razones es admisible, y sólo enumerarlas, como posibilidades, tendría que hacer correr un escalofrío de indignación por la columna vertebral de los demócratas. El Estado de Derecho no puede ponerse de rodillas ante los asesinos, por mucho que maten o amenacen con hacerlo.

El deterioro de la salud de De Juana Chaos ha sido buscado a propósito para poner de rodillas a los poderes públicos. No estamos ante un enfermo, ni ante un simple delincuente aquejado de SIDA terminal o al final de sus días, sino ante un asqueroso terrorista que echa un pulso y trata de coaccionar al Estado de Derecho, para no cumplir una sentencia mucho más corta de lo que la decencia hubiera recomendado. ¿Han olvidado los jueces que, si sale a la calle, cada asesinato le costará apenas ocho meses de calabozo?.

La sospecha, lo indignante, es que parecemos estar ante un caso de trato de favor por razones de coyuntura política. Será una concesión inicua que, lejos de solucionar el problema, generará uno mayor, al crear un precedente insostenible.

«¿Qué ocurriría si todos los etarras hicieran lo que está haciendo el De Juana Chaos? ¿Tendrían que salir todos de la cárcel?», se preguntaba ayer Mariano Rajoy, aplicando el mismo sentido común que deben aplicar hoy todos los españoles.

Respecto a la posibilidad de que el tribunal claudique porque el miedo es libre, deberían esos solemnes magistrados tratar de explicárselo a las víctimas de De Juana —autor de 25 crímenes—, pero muy especialmente a los familiares de Miguel Ángel Blanco, que fue asesinado porque el Estado no cedió a un chantaje planteado en términos similares al que ahora hay que afrontar.

Rajoy no respondió directamente a la pregunta que, durante el Foro de ABC le planteamos por escrito desde Periodista Digital; quizá no llegó a sus manos y no ha podido decirnos que haría él con De Juana Chaos si fuera el presidente de Gobierno. En cualquier caso, nosotros tenemos nuestra respuesta: dejarle morir de hambre. Se lo merece.

Periodista Digital.