Carlos M. Padrón
Con la aparición de la IBM/360, su para entonces gran capacidad de memoria, su gran velocidad de procesamiento y el uso del sistema operativo, hicieron posible el desarrollo del concepto de teleproceso (TP), o proceso a distancia, hoy más conocido como operación en línea o, simplemente, online.
En Venezuela no sólo se instaló una de las primeras /360 en modo nativo sino que también se desarrolló y puso en operación el primer “Paquete en línea para Bancos” (éste era el nombre que tenía): un conjunto integrado de programas (paquete) que permitió que, por primera vez, un cliente de banco pudiera retirar fondos de su cuenta desde cualquier agencia que su banco tuviera en línea, y no necesariamente —y como siempre ocurrió antes— de la agencia en la que ese cliente había abierto la cuenta en cuestión.
El concepto era en apariencia simple: en la agencia bancaria se instalaba un terminal de uso general pero con adaptaciones (en su expresión más simple era una máquina de escribir eléctrica con ranura especial para impresión de libretas de ahorro) que se comunicaba, a través de una línea telefónica común, con la computadora IBM/360 instalada en la sede central del banco.
A través del terminal se le preguntaba a la computadora la validez y el saldo de la cuenta que el cliente quería afectar con un depósito o un retiro, y si la respuesta, que llegaba a través del mismo terminal, era positiva, el operador o cajero de la agencia efectuaba la operación y, como consecuencia, la computadora aumentaba el saldo de la cuenta (si depósito) o lo rebajaba (si retiro), y dejaba una detallada constancia de la operación efectuada.
Pero la realización del concepto no eran tan simple, pues hubo que lidiar por primera vez con líneas telefónicas (conmutadas o no conmutadas, equivalente a compartida o muerta/dedicada) , hilos (half o full duplex) módems, ecualización, ancho de banda, multiplexado, esquemas de conexión (punto a punto, multipunto, cluster, concentrador, loops), códigos de transmisión (EBCDIC, USASCI, etc.), disciplinas de transmisión (start-stop, BSC, SDLC, etc.) y modalidades de transmisión (sincrónica o asíncrona), protocolos de diálogo (addressing, polling, acknowledgement, retraso de propagación, etc.), y software especializado —software que entonces debió hacerse desde el primero al último bit, instrucción por instrucción— como bases de datos, gestión de líneas, manejo de colas y volúmenes, buffers, etc.
De esta larga aunque no completa lista, todo correspondía al para entonces mundo interno de la computación, excepto las líneas telefónicas, y ésas fueron un gran dolor de cabeza porque, en su mayoría, habían sido instaladas desde hacía años y tenían problemas físicos, como humedad, corrosión, etc., que producían ruido y mermaban su eficiencia, y para cuya corrección se requería de ecualización, o sea, igualar el ancho de banda o capacidad de transmisión de forma que, desde un extremo al otro de la línea, pudiera transmitirse a la “enorme” velocidad de 1.200 baudios o bps (bits por segundo).
Hoy el común de los módems transmite a 56KB, y ya existen programas, hechos y probados, que manejan, en forma transparente para el programador, todas las tareas antes descritas y muchas más, y la mayoría de los usuarios de hoy poco saben de las vicisitudes por las que pasaron los pioneros del TP y que permitieron que hoy podamos encender nuestra PC y estar en línea en cuestión de segundos accediendo —por interconexión entre varios mainframes, servidores, terminales, concentradores, etc.— a información que puede estar cerca de nosotros o al otro lado del mundo, y haciendo tal acceso a través de satélites, fibra óptica, etc., y no sólo, como antes ocurría, a través de líneas telefónicas de cables de cobre.

(Fernando Lacoste en 1970).
Es bueno recordar, aunque sólo sea por aquello de que “Al césar lo que es del César”, que en Venezuela vivió y trabajó Fernando Lacoste, uno de esos pioneros que con un esfuerzo casi sobrehumano escribió en 1967 —ayudado por tres expertos analistas de sistemas y programadores, y en lenguaje físico de máquina (Physical I/O Language)— el primer paquete en línea para bancos, para manejo de cuentas de ahorro, que existió en el mundo. Lacoste y su equipo lo instalaron en el Banco de Venezuela (hoy Banco de Santander), donde también Lacoste había instalado la primera IBM/360 en modo nativo.
En 1969, el equipo liderado por Lacoste le añadió a ese paquete los módulos necesarios para el manejo de cuentas corrientes, y el estreno de la versión así ampliada correspondió al entonces Banco Unión (hoy Banesco). A partir de ahí lo adoptaron casi todos los bancos del país.
En 1973, este paquete, una vez convertido a COBOL y adaptado a terminales bancarios especializados, recibió el nombre de SAFE/3600 (Sistema de Aplicaciones Financieras En línea, para terminales IBM /3600) y se convirtió, que yo sepa, en el único producto informático “made in Venezuela” que se instaló con éxito en varios bancos de 57 países de Centro y Suramérica, Asia y Europa, y hoy, pasados ya 33 años, aún opera en algunos de tales bancos.
Gracias a SAFE, buscando su expansión y el diseño de un sustituto, le di la vuelta al mundo dos veces. Y gracias al genio de Fernando Lacoste que creó el “Paquete en línea para Bancos”, fueron muchas las personas que en IBM, adjudicándose indulgencias con escapulario ajeno, escalaron posiciones y ganaron mucho dinero —y algunos siguen ganándolo— sin concederle por ello a Fernando el más que merecido reconocimiento, y sin ni siquiera acordarse de llamarlo o visitarlo en su retiro en Florida. A decir del propio Fernando, el que más dinero ganó fue uno que le impusieron como jefe, y que se autodenominó «Coordinador de Teleproceso» aunque de eso nada sabía.
Como sostengo desde hace mucho tiempo, la ingratitud es hija de la bajeza, hermana de la injusticia y madre de la desconfianza. A veces, también puede matar.
