[*MiIT}– Computación Personal, herramienta indispensable. 6: La computadora rentable

Carlos M. Padrón

A partir de la ENIAC (1946) la computadoras tenía ya CPU (memoria y tiempos de procesamiento), Unidades de I/O (consola, lectora de tarjetas, cintas, discos, impresora), lenguajes de programación, compiladores, programas, y programa almacenado, elementos éstos que casi configuran una moderna PC.

Sin embargo, en comparación con una PC o con mainframes de hoy, las computadoras de la época eran muy grandes, pesadas, lentas, ocupaban mucho espacio, disipaban mucho calor (requerían sistemas de enfriamiento), consumían mucha energía, etc., y eran muy costosas. Se fabricaban para fines muy puntuales y contra pedido. Pero con el advenimiento del transistor en 1957 (más capacidad de memoria, menos espacio, menos calor y menor costo), en 1959 IBM lanzó al mercado la famosa computadora 140, que ilustra esta foto:

que, desarrollada con tecnología SMS (Standard Modular System) vino a representar para la computación lo que el avión DC-3 representó para la aviación comercial: la hizo rentable y marcó el inicio de su gran desarrollo. Por eso es famosa.

De la 1401, con capacidad de memoria de 4K, 8K ó 16K (un simple disquete de hoy tiene 90 veces 16K) y con I/O de consola, impresora de cadena, lectora de tarjetas y cintas (podía también usar discos), se vendieron más de mil unidades durante los primeros seis años, cifra impresionante para la fecha.

El lenguaje de programación más usado con la 1401era el Assembler, cuyos buenos programadores eran escasos y bien pagados en su medio, pero realmente se conocían de cabo a rabo todo lo relativo a la programación de esta computadora, hasta el último bit de su memoria y la última instrucción del programa.

Su mayor orgullo era lograr desarrollar un programa muy complejo que cupiera en la memoria disponible, que generalmente era de 4K. Algunos llevaron esto a extremos, y así el Gerente de Procesamiento de Datos (que así se llamaba entonces al más alto nivel del centro de cómputo) de un Banco, programador de vocación, ante la necesidad que se presentó de disponer de un programa clave, prometió a la alta gerencia que él lo desarrollaría de forma tal que cupiera en los 4K de memoria de su 1401, con lo cual le ahorraría al Banco el costo del módulo adicional de 4K, que, de no ser así, tendrían que comprar.

Este señor se dedicó a su tarea con tal devoción que no sólo descuidó sus responsabilidades gerenciales sino también las personales y familiares. Cuando en mis labores de venta me tocaba visitarlo, no me invitaba a tomar asiento, y, al igual que yo, se quedaba parado junto a su escritorio como un medio de ponerme presión para que mi visita fuera muy corta, y como un medio también de hacerme sentir su molestia porque yo le había dicho a la alta gerencia que el costo del tiempo que tomaría desarrollar el mencionado programa, más el salario de las personas que deberían dedicarse a las tareas que nuestro hombre había abandonado, más el valor de lo que el Banco estaba perdiendo en espera del tal programa, etc. era superior al costo del módulo adicional de 4K que permitiría disponer en poco tiempo del programa en cuestión. Pero cada vez que la gerencia mencionaba esto, el señor, actuando como programador y no como gerente, reiteraba con renovada fuerza sus promesas y compromisos.

Un día me molesté y fui a la visita semanal decidido a que, aunque no me invitara a sentarme ni se sentara él, yo permanecería en su oficina mientras pudiera. Por 48 largos minutos estuvimos ambos parados junto a su escritorio, hasta que tuvo que dejarme por una reunión urgente. El motivo de tal reunión fue anunciarle su despido, pues un gerente alto, víctima número 1 de la falta del programa clave, repasó el cálculo antes mencionado, concluyó que era cierto, y mandó a comprar de inmediato el módulo de 4K. Y ya, con base a 8K, un programador, de menor rango y menor salario, tuvo listo el programa para la fecha en que ese módulo fue instalado en la 1401.

Hoy los programadores disponen de computadoras con gigabytes y más gigabytes de memoria. El precio a pagar es que, a diferencia de sus colegas de antes, los de ahora no pueden ya tener el profundo conocimiento de lo que ocurre hasta la última instrucción del programa y el último bit de la computadora, pues las de hoy no tienen la limitación de ejecutar sólo un programa a la vez; pueden ejecutar varios al mismo tiempo y con miles y miles de instrucciones cada uno, lo cual aumenta la necesidad de exactitud de que ya hablamos, pues si la 1401 nos daba basura si la alimentábamos con instrucciones y/o datos erróneos, las de ahora nos inundarían literalmente de basura porque, aunque más veloces, más rendidoras, más capaces, etc., siguen siendo tan tontas como sus antecesoras.

A partir de la ENIAC (1946) la computadoras tenía ya CPU (memoria y tiempos de procesamiento), Unidades de I/O (consola, lectora de tarjetas, cintas, discos, impresora), lenguajes de programación, compiladores, programas, y programa almacenado, elementos éstos que casi configuran una moderna PC.

Sin embargo, en comparación con una PC o con mainframes de hoy, las computadoras de la época eran muy grandes, pesadas, lentas, ocupaban mucho espacio, disipaban mucho calor (requerían sistemas de enfriamiento), consumían mucha energía, etc., y eran muy costosas. Se fabricaban para fines muy puntuales y contra pedido. Pero con el advenimiento del transistor en 1957 (más capacidad de memoria, menos espacio, menos calor y menor costo), en 1959 IBM lanzó al mercado la famosa computadora 140, que ilustra esta foto:

que, desarrollada con tecnología SMS (Standard Modular System) vino a representar para la computación lo que el avión DC-3 representó para la aviación comercial: la hizo rentable y marcó el inicio de su gran desarrollo. Por eso es famosa.

De la 1401, con capacidad de memoria de 4K, 8K ó 16K (un simple disquete de hoy tiene 90 veces 16K) y con I/O de consola, impresora de cadena, lectora de tarjetas y cintas (podía también usar discos), se vendieron más de mil unidades durante los primeros seis años, cifra impresionante para la fecha.

El lenguaje de programación más usado con la 1401era el Assembler, cuyos buenos programadores eran escasos y bien pagados en su medio, pero realmente se conocían de cabo a rabo todo lo relativo a la programación de esta computadora, hasta el último bit de su memoria y la última instrucción del programa.

Su mayor orgullo era lograr desarrollar un programa muy complejo que cupiera en la memoria disponible, que generalmente era de 4K. Algunos llevaron esto a extremos, y así el Gerente de Procesamiento de Datos (que así se llamaba entonces al más alto nivel del centro de cómputo) de un Banco, programador de vocación, ante la necesidad que se presentó de disponer de un programa clave, prometió a la alta gerencia que él lo desarrollaría de forma tal que cupiera en los 4K de memoria de su 1401, con lo cual le ahorraría al Banco el costo del módulo adicional de 4K, que, de no ser así, tendrían que comprar.

Este señor se dedicó a su tarea con tal devoción que no sólo descuidó sus responsabilidades gerenciales sino también las personales y familiares. Cuando en mis labores de venta me tocaba visitarlo, no me invitaba a tomar asiento, y, al igual que yo, se quedaba parado junto a su escritorio como un medio de ponerme presión para que mi visita fuera muy corta, y como un medio también de hacerme sentir su molestia porque yo le había dicho a la alta gerencia que el costo del tiempo que tomaría desarrollar el mencionado programa, más el salario de las personas que deberían dedicarse a las tareas que nuestro hombre había abandonado, más el valor de lo que el Banco estaba perdiendo en espera del tal programa, etc. era superior al costo del módulo adicional de 4K que permitiría disponer en poco tiempo del programa en cuestión. Pero cada vez que la gerencia mencionaba esto, el señor, actuando como programador y no como gerente, reiteraba con renovada fuerza sus promesas y compromisos.

Un día me molesté y fui a la visita semanal decidido a que, aunque no me invitara a sentarme ni se sentara él, yo permanecería en su oficina mientras pudiera. Por 48 largos minutos estuvimos ambos parados junto a su escritorio, hasta que tuvo que dejarme por una reunión urgente. El motivo de tal reunión fue anunciarle su despido, pues un gerente alto, víctima número 1 de la falta del programa clave, repasó el cálculo antes mencionado, concluyó que era cierto, y mandó a comprar de inmediato el módulo de 4K. Y ya, con base a 8K, un programador, de menor rango y menor salario, tuvo listo el programa para la fecha en que ese módulo fue instalado en la 1401.

Hoy los programadores disponen de computadoras con gigabytes y más gigabytes de memoria. El precio a pagar es que, a diferencia de sus colegas de antes, los de ahora no pueden ya tener el profundo conocimiento de lo que ocurre hasta la última instrucción del programa y el último bit de la computadora, pues las de hoy no tienen la limitación de ejecutar sólo un programa a la vez; pueden ejecutar varios al mismo tiempo y con miles y miles de instrucciones cada uno, lo cual aumenta la necesidad de exactitud de que ya hablamos, pues si la 1401 nos daba basura si la alimentábamos con instrucciones o datos erróneos, las de ahora nos inundarían literalmente de basura porque, aunque más veloces, más rendidoras, más capaces, etc., siguen siendo tan tontas como sus antecesoras.

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