28-06-2006
Carlos M. Padrón
Desde que tengo memoria, cada mes de junio se celebra en El Paso, el segundo domingo después del jueves de Corpus, la fiesta en honor del Sagrado Corazón de Jesús, más conocida como “Fiesta del Sagrado”.

Por motivos para los que nunca he sabido que haya explicación, El Paso tiene una vena artística por encima de lo normal, y que no existe en igual proporción en otros pueblos de La Palma —excepto tal vez Mazo—, ni de las otras islas.
Sin haber recibido educación formal al respecto, han surgido en El Paso músicos —en composición y ejecución—, poetas, pintores, cantores, etc., y, con el tiempo y el advenimiento del turismo, principalmente europeo, la Fiesta del Sagrado ha devenido en una especie de museo en el que, sólo por pocas horas, se exhiben al asombrado público verdaderas obras de arte realizadas en su totalidad con productos naturales —propios del pueblo en su mayoría— y por manos y talento locales.
En La Plaza (el centro de El Paso), cada barrio tiene reservada una zona específica para la colocación de lo que haya decidido construir para esa fiesta, y las obras de los barrios se unen entre sí por una alfombra, o franja estrecha sobre el piso, hecha igualmente de productos naturales, que también tiene su cuota de valor artístico.
Desde la tarde-noche del sábado anterior al día de la fiesta, se reúnen en La Plaza los vecinos (director artístico, realizadores, ayudantes, etc.) de cada barrio y pasan toda la noche montando y realizando en el área que les corresponde la obra que desde poco después de la anterior Fiesta del Sagrado comenzaron a idear, a diseñar y a buscar los productos para realizarla.
Todo debe estar listo en la mañana del domingo, cuando el pueblo se llena de turistas que armados de cámaras de TV, fotos, etc., llegan expresamente para admirar y guardar en imáganes lo que esos vecinos crearon con sólo su ingenio, su increíble habilidad manual y su gran sentido artístico.
La procesión del Sagrado Corazón sale en la tarde del domingo, y avanzando por sobre las alfombras va destruyendo a su paso gran parte de esas obras de arte (por eso han dado en llamarlas de «arte efímero»). Algunas, sin embargo, quedan intactas y pasan a ser colección de lugares públicos.
De entre las muchas fotos que por cortesía de Mari Carmen Taño Padrón recibí de la fiesta de este año, celebrada el pasado domingo 25, seleccioné algunas que considero buenos exponentes de lo ya descrito.
Botafumeiro.
Barrio Paso de Abajo. Hecho con cáscara de huevo molida, maíz, semillas de girasol, piña de eucalipto y flores naturales.

Carreta.
Barrio Tajuya. Hecha con badana, macarrones y corcho de pino.

Gallina.
Barrio La Rosa. Hecha con plumas y cáscara de huevo molida.

Mantel.
Barrio Tenerra. Hecho con cáscara de huevo molida y cernida sobre un papel engomado. Los adornos son de trigo, paja de trigo, capullos de seda y cáscaras de maní.


Lámparas.
Barrio La Rosa. Hechas con cáscara de huevo molida, flores naturales (como la allá llamada ‘pensamientos’), musgo, pasta de estrellitas, flores silvestres y semillas teñidas.



Tapete de rosas.
Barrio La Rosa. Hecho con semillas naturales, como las de calabaza. Arroz para perros. Pasta en forma de estrellitas (que suele usarse para sopa). Badana, u hoja de plátano (cambur) seca.

Imagen del Sagrado y de las iglesias y ermitas del pueblo.

Obra personal de Santiago González, por el barrio de Fátima. Santiago es, además de un gran artista en estos menesteres, director de un grupo de música folclórica, compositor, arreglista y excelente cantante de música popular canaria. Todo lo suyo está hecho con cáscara de huevo molida y teñida, y con semillas. Vistos desde lejos, los cuadros así realizados por él parecen óleos. Aquí, una muestra:

Hace algunos años estuve en El Paso unos meses antes de la Fiesta del Sagrado y pasé por el taller de Santiago a ver cómo hacía los trabajos que pensaba exponer en esta fiesta. Yo sabía que él trabajaba principalmente con cáscara de huevo molida y teñida (cáscara que los vecinos van guardando por todo un año, desde que termina una fiesta hasta la próxima), pero no sabía cómo la usaba. Me quedé de una pieza cuando comprobé que, a mano alzada, la iba espolvoreando cuidadosamente sobre un panel engomado, y así, y sólo así, y por increíble que parezca, consigue los contrastes entre luz y sombra, los relieves, etc.
