[*ElPaso}- Epílogo a «La creación de El Paso»

Carlos M. Padrón

Los medios de escapismo en que por años me refugié para mitigar los efectos de tiempos de crisis fueron el trabajo, la fotografía, la cría de patos y la música.

Para esta última tuve un salón debidamente equipado en el que me encerraba a seleccionar, grabar, y escuchar luego lo grabado. Así armé una colección de varias decenas de casetes que tienen para mí la ventaja de que me gusta todo lo que contienen.

Después de escuchar una y otra vez algunos de los casetes de música instrumental así grabados, a veces comenzaba a destacar de entre todas alguna melodía evocadora de un sentimiento que con el tiempo iba tomando más y más cuerpo cada vez que, estando yo solo en mi salón de música, escuchaba de nuevo esa melodía.

Una en particular me hizo recordar a mi padre, otra a mi pueblo como lugar geográfico, otra a mi pueblo como conjunto de costumbres y nostalgias, etc., y como esos instrumentales estaban ejecutados en un tono al que, jugando con las octavas, podía yo llegar, un día decidí escribir letras alusivas a los sentimientos que esas melodías evocaban en mí, y, poco a poco, fui grabando todas esas letras en forma de canción usando como fondo el instrumental con la correspondiente melodía evocadora, y lidiando, también yo solo en el salón de música, con los controles del tocadiscos, ecualización, volumen, audífonos, letra, etc., mientras trataba de cantar lo mejor que podía.

Al enésimo intento obtenía un resultado menos malo que los anteriores, y con ése me quedaba.

Ahora que en los tres artículos “La creación de El Paso” —en la sección ‘El Paso, mi pueblo’, tomados del escrito “Manuel Taño, un patriota y gran alcalde” de Don Braulio Martín— conté ya cómo El Paso consiguió su independencia y cómo fueron sus primeros años como municipio —o sea, cómo se creó mi pueblo—, adjunto el enlace a la primera de las canciones que grabé según el proceso arriba explicado; una canción que lleva por título “A El Paso, mi pueblo” y que, por supuesto, está dedicada a El Paso, a un El Paso que, casi en su totalidad, sólo existe hoy en mis recuerdos, pues salí de él —“dejé el nido”— a finales de 1957, y volví una o dos veces cada año hasta 1960. Luego, a partir de 1961, cuando emigré a Venezuela, pasé por El Paso cada vez que tuve oportunidad de hacerlo, y no sin tristeza veía cómo lo más característico de los pasenses, las costumbres de mis tiempos y todo lo demás que moldeó mi sentir y me dio guías de vida, que alimentó mis recuerdos y mis nostalgias, iba desapareciendo, aunque eso no ha hecho mella en el amor que siento por mi pueblo.

La ficha técnica de esta canción:

— Título de la melodía instrumental: “Adiós, Acrópolis”. Arreglo de Paul Mauriat.
— Grabada el 17-04-1982.

Para bajarla o escucharla, clicar AQUÍ.

 

 

[*MisCan}– Una canción como epílogo a ‘La creación de El Paso’

Carlos M. Padrón

Los medios de escapismo en que por años me refugié para mitigar los efectos de tiempos de crisis fueron el trabajo, la fotografía, la cría de patos y la música.

Para esta última tuve un salón debidamente equipado en el que me encerraba a seleccionar, grabar, y escuchar luego lo grabado. Así armé una colección de varias decenas de casetes que tienen para mí la ventaja de que me gusta todo lo que contienen.

Después de escuchar una y otra vez algunos de los casetes de música instrumental así grabados, a veces comenzaba a destacar de entre todas alguna melodía evocadora de un sentimiento que con el tiempo iba tomando más y más cuerpo cada vez que, estando yo solo en mi salón de música, escuchaba de nuevo esa melodía.

Una en particular me hizo recordar a mi padre, otra a mi pueblo como lugar geográfico, otra a mi pueblo como conjunto de costumbres y nostalgias, etc., y como esos instrumentales estaban ejecutados en un tono al que, jugando con las octavas, podía yo llegar, un día decidí escribir letras alusivas a los sentimientos que esas melodías evocaban en mí, y, poco a poco, fui grabando todas esas letras en forma de canción usando como fondo el instrumental con la correspondiente melodía evocadora, y lidiando, también yo solo en el salón de música, con los controles del tocadiscos, ecualización, volumen, audífonos, letra, etc., mientras trataba de cantar lo mejor que podía.

Al enésimo intento obtenía un resultado menos malo que los anteriores, y con ése me quedaba.

Ahora que en los tres artículos “La creación de El Paso” —en la sección ‘El Paso, mi pueblo’, tomados del escrito “Manuel Taño, un patriota y gran alcalde” de Don Braulio Martín— conté ya cómo El Paso consiguió su independencia y cómo fueron sus primeros años como municipio —o sea, cómo se creó mi pueblo—, adjunto el enlace a la primera de las canciones que grabé según el proceso arriba explicado; una canción que lleva por título “A El Paso, mi pueblo” y que, por supuesto, está dedicada a El Paso, a un El Paso que, casi en su totalidad, sólo existe hoy en mis recuerdos, pues salí de él —“dejé el nido”— a finales de 1957, y volví una o dos veces cada año hasta 1960. Luego, a partir de 1961, cuando emigré a Venezuela, pasé por El Paso cada vez que tuve oportunidad de hacerlo, y no sin tristeza veía cómo lo más característico de los pasenses, las costumbres de mis tiempos y todo lo demás que moldeó mi sentir y me dio guías de vida, que alimentó mis recuerdos y mis nostalgias, iba desapareciendo, aunque eso no ha hecho mella en el amor que siento por mi pueblo.

La ficha técnica de esta canción:

— Título de la melodía instrumental: “Adiós, Acrópolis”. Arreglo de Paul Mauriat.
— Grabada el 17-04-1982.

Para escucharla o bajarla

[ElPaso}– La creación de El Paso (3/3)

Según el escrito “Manuel Taño, un patriota y gran alcalde”, de Don Braulio Martín.

Los últimos años.

Don Manuel no duró mucho tiempo en la alcaldía, pues a finales de 1838 ya no era alcalde de El Paso. ¿Qué había sucedido?. Suponemos que algunos cambios políticos en la provincia le fueron adversos, pero, sin embargo, aunque fuera del Ayuntamiento, su patriotismo le llevó a seguir luchando, como simple ciudadano, en defensa de los intereses de su pueblo, formulando denuncias contra algunas corporaciones que, argumentado que “por servicios prestados”, habían donado parte de los montes a personas de las más ricas e influyentes de la Isla.

El 2 de febrero de 1949, Manuel Taño volvió a ocupar la alcaldía de El Paso, y uno de sus primeros actos fue tratar de recuperar los documentos relativos a los diez primeros años de la vida del nuevo Ayuntamiento, documentos que fueron robados la noche del 28 de mayo de 1847, siendo alcalde de El Paso Don José Antonio Carballo Wangüemer, quien estaba al frente de la alcaldía de Los Llanos el año en que se creó el municipio de El Paso, creación la que se opuso tenazmente según se ha podido comprobar por los escritos que él dirigía a la Diputación negándose a que los pagos de El Paso, Tacande y otros formaran un nuevo pueblo con Ayuntamiento propio.

Sin embargo, los documentos sustraídos no aparecieron ni han aparecido hasta la fecha. Es posible que el móvil del robo fuera apropiarse de algunos que acreditaban la pertenencia de ciertas tierras al municipio de El Paso, y que hoy están en manos de particulares, teniendo por titulación expedientes de dominio y otras formas por el estilo.

Si meritoria fue la labor de Don Manuel de las Paredes —como cariñosamente acostumbraban llamarle— en la creación del municipio de El Paso, no lo fue menos en su defensa, mientras él vivió.

Así le vemos en la sesión de la Corporación Municipal del 11 de febrero de 1849, en la que unos 76 vecinos, mayores contribuyentes, como exigía la Ley —entre los que había incluso concejales, y el ex alcalde Don José Antonio Carballo Wangüemer— presentaron un escrito solicitando que El Paso se uniera nuevamente a Los Llanos.

No vamos a transcribir los argumentos en que se basaba la petición del citado escrito, ni los de la larga contestación de don Manuel Taño al mismo. Sólo diremos que su brillante discurso fue tan convincente que la mayoría de los firmantes votaron en contra de la unión.

Fue constante la preocupación de Don Manuel Taño por la defensa del patrimonio forestal, hasta el punto de que el año 1850 nombró una Comisión para volver a medir los terrenos pertenecientes al Ayuntamiento, con el fin de determinar cuáles habían sido usurpados por la codicia de algunos, que no lo hicieron por necesidad sino par aumentar su riqueza.

Continuó en la labor de defensa de su pueblo hasta que el 2 de febrero de 1852, por decisión propia, presentó su dimisión. Pero todavía el año 1855, la Diputación Provincial le nombró vocal de la Comisión encargada de la saca de las aguas de los manantiales de Egeros y Capitán —que están en La Caldera— para el abasto de los pueblos de El Paso y Los Llanos, problema que no llegó a ver resuelto porque murió el 17 de octubre de ese mismo año, dándosele sepultura en el cementerio de Los Llanos ya que, eclesiásticamente, El Paso seguía perteneciendo a Los Llanos.

En justo y merecido homenaje a la muy meritoria labor realizada por este extraordinario patriota en la creación, desarrollo y defensa del municipio de El Paso, hoy, la calle principal de este pueblo está rotulada con su nombre, al igual que la plaza que fue construida en el mismo sitio donde, aquella Nochebuena de 1800, fue encontrado sobre una pared.

***

NotaCMP.- Adjunto otra vista del pueblo desde mi casa natal.