A propósito de la cuestionada compatibilidad entre cama y amistad.
Carlos M. Padrón
En los primeros años del pasado siglo XX, Doña Antonia, hermana de mi abuela materna, oyó que alguien le preguntó a una vecina dónde estaba la hija de ésta. La vecina contestó que su hija había salido con un amigo, y, con expresión muy contrariada, Doña Antonia exclamó: “¡Nunca tuve amigos machos!”.
Me pregunto si será genética mi convicción de que donde haya alborotamiento hormonal (léase erotismo) no puede haber amistad químicamente pura (léase sin contaminación erótica), o sea, como la que yo mantengo desde hace más de 50 años con algunos vecinos (dije vecinos, no vecinas) o compañeros (dije compañeros, no compañeras) de infancia o estudios. Cuando me reúno con ellos sé a ciencia cierta que no hay alborotamiento hormonal, pero sí lo hay cuando me reúno con una mujer,…. si me resulta atractiva. Si no, es casi seguro que me resultará repulsiva y tampoco querré su proximidad.
En fin, que si al hombre le gusta la mujer pero a ella no le gusta él, no es posible la amistad entre ellos, y éste es el caso en que ella propone que sean sólo amigos, pues el hombre con el que una mujer dice tener sólo amistad no es más que un amante con el que ella no quiere acostarse.
Si a la mujer le gusta el hombre, pero a él no le gusta ella, tampoco es posible la amistad porque el deseo de ella la contaminaría. ¡Y como le costará aceptar que a él no le guste ella!.
Si ambos se gustan mutuamente, la amistad sobra, y su sola mención podría crear un conflicto.
Y si no existe gusto alguno (cero atracción) de ninguno por el otro, no querrán contacto, cercanía ni proximidad, algo reñido con la amistad.
Por eso estoy totalmente de acuerdo con lo dicho por el escritor irlandés Oscar Fingal O’Flahertie: “Entre un hombre y una mujer no hay amistad posible. Puede haber amor, odio, pasión, pero no amistad”.
Con lo dicho por Antonio Gala: “El amor es una amistad con momentos eróticos”. Pues aunque no me gusta Antonio Gala, me parece correcta esta afirmación suya porque reconoce que en una amistad NO hay erotismo, y que, si lo hay, ya no es amistad.
O por Jules Renard: “Entre un hombre y una mujer la amistad es tan sólo una pasarela que conduce al amor”. Y añado que si la pasarela no llega a ese destino, alguien saldrá herido.
En nuestro idioma falta un término para nombrar la relación social que de hecho existe entre el hombre y la mujer que no son amantes, pues llamar amistad a esa relación es una gran hipocresía o un insulto a la verdadera amistad, la químicamente pura. A falta de ese término he oído el de “amigo fuerte”, “amigo con derecho” y, en inglés, uno muy cómico: “merci jump”, o sea, como dirían en España. un polvo por caridad, para aliviar la birriondez del amigo o amiga.
Y hablando de España, soy un gran admirador del humor ácido y directo que allá usan, llamando al pan, pan, y al vino, vino. Acerca de la tal “amistad” entre hombre y mujer recibí de España, hace años, un artículo que guardé por real y genial. Aquí copio, para terminar, algunos fragmentos.
«ELLA TE QUIERE COMO AMIGO»
Hasta ahora pensaba que la peor frase que te puede decir una tía es «Tenemos que hablar…». Pero no, la peor frase que te pueden decir es «Yo también te quiero,… pero sólo como amigo».
Eso significa que para ella tú eres el más simpático del mundo, el que mejor la escucha, el más enrollado… pero que no va a salir contigo. Va a salir con un impresentable que sólo quiere acostarse con ella. Eso sí, cuando el otro le haga una putada, te llamará a ti para pedirte consejo. Es como si vas a buscar trabajo y te dicen: «Señor Motos, es usted la persona idónea para el puesto, el que mejor hoja de vida tiene, el más preparado… pero no le vamos a contratar; vamos a escoger a un incompetente. Eso sí, cuando ése la cague, ¿le podríamos llamar a usted para que nos saque del lío?».
Me pregunto, ¿qué he hecho mal? Hemos ido al cine, nos hemos reído, hemos pasado horas tomando café… ¿A partir de qué café nos hicimos amigos? ¿Del quinto? ¿Del sexto? Joder, eso se avisa. Para ellas un amigo se rige por las mismas normas que un tampax: puedes ir a la piscina con él, montar a caballo, bailar… Lo único que no puedes hacer con él es tener relaciones sexuales.
Si para que una tía te considere «su amigo» tiene que arruinar tu vida sexual, ¿qué hará con sus enemigos? A mí me parece muy bien que seamos amigos, lo que no entiendo es por qué no podemos «follar como amigos». Yo creo que la amistad entre hombre y mujer no existe, porque, si existiera, se sabría.
El colmo es que las tías consideran que tienen una relación «superespecial» con un tío cuando pueden dormir con él en la misma cama y que no pase nada. Pero, bueno, ¿lo «superespecial» no sería sí pasara algo? Un día, después de una fiesta, te quedas ayudándola a recoger, como haces siempre, y cuando termináis, ella dice:
“Uy, es muy tarde, ¿por qué no te quedas a dormir”
“¿Y dónde duermo?”
“Pues en mi cama”
A ti te tiemblan las piernas: «¡Ésta es mi noche; se han alineado los planetas!» Al rato te das cuenta de que no son precisamente los planetas los que se han alineado, porque ella, como sois amigos, con toda la confianza se queda en camiseta y bragas, y tú, visto lo visto, piensas: «Me voy a tener que quedar en calzoncillos… ¡con la alineación de planetas que llevo encima!».
Así es que te metes en la cama de un brinco y doblas las rodillas para disimular. Ella se mete, te pega el culo y te dice: «Hasta mañana». ¡Y se duerme!.
«Pero bueno, ¿cómo se ha podido dormir tan pronto? ¿Pero esta tía no reza ni nada?» ¡Estás acostado con la tía que te gusta! Al principio no te atreves a moverte, para no tocar nada. Sabes que si en ese momento hicieran un concurso, nadie podría ganarte: eres el tío mas caliente del mundo. ¡Y que larga se te hace la noche! Te vienen a la cabeza un montón de preguntas,… pero después de muchas horas ya sólo te haces una pregunta: «¿Seré realmente gilipollas?»
No puedes creer que estéis en la misma cama y no vaya a pasar nada. Confías en que en cualquier momento se dé la vuelta y te diga: «Venga, tonto, que ya has sufrido bastante, ¡hazme tuya!». Pero no. A las “amigas” nunca les parece que hayas sufrido bastante.

Muy bueno, me he pasado un rato temblando, sólo de pensar en las mil sensaciones contradictorias que acudirían a mi mente en un caso como ese.
Saludos de Iñaki de Villa
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Pues yo interpreto la frase “El amor es una amistad con momentos eróticos” como que ambos sentimientos son equivalentes o en el fondo lo mismo. Mi relación con mis amigas es exactamente la misma que con mis amigos, me rió, discuto, me enojo, filosofamos barato,etc. la única diferencia es que cuando ellas se van yo les miro el culo como a cualquier otra mujer, me gustan mis amigas como mujeres bonitas que son, no lo puedo evitar, pero no creo que el erotismo «contamine» nada…así pienso yo al menos.
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