Por qué tantas esculturas antiguas perdieron sus narices
A muchas también les faltan brazos, piernas o incluso la cabeza. Pero en su mayoría carecen de este órgano facial tan frágil a los golpes o a la erosión de los elementos naturales
Por qué tantas esculturas antiguas perdieron sus narices
A muchas también les faltan brazos, piernas o incluso la cabeza. Pero en su mayoría carecen de este órgano facial tan frágil a los golpes o a la erosión de los elementos naturales