[*ElPaso}– «Soldado de aquella guerra». Su autor y yo (1/2)

Carlos M. Padrón

Adolfo Taño Perera —más conocido como Álvaro Taño, o Taño a secas— y yo somos parientes, lo cual descubrí en 1995 cuando comencé la larga tarea de armar el árbol genealógico de mi apellido Padrón. Nuestro antepasado común, Francisco Padrón Vergara, nacido en la última década del sigo XVIII y punto de origen de ese árbol (pues no pude llegar más atrás), es chozno de Taño y tatarabuelo mío.

Al igual que yo, Taño nació en El Paso, y por años y hasta su jubilación, ocurrida sobre el año 2000, desempeñó en nuestro pueblo, creo que desde 1961, el cargo de administrador de Correos.

También al igual que yo, era de Letras, pero él gustaba de la Política, y yo no; y yo gustaba de la Psicología, y él no. Y en esto seguimos iguales, pues aunque él sabe qué tendencia política le gusta, y en ella ha militado, yo sólo sé la que no me gusta, que es precisamente la que le gusta a él.

Nuestra relación comenzó cuando yo tenía 16 años y él 20, lo cual le agradezco porque su amistad fue una deferencia para conmigo ya que a esas edades cuentan mucho 4 años, y el que tiene 20 considera generalmente como vergonzante reunirse y amigar con un “niño” de 16.

Recuerdo que me fascinaba escuchar el relato de sus aventuras con féminas de nuestro pueblo o de otros pueblos de la isla, pues él, al igual que mi amigo Juancho, el de Bailando con Máscaras, le resultaba atractivo a las muchachas, y vivía casi obsesionado con el misterio del amor y la eventual capacidad que él tuviera para darlo y recibirlo, pues todo lo relacionado con el sexo, todo lo de género erótico, era importante para él, y con fruición y detalle me relataba y comentaba episodios de “Trópico de Cáncer”, de Henry Miller, o de las andanzas del Marqués de Bradomín, personaje de las novelas de ese género escritas por Ramón del Valle-Inclán.

Desde que dejé Canarias a mediados de 1961, cada vez que he vuelto a El Paso he pasado a saludar a Taño —primero en el edifico de Correos y luego, ya retirado él, en su apartamento de Los Llanos—, y desde hace mucho me contó, y repitió en posteriores encuentros, que estaba escribiendo una novela, lo cual no me extrañó habida cuenta de su vocación por las Letras.

Y cuando este pasado junio volví a El Paso, supe que ya la novela de Taño había sido publicada bajo el título de “Soldado de aquella guerra”, Una para mí muy grata noticia porque significaba que Álvaro Taño había realizado si no su sueño sí una de sus más caras aspiraciones.

Cuando, como de costumbre, lo visité, esta vez en compañía de Chepina, nos regaló un ejemplar y nos lo dedicó,

En las páginas finales de “Soldado de aquella guerra” aparece, además de la foto de Taño, un muy resumido perfil biográfico suyo:

Según en parte puede verse en la contraportada del libro,

la acción de la novela, basada en un hecho real, transcurre en Moca, un pequeño pueblo de República Dominicana al que, después de pasar por otros países de Hispanoamérica, llegó un muchacho vecino de El Paso a quien Taño llama Flores.

Me propuse que en el vuelo de regreso a Venezuela leería “Soldado de aquella guerra”, y a poco de despegar el avión desde el aeropuerto de Los Rodeos (La Laguna de Tenerife) comencé la lectura.

Cuando en la trama de la novela apareció una tal Dra. Tolosa, médico, y Taño no sólo la describe como inteligente, atractiva y sensual, sino que cuenta que Flores, el protagonista de la novela, apenas vio a la Tolosa, y como en una suerte de flechazo, se había sentido atraído por ella, por su cuerpo, su voz, su cadencia al caminar, etc., me dije que esos dos llegarían a algo que permitiría que Taño se explayara dando a los lectores algo de las andanzas del Marqués de Bradomín, encarnado en Flores, y narradas al estilo de “Trópico de Cáncer”. Así que interrumpí la lectura de la novela para disfrutar de ese seguro episodio en ambiente más apropiado que el de un avión en vuelo.

Pocos días después, y ya en mi casa, en Caracas, la retomé, y pronto la ilusión mantenida por esos pocos días se tornó en ira, pues encontré que la Dra. Tolosa se las arregló para convencer a Flores de que debía ir a Ciudad Trujillo; para que en ese viaje fueran los dos solos y en el auto de Flores; para que, una vez allí, tuvieran que pernoctar; para que fuera Flores quien escogiera en el hotel la habitación o habitaciones donde pernoctarían,… y él escogió una doble, no dos sencillas.

Al llegar aquí me dije: “La mesa está servida ¡Ahora viene la expresión del Taño erótico!”. Y seguí leyendo entusiasmado.

La pareja salió a pasear y, de regreso al hotel, al traspasar la puerta de la habitación, la Tolosa le dijo a Flores: “Yo en estas ocasiones me vuelvo del todo una mujer primitiva”.

Ante tal por demás sugerente declaración, me dispuse a disfrutar de los para mí inminentes e inevitables efluvios verbales que acerca de lo erótico caracterizaron a mi amigo Taño de finales de los 50, preguntándome cómo se las arreglaría para que encajaran en el comedimiento que la novela requería.

Iluso yo, pues con esa frase de la Tolosa terminó todo lo relativo al relato de pasión que palpé y aseguré que vendría tras ese encuentro, Taño lo liquidó con esa frase de la “mujer primitiva” puesta al final de un párrafo que ni siquiera termina con puntos suspensivos —como para invitar al lector a que le añada lo que quiera—, ni con un punto final y cambio de página, ni con punto final y capítulo nuevo. No, ¡el párrafo termina con un vulgar punto y aparte! Y el nuevo párrafo, pegado al anterior, comienza con un decepcionante “Amanece un día espléndido,…” que me dejó boquiabierto.

¡Qué frustración! Preguntándome iracundo qué diablos le ha pasado al Taño de nuestros tiempos, lancé la novela por los aires mientras dedicaba a su autor unas palabras no aptas para reproducirlas aquí.

Después de un mes, ya más tranquilo, decidí que, por consideración al amigo, tenía yo que terminar de leer su novela, y así lo hice.

Apenas días después de la castrante no-narración del encuentro en el hotel, la Tolosa se fue de Moca —el pueblo donde habitaba Flores y donde ella había abierto su consultorio—, y su corto paso por la novela me hace pensar que el personaje de la Dra. Tolosa, aparte de para poner un toque de erotismo en el relato, fue creado sólo para que ella, con su autorizada opinión médica, expresara la teoría del propio Taño acerca de la extraña actitud de Flores con respecto a sus padres.

El que la frustración por la falta del elemento erótico que era de esperar me hubiera hecho recordar cómo era el Taño de finales de los 50, trajo a mi memoria muchas anécdotas vividas con él, y también un poema que, para hacerle una broma por la depresión en que se sumió cuando hubo de quedarse solo en Santa Cruz de Tenerife en diciembre de 1960, le compuse ese mismo mes.

Pero eso será tema del próximo capítulo.

10 comentarios sobre “[*ElPaso}– «Soldado de aquella guerra». Su autor y yo (1/2)

  1. Pues yo me he fijado en una frase profunda de la doctora Tolosa (sexo aparte) cuando Flores le propone que habría que aclarar qué se entiende por vivir intensamente: «CONSIDERO QUE SE TRATA DE APROVECHAR TODA LA FELICIDAD QUE PUEDAN ENCERRAR CIERTOS INSTANTES»… que además encaja bien con tu nueva reflexión de lo que es más importante en la vida y que aplica a todas nuestras acciones y actitudes para aprovechar el presente que es lo más cierto que tenemos y que no se puede desperdiciar intentando atropellar el futuro tras una quimera o unas posibles realizaciones a largo o medio plazo, porque el futuro es ya.

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  2. Cuando la Dra. Tolosa habla, habla Álvaro Taño. En este caso, la aprovecha para expresar algo que, como bien dices, es muy cierto.

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  3. Respecto a lo comentado del contenido y desarrollo de la novela cada uno hará su juicio de valor. Respecto a la implicación de lo personal y la vida del autor, creo que deja mucho que desear las reflexiones y un profundo desconocimiento del autor en sí. Para todos aquellos que onozcan al autor y lean la descripción que desde padronel se hace del mismo jamás lo identificarían con esa persona….una pregunta, ¿conoce el autor estas aportaciones que su amigo ha hecho desde este lugar de internet? no sé si pensaría lo mismo y tendría algo en lo que discrepar.

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  4. ¿De qué modo podría otra persona saber a ciencia cierta cómo era el autor que yo conocí en los tiempos a que me refiero en mi artículo?

    Lo que de él digo lo sabemos él y yo, y algunos de los hechos ya él no los recuerda, como el de la biografía que tuvo destino higiénico.

    Ese Álvaro que describo era así, y todo lo que de él digo es cierto y no es malo. Ignoro si Álvaro ha leído o no este par de artículos acerca de su novela y su persona, pero si lo ha hecho, no creo que tenga base para afirmar lo que usted, escudándose tras un anonimato, sugiere.

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  5. En principio no pensaba contestar al comentario de un comunicante anónimo, que no da la cara para que no le puedan rebatir. En primer lugar entiende muy poco o nada de literatura y figuración y «novelación». Los hechos históricos en los que se funda la novela están bien claros. Yo no conozco a Taño tanto como Carlos Padrón, ni creo que lo conozcan tanto muchos de los que se dicen amigos suyos porque, entre otras cosas, es bastante reservado.

    Cuando algún buen amigo o familiar dice algo de mí, tanto si es bueno como si es malo, confieso que me hace cambiar algo la idea que tenía de mí mismo y pienso que mi realidad no es como yo la veo sino como los otros me ven. Adolfo/Álvaro está casado con una parienta mía, y a los dos los aprecio mucho y creo que los dos habrán podido disfrutar con los comentarios y apreciaciones de Carlos.

    Y ya me he extendido mucho en contestar a un anónimo que, por otra parte, no tiene ningún valor como referencia. Los anónimos son exponente de cobardía y no deben ser leídos, salvo para censurarlos. Máxime cuando se trata de un blog selecto, en el que todos escribimos a cara descubierta.

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  6. Desde un punto de vista literario, voy a dar mi opinión sobre el libro » Soldado de aquella guerra» , del que es autor el Sr. Taño Perera.

    Creo que, por su técnica, se trata de una novela engañosa. Aparentemente sencilla, introduce el monólogo interior de resonancias joycianas, que da a los lectores la posibilidad de conocer el mundo interior del personaje principal sobre todo. Por otra parte, es fácil observar el manejoenvolvente del tiempo. No se trata de una narración lineal. El tiempo no se refleja mostrando los sucesos por el orden de lo acaecido; no va sólo del año 1955 a 1961, sino que, de forma envolvente, nos lleva a hechos anteriores y contemporáneos a nuestra guerra civil. Aprovecha también el autor la ocasión para mostrar a personajes auténticos, que él debió de conocer, y que tienen vida en el libro: Josefa Semeca( que vivía en el camino de las piteras) , el dentista del pueblo( hombre bueno y generoso),el doctor Jiménez, de gesto adusto y buen corazón, comprometido con la política del momento,Jerónimo, que vive actualmente en el barrio de » Los dominicanos». Y algunos más.Y a pesar de las miradas retrospectivas, dirigidas a la historia reciente de su pueblo, el escritor pone en presente de indicativo todo lo que al protagonista le ocurre en República Dominicana, logrando con ello el mayor acercamiento a lo que se narra. Y no se inventa Taño Perera, claro está , esta técnica. Parte de W. Faulkner y llega hasta nuestros días con el escritor peruano, Mario Vargas Llosa.

    El autor fue consciente de lo que escribió, puesto que las flautas no suenan por casualidad. Logró un libro cuyo valor ha sido reconocido y, en consecuencia su difusión está asegurada. Estoy enterado de que en las librerías de su pueblo se ha agotado el libo muchas veces, con el gozo y asombro de los libreros.

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  7. Saludos desde El Paso, La Palma. Reciba mis felicitaciones por su blog. Por facilitarnos el conocimiento de rinconcitos de su historia. Por sus fotos. Por sus canciones…
    Aquí estamos empeñados en tirar hacia adelante con la comunidad de familias con descendencia escolarizada. Y de la mano de D. Álvaro nos encontramos con usted. Saludos

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  8. Muchas gracias por las felicitaciones, y espero que salgan adelante en ese proyecto y en cualquier otro. Me gustaría saber quién me escribe, y si el mencionado D. Álvaro es Álvaro Taño.

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  9. Le escribe un ciudadano de El Paso, creo que algo más joven que usted. Que está haciendo sus pinitos por la web, para utilizarla como herramienta de comunicación entre la Comunidad Escolar del Instituto de Educación Secundaria de El Paso. Que mientras preparaba un comentario sobre la presentación del libro «Soldado de aquella guerra» en el IES por su autor, Adolfo Taño Perera, apareció su blog repleto de curiosos contenidos.
    Le invito a visitar mi blog: http://santanamillares.blogspot.com/

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  10. Gracias por la pronta respuesta.

    Para ser más joven que yo no hay que esforzarse mucho. Efectivamente, en dos entegas publiqué algo sobre «Soldado de aquella guerra», pues Álvaro, amigo de siempre y pariente lejano mío, tuvo la delicadeza de regalarnos, a mí mujer y a mí, un ejemplar, y nos lo dedicó. En el vuelo de regreso a Caracas lo leí.

    Me paseé por su blog y comprobé que ha pasado mucho tiempo desde que dejé mi querido El Paso, pues salvo a Edita, que la vi en una foto, no conocí a nadie más. Mis felicitciones, y siga con su blog que ayudará a mantener en contacto a mucha gente, al tiempo que dará conocer hechos de nuestro querido pueblo.

    Me llamó la atención que al hablar de Nati y Rafa menciona la pasión, no sé de cuál de los dos, por la ilustración de libros infantiles, y ocurre que mi hija mayor se dedica a eso. Éste es su blog: http://www.lovetoillustrate.blogspot.com/

    ¿Será que el arte innato de El Paso buscó ahora ese cauce?

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